Bisexual panic

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Debido a que la niñera de la mansión ya no se encontraba en las mejores condiciones de salud para continuar con su trabajo y debido a su avanzada edad, Tony Montana, con mucho pesar, había tomado la decisión de despedirla. Por el contrario, había decidido contratar a Julia, una joven de 25 años, para cuidar a su preciosa hija Vivian, debido a que él y Elvira tenían una importante reunión de negocios a la que debían asistir.

Al día siguiente, cuando la joven llegó a la mansión, Tony la recibió con gusto. Era una mujer alta, con cabello oscuro, ojos marrones y piel blanca. Ambos se saludaron con cordialidad, y lo primero que hizo Tony fue asegurarle de que esta sería solo una prueba: si Julia demostraba en esa noche que podía ser capaz de cuidar de forma excelente a su princesa, se quedaría con el trabajo a tiempo completo, y recibiría una generosa paga por sus servicios. Luego de habérserlo aclarado, Tony decidió dejarla a solas con Elvira, pues ahora era momento de que ambas hablaran.

Durante toda la tarde, Elvira se dedicó a explicarle detalladamente las indicaciones y cuidados especiales que Vivian requería: dónde se encontraba su habitación, qué podía darle de comer si tenía hambre y cuánta cantidad debía ser, cuáles eran sus juegos y juguetes preferidos, la mejor manera de calmarla si esta se ponía a llorar y su hora de ir a dormir fueron sólo algunas de estas indicaciones, de las cuales Julia asimiló cada palabra.

- No se preocupe, señora Montana. Me comprometo a cuidar de su bebé con mucho esfuerzo. Le prometo que no se arrepentirá de haberme escogido - le aseguró Julia, tratando de calmar a la mujer.

- Muchas gracias, linda - agradeció Elvira, soltando un suspiro. - Perdón si es que estoy exagerando, pero es que estaba muy acostumbrada a los cuidados de la anterior niñera. Ahora que ella se fue, quiero que tu también estés lo suficientemente preparada para cuidar a mi niña - le explicó Elvira.

Al finalizar con las indicaciones, Elvira le dió permiso para ir a la habitación de la niña y empezar a conocerla, mientras que ella se tuvo que retirar a su propia habitación para comenzar a alistarse. Al entrar cuidadosamente al cuarto de Vivian, Julia la encontró jugando con un xilófono de juguete en el suelo en compañía de una de las mucamas, y quedó inmediatamente encantada con ella: era una niña muy pequeñita y preciosa. Era idéntica a su madre, con su cabello rubio y ojos claros, además de lucir un bonito vestido amarillo y medias blancas que la hacían lucir adorable. Julia saludó con gusto a la mucama y le dijo que podía retirarse, pues ahora era su trabajo cuidar a la bebé. La mucama obedeció y salió de la habitación, haciendo que Julia y Vivian se queden solas. Al principio, Vivian se mostró un poco tímida, pues no la había visto nunca. Pero a medida que Julia jugaba con ella y le hablaba con una voz dulce y calmada, esa timidez se disipó para dar paso a la alegría, la confianza y las risas.

Más tarde, un poco antes de que cayera la noche y sus nuevos jefes tuvieran que retirarse, Julia se encontraba jugando con Vivian y sus peluches en la espaciosa sala de estar de la mansión. Sin embargo, sus ojos se desviaron por un instante hacia las elegantes escaleras, y en ese momento, su aliento se quedó atrapado en su garganta al ver a la deslumbrante pareja Montana descendiendo por las mismas. Elvira, con su hermoso cabello rubio suelto y maquillaje sencillo, lucía impecable en un traje blanco y tacones a juego; mientras que Tony irradiaba elegancia y determinación con su camisa negra y traje gris. Ambos, con sus anteojos de sol puestos, llevaban consigo una aura de poder y distinción.

La pareja entonces se acercó a ambas. La pequeña, al verlos, esbozo una bonita sonrisa y levantó sus manitos hacia ellos, así que Elvira, entre risas y entendiendo lo que debía hacer, la tomó en brazos, y los dos comenzaron a besarle sus mejillas, haciéndola reír. Mientras tanto, Julia aún no podía salir de su asombro al verlos. Aún así, intentó ocultar lo más que pudo su nerviosismo.

- Portate muy bien con Julia, mi pequeñita. No le causes problemas y no trates de chantajearla haciendo un berrinche, ¿si, mi amorcito? - le pidió Elvira a su bebé con una sonrisa, a pesar de que ésta no la entendiera.

- Si surge cualquier problema, no dudes en llamarnos. Ya te dejamos los números de teléfono - le aseguró Tony a la niñera.

- Y una vez mas, asegúrate por favor de que no duerma muy tarde - pidió Elvira amablemente. - Volveremos en unas horas. Nos vemos, mi niña preciosa - dijo antes de darle un último besito a Vivian, para ahora sí dejarla en manos de Julia.

- Adiós para ti también, Julia - se despidió Elvira, dándole también un beso en la mejilla y dejándola inmóvil por unos cuántos segundos.

La pareja entonces se dirigió rápidamente hacia la salida, seguidos de Julia con Vivian en brazos. Antes de entrar al auto, Elvira le lanzó un besito al aire a su niña, quien respondió con una risita agitando su manito con torpeza hacia ella. Julia también se despidió con un movimiento de su mano, viendo cómo la pareja se montaba en su cadillac y luego conducía hacia la salida de la residencia.

Una vez que estuvieron solas de nuevo en el interior de la mansión, Julia se encontró a sí misma sonrojada y con las mejillas ardiendo, con un millón de pensamientos surcando por su mente. En tan solo un día, se dió cuenta de lo mucho que le gustaban los hombres, pero también se sorprendió al descubrir que, de alguna manera, también le atraían las mujeres. Al ver a Tony por primera vez, ella se sintió inmediatamente atraída a él. Su atractivo era innegable, y esa cicatríz que surcaba su mejilla solo lo hacía ver todavía más sexy. Sin embargo y a pesar de que había visto a Elvira y había hablado con ella unas horas antes, por alguna razón, al verla tan arreglada y con ese porte tan elegante, no pudo evitar sentir cómo su corazón latía más fuerte que nunca y se formaba un nudo en su estómago. Y ese beso tan suave que le dió en su mejilla solo acabó por confirmar sus sentimientos: sus nuevos jefes, con tan solo aparecer por un momento y tener con ella un pequeño intercambio de palabras, la habían puesto muy nerviosa... y muy caliente.

La experiencia de cuidar a Vivian y ver a la deslumbrante pareja Montana la había hecho reflexionar sobre su propia sexualidad y despertó nuevas emociones en su interior. Sin embargo, este no era el momento de pensar en eso, pues tenía a alguien mucho más importante en quien pensar ahora. Para pensar en la pareja Montana, ya tendría su propio momento: en su habitación, por la madrugada y a solas.

- Bueno pequeñita, mejor vayamos a tu habitación a seguir jugando un poco más antes de cenar, ¿te parece? - le preguntó con ternura a Vivian mientras la cargaba en sus brazos, tratando de concentrarse.

Decidiendo dejar de lado sus pensamientos por el momento, se centró en brindarle a Vivian toda su atención y cuidado, prometiendo proteger y amar a la pequeña como si fuera su propia hija.

Mientras subía las escaleras con la niña en brazos para llegar a su cuarto, con determinación, Julia enfrentó su propia verdad mientras se disponía a cuidar del tesoro más preciado de los Montana.

Scarface - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora