T R E S

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—¡Me llamó esmirriada Gus! —Exclame dejando mi móvil en la esquina de mi cama. Mi gato me mira con aburrimiento.

Lo único en lo que habia pensado mientras llegaba a casa después de haber trabajado toda la mañana, fue en que carajos significaba la palabra "esmirriada", por lo que llegué a mi habitación y los busqué en Google.

Flaco, extenuado, consumido. Fue el significado que apareció en cuando le di click a buscar.

Aclaro que fue por la creatividad del insulto que me puse a investigar el significado de este, y mi cara fue de indignación total cuando entendí que quería decirme flacucha.

— ¡Si yo hago 50 sentadillas diarias! — Refunfuñó de nuevo. Gus movió su oreja izquierda como un espasmo—Bueno., vale, son 30 diarias.

Gus Gus  se empieza a lamer la pata mientras me ignora.

—¡Está bien, son 10 por día, pero es porque mis rodillas me truenan ¿Vale?

Finalmente, se levanta de mi cama, da un salto hacia el piso y sale de la habitación, cansado de escucharme.

A veces me preguntó si realmente le importo a mi gato, quiero decir, soy yo quien le da la comida, limpia su arenero y le compra juguetes. No puede odiarme tanto. Tendré que conformarme con que no soy la única a la que trata así.

—¡Baja a cenar!— Grita mi madre desde la planta baja.

—Voy en un segundo.

Recojo mi móvil y lo ponga a cargar, bajando con algo de torpeza las escaleras.

Pongo una mueca de alegría cuando huelo lo que ha cocinado mi madre. Pasta.

—Huele demasiado bien.—Digo mirando como sirve mi plato.

—Pasaba por un restaurante Italiano y me recordó que hace mucho no comíamos pasta.

Las dos nos sentamos en el comedor con nuestra cena lista.

—¿Como estuvo tu día Ann?— Dice muy despreocupada mi madre.

A decir verdad, es algo raro que podamos comer juntas, ya que usualmente trabajo en las noches y ella suele tener doble turno en su trabajo, por ende una cena juntas es un lindo momento con ella.

—Aburrido, como siempre.—Murumuro sorbiendo un fideo.— Aunque, ¿Recuerdas el móvil que...ejem...encontré?

No le iba a decir la verdad, por supuesto que no. Pensará que su hija es una completa psicópata.

—Si, ¿Que pasó? ¿Llamo el dueño?

—Si, bueno, algo así. Le dije que llegara al restaurante y me dio 20 dolares de agradecimiento.

—Pero que persona más amable. ¿Le preguntaste su nombre?

Iba abrir la boca pero la cerré al instante. Ahora que recuerdo, no me dijo nunca su nombre.

—Emmm...aahh.... Si, su nombre es...—Mire rápidamente buscando algo para decir, la envoltura de un papel en el suelo con un nombre: "Ricolino" fue lo primero que se cruzó en mi vista. Pensé rápido—Rick, su nombre es Rick.—Se que es una tontería pero, de todas formas no lo volvería a ver en mi vida ¿No?

—Que gustó.—Dijo tomando de su vaso.

—Si.—Sonreí disimulando.—Y, ¿que tal tu día mamá?

—Oh, ha estado bien. Imagina que llegó una chica con accidente cerebral y su acompañante no paraba de gritar que la salvaramos. Al final del día, la chica vivió, pero si fue algo triste ver lo desesperado que estaba el hombre.

Del Amor Y Otros Desastres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora