Montevideo-uruguay.
8:00am
Grabaciones.Me desperté con mucha energía para trabajar después de que ayer Felipe logrará endulzar un poco mi corazón apagado.
El baño me despertó aún más, salir de mi casa fue como escapar de una cárcel en la que me obligó a estar. Las grabaciones de estás dos semanas han ido bien, por decir que es sorprendente cuánto se ha avanzado en los últimos días.
Mis pasos se acercaban al lugar de destino que me esperaba para llenarme de trabajo una vez más.
Caminé feliz por el lugar recordando cada conversación que Felipe y yo tuvimos el día anterior y sin poder olvidar ese abrazo comenzé a soñar despierta.
Llegué a la habitación que me esperaba para dar inicio a mi día cuando me encontré con la presencia de cierta persona en su silla que parecía estarme esperando ahí.
Mi sonrisa se desvaneció poco a poco al ver a Felipe ahí tan tranquilo, me pareció raro porque nunca estaba temprano en ese lugar.
—¿No ha llegado Sandra?— Entré acomodando mis cosas.
—No, ¿Te sorprendí? llegué temprano — alzó sus hombros esperando un halago.
—Bueno, estuvo muy bien que fueras puntual— Di palmaditas en su cabeza.
Noté cómo se quedó esperando algo más, pero no sabía que quería de mi si ya le dí su cumplido.
—¿Queres salir a caminar? es temprano aún— Se levantó de la silla.
—Mejor te maquillo primero y después salimos a caminar— Lo guíe de nuevo hasta su silla.
—Bueno, si eso querés— Puso cara de perro regañado intentando convencerme.
Rodeé los ojos con risas al ver qué se hacía el ofendido y triste por no querer salir a caminar en ese momento. Hablando en confianza, creo que ahora puedo decir que Felipe me hace sentir segura, incluso llegó a aceptar que atrae la diversión.
El maquillaje soplaba en su rostro, mientras cerraba sus ojos que parecían estar inundados entre pensamientos que no podía escuchar.
De pronto su vista chocó con la mía cuando abrió de golpe sus ojos, está vez me miraba inquieto como si fuera a hacer algo más que solo mirarme, así que en medio de la confusión mi boca soltó lo que sentía.
—¿Por qué me miras así?— La risa nerviosa apareció.
—No lo puedo evitar—
Está vez sus palabras se sintieron diferentes el no hablaba como siempre lo hacía, su voz se torno en un susurro caliente que recorría mi nuca haciendo vibrar mi cabeza.
Sus ojos sin despegarse de los míos me hacían sentir más tonta ante la situación que se hacía presente, mi corazón me decía una cosa que era inaceptable para mí.
—¿qué?— solté en confusión.
—Decime que ya te diste cuenta, Lizeth porfavor—
Sus manos se apoyaron a los costados de la silla para impulsar a su cuerpo hacia mi, provocando que retrocediera al sentir su respiración tan cerca de mí cara.
Mis pasos se inclinaron hacia atrás haciendo chocar mi espalda contra el buró, mientras se acercaba poniendo sus manos a los costado de mí cuerpo.
—¿Estás loco?— Mi boca habló lentamente pensando que jugaba.
—Vos me volvés loco— Retiro un mechón de mí cara.
—Nose que más hacer para que te enteres de lo que me hacés sentir—Nosé que puedo decir para explicar cuántas cosas pasaron por mí cuando escuché cada palabra frente a mí cara.
—Déjame demostrarte lo que puedo darte, Lizeth— Poso si mano en mi cara.
Su tacto era tan necesario para mí que le pediría que dejara su mano ahí para siempre, pero está era la realidad y tenía que confrontarla.
—Eso no es posible, Felipe— dije lentamente con su cara a centímetros de la mía.
La desesperación notoria se plantó en la cara de Felipe en cuanto solté esas palabras, agachó su cara haciéndome sentir que las cosas no debían quedarse sin resolver.
El valor llegó apresurado hacia mi para hacerme actuar antes de que todo esto de fuera en el olvido. En un impulso tomé su cara con mis manos acercando sus labios a los míos para hacerlos chocar después de tanta espera, en ese momento el mundo del exterior se paró al sentir su boca entrelazarse con la mía.
El beso de dulzura se volvió una realidad inesperada que ya hacía frente a ambos, era una mala desición no parar nuestros impulsos pero lo malo aveces tenía un buen sabor.
Un par de golpes en la puerta de la habitación evitó que su mano bajara por mi cintura, pero también hizo separar nuestras bocas en un momento de preocupación al se descubiertos.
No entendí cuál era la diversión de Felipe al momento de verlo y notar esa sonrisa feliz, pero con una cara asustada.
Lo aleje rápidamente antes de que esa persona abriera la puerta, y nuevamente lo guíe a su silla borrando mi gloss de su boca mientras mantenía la compostura arregle mi cara.
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votennn
ni siquiera yo me lo esperaba, 🤷🏻♀️
💋🎀
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My love ·Felipe otaño·
RomanceLizeth se mueve desde España hasta las tierras de Uruguay para poder formar parte de las producciones de LSDLN en temas de maquillaje y ropa al ser una famosa estilista por su gran trabajo.