N U E V E

31 6 9
                                    

—Así que ya tienes novio. No te olvidarás de tu bella y espléndida mejor amiga, ¿no? —Camille, quien se ha dedicado a escucharme todo el rato, entrecierra los ojos con recelo y al mismo tiempo toma del pitillo de su bebida, amenazante—. Porque ya pasó una vez.

—Yo soy su mejor amiga, no te hagas ilusiones —murmura Emmy a su lado.

—¿Ah sí? ¿A quién de las dos la conoció durante más tiempo? —dice Camille, mirándose las uñas sin prestarle mucha atención.

—Calidad es mejor que cantidad —Emmy le da un manotazo a Nick, quien pretendía robarle su sándwich. Él la mira con mala cara y vuelve a sentarse con aire cansado, ignorándonos.

Matthew, por supuesto, no vino hoy a clases. Le dijo a Emily que se sentía mal, pero yo sé que no es cierto. Nos encontramos en la cafetería del instituto, en el receso. Y Camille casi me pega por no haber avisado de que me iría de la fiesta el viernes en la noche. De hecho, todos estaban preocupados.

Hoy ya era lunes. Matthew no se apareció ni me escribió. Yo traté de comunicarme con él, pero no contestó. Así que decidí darle espacio. Se ha de sentir tan mal como yo con esta situación.

Después de que Ethan me dejara en la puerta de mi casa, vi las 10 llamadas perdidas que tenía de Camille, Nick y Emmy. Preocupados por mi ausencia. Así que, claramente, tenía que dar explicaciones. Y después de contarles todos los detalles de lo que pasó, su absurda conclusión fue esa.

—Ya, pero soy calidad y cantidad, asúmelo.

—Sí, seguro.

—Las dos son mis mejores amigas. Así como tienen defectos, tienen virtudes que las complementan. Dejen de ser tan pesadas —me encojo de hombros, girando los ojos.

—Yo no tengo ningún defecto —murmura Camille, mirándome como si le hubiera clavado un cuchillo en la espalda.

—Ni yo —le apoya Emmy, haciendo lo mismo que Camille.

—A lo mejor y mi mejor amiga es Emmy y no tú —responde Camille, resentida.

—Y la mía Camille —le sigue Emmy con una mueca de disgusto.

Niego rodando los ojos, cansada. Qué raras eran a veces.

Nick, quien logró robarle por fin el sándwich a Emmy, se acerca a mi lado.

—Déjalas que digan lo que quieran, yo siempre seré el mejor de todos tus amigos —me guiña un ojo—. Y el más apuesto. —Emmy, quien se percata de que se lo ha robado, le da un manotazo por haberle quitado la mitad del sándwich.

—¿No puedes comprarte tus cosas? —le espeta molesta.

—¿Para qué si te tengo a ti, muñeca?

—No me digas así.

—¿Así como, muñeca?

—Suenas a acosador callejero.

—No, yo solo te lo digo a ti.

—¿Pueden parar? Estábamos en porque Ann nos dejó con la preocupación en la boca cuando se largó con su novio.

Todos se callan, pero puedo sentir cómo Emmy y Nick se siguen dando pataditas por debajo de la mesa, los muy pesados.

—Que no es ni novio, Camille. Lo conozco hace muy poco —digo cansada de repetírselo casi diez veces.

—¿Y por qué te fuiste con él?

—Porque es mi amigo. Y necesitaba salir de la fiesta... quería... emm... q-quería... —Aún no les contaba lo del beso con Matthew, pero no quería que lo miraran con mala cara o con lástima. Así que, lo primero que se me ocurrió fue:—Quería mirar las estrellas.

Del Amor Y Otros Desastres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora