019

150 19 3
                                    

Los siseos de dolor de Juani llenaban el pequeño cuarto de baño mientras que Mateo tiraba agua oxigenada en sus nudillos, pasando un algodón por encima de estos.

- ¿Podés callarte un poco? - Dijo Mateo, harto de sus lloriqueos.

- Pensé que nos estábamos llevando bien. - Dijo Juani, mirando como el pelirrojo le ponía curitas en sus heridas de la mano.

- Que te esté curando lo que te hiciste por defenderme no significa que nos llevemos bien. Estoy siendo cordial. Sigo enojado con vos. - No lo mira, solo sigue con lo que está haciendo.

- A mi también me gustan los chicos. - Soltó Juani de la nada, haciendo que Mateo lo mire.

- ¿Entonces porque me trataste así? - Contestó el menor, refiriéndose a los sucedido en los vestuarios de educación física.

- Porque... Matías nos carcamía la cabeza. Tenía bastante homofobia internalizada, nos destrataba mucho. A mí ya me tenía harto. - Suspiró, intentando bajar la cabeza, pero Mateo se la levanta para curar sus heridas del rostro. - No es justificación para lo que te dije... Perdón, de verdad.

Mateo siguió curando las heridas de su rostro mientras piensa en sus palabras, finalmente suspiró, reflexionando en lo que su mejor amigo le había dicho antes.

- No hay enemigos en la secundaria. Te perdono, yo tampoco fuí el más amable con vos. - Sonrió de costado, y su sonrojo abundó cuando ve que Juani emboza una gran sonrisa.

- ¿Ya te puedo decir Matu? - Preguntó con inocencia, haciendo que Mateo suelte una risita.

- Nadie me dice así.

- Me gustaría ser el primero. - Su sonrisa no se iba, incluso entre el dolor del contacto entre el agua oxigenada y sus heridas.

- Me podés decir Matu, Juani. - Ante la aprobación del apodo y la utilización del suyo, la sonrisa de Juani pareció aumentar aún más. - Ya estás creo, ¿Te duele algo más?

- Creo que no, puede ser que el alcohol haga que no me dé cuenta ahora. - Se mira las heridas cubiertas de curitas en el espejo antes de volver su mirada al pelirrojo. - ¿Haces algo mañana?

- Seguro dormir y hacer la tarea para el lunes, o pedirle a Manu que me ayude a estudiar para Historia. - Mateo empezaba a guardar los objetos del botiquín en la alacena del baño, bajo la atenta mirada de Caruso.

- Si querés... Tengo las pruebas de algunas amigas que tuvieron las mismas pruebas que vos. Me podés pasar tu número y te puedo mandar foto, el profe muchas veces usa las mismas pruebas. - Insinuó el rizado, pero fue bastante evidente que fue un intento de conseguir su número.

Mateo ríe por esto y le arrebata el celular que tenía Juani en las manos, tipeando su número en nuevo contacto y agendandose a si mismo como "Matu 🤍". En lo que le devolvía el celular a un Juani con una sonrisa de oreja a oreja, Lucía abrió la puerta, se veía desarreglada, con el labial corrido y la ropa arrugada.

- Tute... Este... Nos estamos yendo, nos lleva uno de los amigos de Jero, el hermano de Martina, que tiene camioneta.

Mateo suspiró ante lo dicho por su amiga y asintió, dejando que está se vaya. Vuelve a chequear las heridas del chico, ya de pie ambos antes de amagar a salir. No lo logró, ya que Juani agarró su brazo, apegandolo a él en un abrazo cálido e inesperado.

- Nos vemos el lunes... - Habló cerca de su oído, poniendo evidentemente nervioso a Mateo, quien asintió con la cabeza antes de separarse y básicamente huir.

Mateo, al salir del baño, observó en la habitación un tierno beso de despedida por parte de Pipe a Lucía. Inconscientemente sonrió enternecido, sabiendo que el cambio no solo había venido por parte de Juani, sino que por el resto al parecer también.

La camioneta era muy grande, teniendo tres filas de asientos, más el baúl. En el asiento del conductor estaba Agustín, a su lado Felipe, en la primera fila estaban Jerónimo en la ventana, en su hombro reposaba Manuel, y en el regazo de este, Martina. Al fondo iban Lucía junto con Mateo, este último siendo la almohada de la castaña.

Jerónimo cargaba a Manuel profundamente dormido, mientras que Martina caminaba tambaleante, siendo sostenida por Mateo y Lucía al bajar y acercarse a su casa. Agarraron la llave de esta y entraron lo más silenciosamente que podían. Manuel, en el iterin, se despertó, pero aún se quiso quedar entre los brazos de Jerónimo. Cuando este lo bajó, soltó una pequeña queja, pero sonrió cuando recibió un beso en la mejilla como despedida.

Los cuatro subieron a la habitación de Martina, al entrar, se acercaron rápido a Santina, quien sollozaba en su cama.

- Vamos, dale, vamos a sacarte el maquillaje. - Incitó Manuel, haciendo que ella se siente, aún llorando. El rizado fue abrazado por su amiga, a lo que él comenzó a acariciar su cabello.

Isabella fue rápido a buscar agua micelar, y volvió con esta y con varios algodones. Nahiara lo tomó y comenzó a pasar el algodón mojado por el rostro de la chica, mientras Lucía tomaba su mano y la acariciaba, tratando de calmarla. Francisca se apoyó en el regazo de Santina y Martina le acaricio una pierna, Mateo dejaba caricias en su cabello. Lentamente el llanto de Santina se fue disipando, acomodándose en Manuel para dormir un poco. Luego de que Nahi desmaquilló a todos, se acomodaron en la gran cama de Martina: Santina abrazada a Manuel en la esquina, Nahi debajo del brazo de este y Lucía abrazando por detrás a esta última. En el colchón del suelo dormían Martina entre Isabella y Francisca, y en el rincón del colchón, estaba Mateo.

Durmieron largas horas hasta que la tarde llego, y el día se basó en comer delivery con golosinas y descansar, tratando de distraer a Santina de cualquier angustia que se asomase.

gorgeous ♟️; Juani Caruso / male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora