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El brazo derecho de Esteban estaba alrededor de la espalda de Isabella, las piernas de esta estaban apoyadas sobre el regazo ajeno y eran sujetadas por su brazo izquierdo, dejando pequeñas caricias en sus muslos mientras ella reposaba, dormida, en su hombro.

Enzo, mientras comían sus hamburguesas con Francisca, pidieron dos más para darles a quienes dormían en el auto. La mano de Enzo nunca salió de la pierna de la chica, dejando dulces caricias y dibujando patrones mimosos.

La luz cada vez se asomaba más por los vidrios, Esteban admiraba el dorado del sol bañando el rostro de la chica entre sus brazos, Enzo miraba con ojos brillantes a Francisca observar el amanecer.

- ¿Vos pensas que cuando termine la secundaria vas a seguir viéndome? - Pregunta Enzo, haciendo un bollo el papel que envolvía la hamburguesa vegetariana y metiéndolo en el cartón de las papas.

- ¿Te preocupa eso? - Francisca aún estaba a mitad de su hamburguesa.

Él se alza un poco de hombros. - No lo pienso tanto. Pero cuando lo pienso... Sí me preocupa. No me gustaría que nos separemos cuando termines.

- No va a pasar, mamerto. - Enzo ríe por el insulto. - Isa está re loca, pero concuerdo con lo que dice. Sos todo lo que busco en una persona, dejarte sería una estupidez. Yo me preocupo porque vos me dejes.

- ¿Yo? ¿A ti?

- No hables en neutro, boludon, me haces reir. - Por su comentario, se ganó un empujón del moreno.

- Es uruguayo, dejame. - Replica. La chica apoya su cabeza en su hombro, acurrucándose en él.

Por el lado de Esteban, miraba a la ventana mientras por la radio sonaba "Muchacha (Ojos de Papel)" de Almendra, por el reflejo del vidrio podría ver el rostro de la chica entre sus brazos descansar, le gustaba ser él quien pudiese conciliar su sueño y tenerla adherida a él, tal y como él necesitaba.

"Y no hables más muchacha, corazón de tiza".

Esteban la sintió removerse y unio sus frentes con mimo, frotando sus narices con cuidado, buscando despertarla de la forma más tranquila posible. Adornó su rostro con pequeños besos, pero todo parecía lograr que ella descanse más. Un gruñido bajo salió de ella, acomodándose más en él.

- Isa, dale, ya están viniendo Enzo con Fran. - Avisó él, en tono bajo, aún frotando su nariz con la chica.

- No. - Arrugó la nariz, frunciendo su ceño.

- Dale. - Rió un poco el mayor, mimando sus mejillas con una de sus manos.

- Kuku, no. - Ella trató de removerse. Esteban sabe que es inútil seguir insistiendo, la acomoda a horcajadas de él permitiendole descansar sobre él.

- ¿Estás más cómoda ahí? - Pregunta el hombre, a lo que recibe un sonido de asentimiento por parte de ella.

Sus manos comienzan a acariciar su espalda abierta por el vestido, a dibujar figuras en su piel y a dar ligeros masajes. La respiración tranquila de ella, señal de su somnolismo, no tardó en llegar.

Enzo, desde afuera, noto que Isabella seguía dormida, por ende, entraron silenciosamente, dejando las hamburguesas en el asiento trasero.

El viaje fue un amanecer envuelto con canciones de Spinetta, Charly, Fito y Cerati, todas canciones tranquilas, un ambiente tranquilo. Esteban miraba por la ventana, mientras sus manos seguían acariciando el cuerpo de Isabella. Enzo acariciaba la pierna de Francisca, quien le pasaba mates de vez en cuando, a la par de que manejaba.

La casa de Martina apareció antes de lo esperado, Esteban finalmente logró despertar a la chica a la par de que los otros dos bajaban del auto.

- Llegamos, nena. - Advierte el castaño, haciendo que la chica finalmente se enderece en el regazo.

- Ay, dios, tengo todo el rimmel corrido seguro, la puta madre. - Ríe un poco ella, ganándose pequeños besos por parte de Esteban.

- Estás hermosa. - Habla él, en murmuro sobre sus labios. - Nos vemos el lunes, ¿Si? No bajo para que no me vea la mamá de Martina, y seguro Enzo se suba, las miramos hasta que se vayan.

Ella asiente, uniendo sus labios en un breve beso previo al descenso del auto de Isabella, quien era esperada por Francesca con la bolsa de comida en la mano.

- Nos vemos, chiquita. - Enzo deja un rápido beso en los labios de Francisca y le da una pequeña caricia en la mejilla, antes de subirse al auto de nuevo.

Francisca toca el timbre, Isabella ríe al ver las mejillas sonrojadas de esta por el apodo que había utilizado, pero debía disimular. Apenas la puerta se abre, escuchan el auto arrancar e irse, siendo recibidas por la madre de Martina. Al preguntar quién las trajo, inventaron la rápida mentira de que pidieron un Cabify. La madre permitió que ambas suban, encontrándose con Nahiara, ya vestida con un pijama, sentada al lado de Santina dormida.

- ¿Quien las trajo? - Cuestiona la castaña cuando ve a ambas llegar.

- Esteban y Enzo. - Dicen ellas, Nahi sonríe en shock y ellas asienten, entendiendo su reacción.

No faltó la hora entera en la cual ellas se sentaron a hablar sobre todo lo que había pasado, teniendo cuidado de no despertar a Santina.

gorgeous ♟️; Juani Caruso / male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora