CAPITULO 9

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Jungkook, 22 años

—¿Mañana es el día? —pregunta Sadie, sabiendo muy bien que lo es.

—Mhm.

Se tumba a mi lado en mi sofá barato de segunda mano, acurrucándose a mi alrededor como un pulpo.

—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, tratando de apartar sus rizos negros y texturizados de mi cara.

—Consolándote —dice ella, como si fuera obvio.

—¿Exprimiendo mis entrañas?

Sadie se ríe, pero se desenreda, enlazando en cambio sólo su brazo con el mío y recostando su cabeza en mi hombro. Su pelo sigue haciéndome cosquillas en la cara.

—Realmente eres gay, ¿eh? —dice, sonando melancólica.

—Te lo dije la primera vez que te conocí —le recuerdo, acariciando su cabeza.

Sadie y yo nos conocimos en una de mis primeras clases, Introducción a la Biología. Me hizo un cumplido sobre mis botas, y cuando abrí la boca para agradecerle, me invitó a salir en el acto. No hay muchos acentos sureños como el mío aquí en Illinois, supongo. Sadie tampoco es la única obsesionada con él, para mi diversión.

No salimos, obviamente, pero se sentó a mi lado ese día y todos los siguientes, y nos hicimos amigos rápidamente. Ahora, vivimos en apartamentos uno al lado del otro. Apartamentos mucho mejores que donde viví la última vez.

Estoy agradecido por Sadie. Ella ha hecho que la vida aquí no sólo sea soportable, sino mucho más agradable de lo que podría haber sido de otro modo. Incluso cuando sólo ocupamos el mismo espacio, es fácil y divertido y reconfortante.

Como ahora, sentados juntos en el sofá, esperando a que termine ese anuncio de pasta de dientes.

—¿Estás listo? —pregunta finalmente, en voz baja.

—No creo que esté nunca preparado para ver a mi mejor amigo caminar hacia el altar —le digo, con las tripas apretadas al pensarlo. Mañana, Seokjin se casará. Y yo soy el tonto que no lo ha superado, ni de lejos.

—Todavía le quieres, ¿verdad?

—Por supuesto.

—Entonces, ¿por qué vas a su boda? —pregunta. Miro a Sadie como si estuviera loca.

—Porque él me lo pidió. A decir verdad, habría ido aunque él no lo hubiera hecho. Sigo siendo su mejor amigo.

—Al que no has visto desde que te fuiste hace dos años —señala. Asiento con la cabeza.

—Ves, no lo entiendo —dice, sacudiéndome ligeramente—. ¿Por qué elegir volver con él ahora, con alguien que te va a hacer daño sin siquiera saberlo?

Suspiro, habiendo dado muchas vueltas a lo mismo en mi cabeza. Quizá sea simplemente un masoquista, pero no importa. Lo mire como lo mire, me veo yendo a esa boda. Exactamente igual que, pase lo que pase, respondo a sus llamadas.

Es simplemente mi Seokjin.

—Siempre le elegiría a él. Una y otra vez, sin importar cómo termine. En cualquier mundo donde haya un Jungkook y un Seokjin, ese Jungkook encontraría a su Seokjin y se enamoraría. Y tal vez esa sea mi historia, ser el que tiene el corazón roto. Tal vez esté bien con eso.

Sadie me parpadea con ojos tristes.

—Te mereces algo mejor —dice, con voz suave. Sacudo la cabeza.

—No hay un hombre mejor para mí.

—Dios, Kook —dice ella, sonando exasperada—. Eres como una tragedia.

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