CAPITULO 28

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Seokjin

—¿Papá? —grita Will, corriendo por la esquina del granero. Se detiene en seco cuando me ve—. ¿Ha vuelto papá? ¿Se queda?

Intento ocultar el rubor de mi cara, pero estoy seguro de que es inútil. Llevo todo el día sonriendo y sonrojándome, pensando en Jungkook y en lo que hicimos anoche. Durante casi toda la noche, de hecho. Una y otra vez.

Dios.

Toso, despejando las imágenes de mi mente.

—Creo que sí —le digo a Will. Él sonríe.

—Entonces, ¿estáis como... juntos ahora? ¿De verdad?

—Eso creo —vuelvo a decir.

Jungkook y yo probablemente deberíamos haber hablado un poco más sobre lo que íbamos a decirle a Will. Pero para ser honesto, creo que se nos olvidó a ambos. Con toda la desnudez y las diversas actividades.

Will pisa fuerte y me lanza una mirada falsa.

—¡Papá, vamos! Ahora no es el momento de vaguedades.

—No tengo mucho que contarte todavía. No lo hemos resuelto todo. 

Levanta las manos en el aire.

—Vosotros dos, lo juro. Dejadlo en mis manos. Si no, tendremos que esperar hasta que tenga treinta años.

Sale del granero en medio de una nube de polvo, y yo me pregunto qué acaba de pasar y qué me espera. Comprobando mi reloj, veo que se acerca el final del día, así que me dirijo al campo de Monty para llevarlo a pasar la noche.

Hago un clic al acercarme y Monty gira la cabeza. Trota hacia mí desde el otro lado del campo, pasando por la puerta que le abrí, y no deja de moverse hasta que me encuentra, poniendo su cabeza sobre mi hombro tan pronto como lo hace.

—Hola, Monty.

Me inclino hacia su abrazo de caballo, y él acepta las caricias que le doy a lo largo del cuello y los hombros. Cuando me doy la vuelta y le doy un suave tirón de la brida a Monty, éste me sigue, pegado a mi talón mientras lo acompaño, charlando todo el tiempo.

—Tengo algunas noticias para ti. Jungkook y yo nos reunimos anoche. 

Monty resopla y su aliento me recorre la oreja. Me río, asintiendo, aunque él no pueda verlo.

—Lo sé, ya era hora, eh. Te lo voy a decir porque sé que no se lo dirás a nadie. —Miro a mi alrededor, asegurándome de que no hay moros en la costa antes de continuar en un susurro—. Estuvo muy bien, carajo. Sé que ha pasado mucho tiempo para mí, pero maldita sea. Hay tantas cosas que quiero probar con ese hombre.

Monty vuelve a resoplar cuando entramos en el granero, perdiendo la ligera brisa.

—Lo sé, probablemente más información de la que necesitabas. Es muy emocionante, eso es todo.

Llevo a Monty a su establo y le doy unas cuantas caricias más mientras bebe un poco de agua.

—Eres un buen oyente, Monty. Te lo agradezco.

—¿Hablando con los caballos otra vez? —pregunta Jungkook.

Doy un salto de medio metro en el aire, agarrándome el pecho.

—Me asustaste —le digo innecesariamente.

—Ya lo veo —responde, y me doy cuenta por su cara de que está haciendo todo lo posible por no reírse.

—¿Has oído todo eso? —Pregunto, cerrando la caseta de Monty y reuniéndome con Jungkook en la entrada del establo.

—No mucho, por desgracia. Sólo un poco sobre algo excitante, y luego tú felicitando al caballo por su capacidad de escuchar.

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