D O C E.

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Ethan Nash.

Ver a Ann con el alcohol por arriba me hace preguntarme si esa Ann que me obligó a perdonarle, es la misma que la sobria. La menos temerosa.

Verla en su bikini, su cabello desordenado y sus ojos escrutandome de arriba abajo me produce una sensación de satisfacción.

Admito que su comentario me cayó como patada en los huevos. Más que todo porque se que en el fondo es verdad. Si la extraño.

Extraño la idea de pasarme todas las malditas tardes metido en su habitación. Extraño que me sonría de vuelta cuando le susurraba lo loco que me traía. Extraño esa sensación de tenerla conmigo y creer que el mundo se acabaría ahí. Extraño hasta su olor.

Extraño la idea de la chica perfecta que tenía en mi mente.

Así que por fin pude encontrarte un error Mar.

Aunque le asegurará que, dentro de sus defectos estaba ser ella, eso no le basto.

Aunque le asegurará de que era perfectamente imperfecta, tampoco le basto.

Aunque dedique todos mis pensamientos a quererla y amarla, no basto.

Y eso es precisamente lo que más me jode. Se que no soy perfecto, se que pude haberle dicho más veces que la querían, ¿No fueron suficientes «Te quieros? ¿No fueron suficientes abrazos? ¿Suficientes cartas? ¿Suficientes regalos? ¿No fui suficiente? O por el contrario ¿Fui muy hostigoso? ¿La quise tanto que eso al final la canso? ¿Fui demasiado molesto?

Siempre las dudas en mi cabeza. Desde que ella se fue es lo único que pienso. Me desveló pensando en si fue algo en mi o algo en el exterior.

Ese lunes, cuando hable por primera vez con Camille en el restaurante y pude demostrale mis intensiones con Ann, estaba convencido de poder sacarmela de la cabeza por un fin de semana. O, por al menos una hora.

Así que volví muy contento a mi casa, donde las cosas seguían tensas pero, por alguna extraña razón, me sentí agusto con la idea de ir con Ann. Más que todo porque es una chica con una personalidad única.

Por un lado, si que es una testaruda amargada por la vida, por otro, está aquella chica que se sorprendió cuando le dije que no había visto una película y se puso a verla conmigo.

Eso me hizo sentir cómo no me habia sentido desde que Mar y yo no estábamos juntos.

Me hizo sentir importante.

Ver cómo le brillaban los ojos al hablar de esa película y se emocionaba tanto por contármelo todo, lo intensificó aun más.

Ann, a medida que pasó tiempo con ella,me doy cuenta que tiene mil capas de misterio. He ido observandola desde entonces.

Empezando porque se que le encanta la idea de la vida, le encanta compartir momentos con sus amigos—en especial con Camille—y le emociona demasiado las conexiones profundas. Ella no lo nota para nada, pero cuando le preguntan alguna tontería con una repuesta que a simple vista parece básica, ella esboza una sombra de sonrisa. Lo que me hace sentir bien por ella.

Lo que me lleva a la segunda capa de su personalidad. Es demasiado temerosa. Le da miedo expresarse, o tal vez es vergüenza. Pero no es nada de «me importa una mierda todo». De hecho le afecta, le afecta más que a todos que maten a una mosca. Pero odia demostrarlo.

Del Amor Y Otros Desastres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora