Su nueva debilidad

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Un jueves por la noche, Manny regresó a su hogar, exhausto después de un largo día de trabajo. Al entrar a su habitación, encontró a su preciosa esposa Gina recostada en la cama, jugando con su preciosa bebé Rosie, quien se encontraba acostada. Manny se acercó emocionado y, mientras se arrodillaba en la orilla de su lado de la cama, comenzó a llamar a su pequeñita con cariñosas frases.

- ¡Hola mi amor! ¡Hola mi vida! ¿Cómo está la princesita más hermosa del mundo?

La pequeña escuchó las palabras de su papá y se quedó inmóvil. Abrió sus ojitos lo más que pudo. A pesar de que podía oírlo, no sabía de dónde venía su voz. Lo único que veía era a su mami.

- ¿Quién es, mi amor? ¿Quién te está llamando? - le preguntaba Gina con una sonrisa y una expresión juguetona en su rostro, siguiendo el juego de Manny y animando a su hija a voltearse para verlo.

- Mi amor soy yo, soy tu papá. Hoy te extrañé mucho, mi amor. Tuve mucho trabajo y sólo pensé en llegar aquí a casita para verte. ¿No me vas a saludar, bebé? ¿Ya no me quieres más? - continuó Manny, hablando con una voz melosa y persistiendo con alegría.

Después de varios intentos, Rosie finalmente logró girar su cabecita para poder mirar hacia el otro lado de la cama, y su rostro se iluminó al ver a su papá. La pequeña le dedicó una hermosa risita y comenzó a mover sus piernitas, demostrando lo contenta que estaba.

- ¡Ahí está mi princesa! - dijo Manny con alegría, para luego acercarla con cuidado hacia él. Manny no pudo contener su felicidad y le dedicó besitos en su pancita y sus gordas mejillas, expresándole todo su amor.- Te amo mucho, mi vida - le dijo mientras le seguía repartiendo besitos.

Gina, observando la escena, se sintió enternecida al ver la transformación de Manny, recordando sus días como mujeriego.

- Todavía sigo sin poder creérmelo. ¿Cómo puede ser que Manolo Ribera, el hombre que alguna vez se enforzaba por conquistar a cada mujer bonita que veía caminar por su lado, hace unos momentos estaba de rodillas suplicando por la atención de una pequeña bebé? - preguntó de repente Gina en tono de broma.

- Es que ella no es una bebé cualquiera, mi amor. Ella es mi princesita, la más bella del mundo. Recibir sus atenciones es todo un honor para mí - le respondió Manny con una sonrisa. Luego de pensarlo un momento, agregó:

- No sé que sería de mi vida ahora si no hubiera acompañado a Tony esa vez que me hizo conducir hasta tu casa porque quería volver a encontrarse contigo y tu madre.

- Yo creo que si lo sé. Tal vez, si no nos hubieramos conocido, tu vivirías más felíz y relajado al saber que tu amigo Tony no te amenaza cada cinco minutos con matarte si no haces felíz a su querida hermanita, y no te está apuntando con un arma, listo para disparar es caso de que cometas un error. - planteó Gina con un toque de humor.

Ambos no pudieron evitar reírse, para luego darse un dulce beso en los labios. Habían superado muchos obstáculos para consolidar su relación, y ahora solo les quedaba disfrutar de su amor. Y su alegría incrementaba cada vez que veían a su preciosa hija, la prueba viviente de que al final todos sus esfuerzos tuvieron su recompensa.

Manny, completamente entregado a su papel de padre, demostraba que el amor paternal superaba cualquier otra atracción superficial. La familia Ribera disfrutaba de esos momentos llenos de ternura y felicidad en su hogar, debido a que era lo que tanto habían anhelado.

Scarface - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora