Una tarde, la pequeña Vivian se encontraba jugando con sus peluches en su habitación.
Sus peluches favoritos estaban sentados sobre unas sillitas alrededor de una mesita, simulando así ser los comensales de un elegante restaurante. Con mucho cuidado, Vivian servía "té" en las tacitas de cada uno de ellos.
- Aquí tienen, amiguitos. Que lo disfruten - les dijo ella alegremente, con la voz más refinada que podía dar.
Sin embargo, su momento de juegos fue interrumpido por la llegada de sus padres. Tony y Elvira entraron de repente a la habitación, con rostros de preocupación que la pequeña no supo identificar a simple vista.
- ¡Mami! ¡Papi! - saltó de alegría la niña.
- ¿Vinieron a jugar conmigo?- Hola, mi amor - la saludó Tony con una débil sonrisa. - Antes de eso, tenemos que hablar contigo de algo muy importante, pequeña.
- ¿Que pasó? ¿Hice algo malo? ¿Me porté mal? - preguntó Vivian, algo asustada.
- No, no, bebé. Tu no hiciste nada malo - le aclaró Elvira, mientras se arrodillaba a su lado y con una mano le acariciaba su cabello.
- Cariño, lo que queremos decirte es que... - comenzó Tony con un tono nervioso en su voz - de ahora en adelante... ya no voy a poder comprarte tantos peluches ni vestidos.
- ¡¿Qué?! - gritó Vivian con una expresión de asombro, para luego pasar a una de tristeza. - ¡¿Por qué, papi?!
- Es que ya tienes muchos, amor - intervino Elvira. Los labios de la niña comenzaron a tiritar, iniciando así su llanto. - Tranquila, bebé. No llores, mi amor - la abrazó Elvira para tratar de tranquilizarla.
Tony, por su parte, no podía evitar sentirse culpable. No le gustaba para nada ver a su princesa llorar, pero sabía que su reacción a lo que acababan de decirle era inevitable. Unos minutos después, y luego de varios mimos de parte de su mami, Vivian logró calmarse, aunque aún seguía sollozando, con la respiración entrecortada y rastros de lágrimas adornando su rostro.
- Vivi, tu mami y yo no hacemos esto porque ya no te amemos mas. Al contrario, queremos enseñarte a valorar y disfrutar de lo que ya tienes y...
- ...Y te prometemos que cuando tus vestidos ya no te queden y tus peluches se rompan o se gasten, te regalaremos muchos más. ¿Entiendes, dulzura? - le aclaró Elvira con una dulce voz.
La niña, aunque no terminaba de entender la razón detrás de todo esto, fue tranquilizándose poco a poco. Se limpió sus ojitos, un poco enrojecidos por el llanto, con el dorso de su mano.
- Está bien - respondió ella con una débil voz, aceptando lo que sus padres le impusieron.
Los Montana, al ver que su hija seguía triste, decidieron tratar de animarla.
- Cariño, ¿qué te parece si jugamos un juego contigo? - le preguntó Tony.
- ¡¡Si, si!! ¡¡Si quiero!! - gritó emocionada Vivian mientras daba saltitos. - ¡¡Ustedes van a ser mis clientes en mi restaurante!!
- Está bien, cariño - le dijo Elvira entre risas.
Vivian entonces se dirigió hasta su cocinita de juguete, que se encontraba en un rincón de la habitación. Mientras buscaba en la misma unos pasteles de juguete para sus nuevos comensales, Tony y Elvira se acercaron a la mesita. Como todas las sillitas estaban ocupadas, Tony retiró a un osito panda de su lugar y Elvira hizo lo mismo con un gatito blanco, los colocaron en el piso y se sentaron en sus ahora lugares.
- ¡Papi, mami, no! - se sobresaltaron al escuchar a la pequeña - ¡No se pueden sentar en esos lugares! ¡Ahí estaban sentados mis amiguitos!
- ¿Y qué te parece si mejor mami y yo nos sentamos aquí y tus amiguitos en el piso, cariño? - le preguntó Tony, divertido por la situación.
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Scarface - One Shots
Historia CortaColección de historias cortas que involucran a los personajes del universo de la película "Scarface", estrenada en 1983, dirigida por Brian De Palma y guionizada por Oliver Stone. Las historias no seguirán un orden cronológico, y en ocasiones estará...