Ya hacia 2 semanas que no le había dirigido la palabra a Hugo. Hoy era viernes, y el domingo era la boda de mis padres. Estábamos mi tía Ana, mi prima Sandra, mi madre, mi abuela, mi prima Eva, Zoe y yo en una tienda de vestidos de boda.
Mi madre llegó con un lindisimo vestido blanco. Era muy largo, palabra de honor, y con encaje. Llevaba algunos detalles con piedrecitas brillantes.
-Dios, mamá, estás preciosa- dije casi llorando. Al momento TODAS comenzamos a llorar.
-Éste, me llevo éste- le dijo mi madre a la dependienta. La dependienta asintió, mi madre se cambió, compramos el vestido y salimos hacia otra tienda para recoger los trajes de damas de honor.
Las damas de honor íbamos a ser: Zoe, Sandra, Eva y yo.
Fuimos a recoger los vestidos, y cuando los trajeron, yo me quedé boquiabierta.Los vestidos eran rojo pasión. Eran de palabra de honor, pero llevaba como una trenza que cubría el hombro izquierdo. En la parte del pecho, llevaba unas pequeñas flores rojas con el centro en plateado. Era precioso, pero solamente lo usaríamos para la ceremonia y para las fotos, cuando fuera el banquete y la fiesta, llevaríamos nuestros propios vestidos. Así lo quería mi madre.
-Vale, os los pongo en bolsas de vestidos y os los lleváis ya- dijo la dependienta embolsando los vestidos.
-Oye, ma, yo todavía no tengo mi vestido para la boda- dijo mi prima Sandra.
-Pues vamos ahora a comprarlo. Luego vamos a vuestra casa a comer- dijo mi tía despidiéndose de mi madre, mi abuela, Zoe y de mi.
...
-Hey, cielo, ¿ya tienes el vestido? Dejame verlo- insistió Leo. Mi madre se lo iba a dejar ver, pero eso no es romántico.
-No, mañana lo verás, Leonardo- dije yo autoritaria pero en broma. Cogí el vestido y lo subí a mi cuarto para meterlo en mi armario y que nadie lo viera. Sentí una respiración detrás mía, y cuando me giré vi a Hugo en bañador.
-Qué bien te quedan esos pantalones, dios. Que lastima que seamos hermanastros- dijo Hugo relamiéndose el labio inferior.
-Mm ¿gracias?- dije confusa. Él se acercó a mi y me metió dentro del vestidor, para luego cerrar las puertas de éste.
-Cuando te he visto con ellos esta mañana, no he podido resistirme a pensar que podía quitártelos- dijo con voz sensual en mi oído. Yo me estremeci. Le aparté.
-Escuchame bien. Que me hayas escrito una carta pidiéndome perdón no significa que te haya perdonado. Lo que me llamaste estuvo muy mal, y no te lo pienso perdonar por nada del mundo. Además, eres un idiota por...- me besó. Me besó apasionadamente.
Nos separamos por falta de aire.
-¿Por qué has hecho eso?- pregunté confusa. Él se apartó y me miró arrogante.
-Para que te callaras. Eres una cotorra, nunca paras de hablar- me respondió. Yo frunci el ceño enfadada.
-Y tu eres un idiota. ¿Piensas que por haberme morreado tienes algún derecho a algo más conmigo? Estás muy equivocado, Hamilton- le dije enfadada.
-Primero no me llames Hamilton. Segundo sé perfectamente que me deseas. Y tercero puedo hacerte lo que quiera, y no por mi parte, sino porque tu me dejarias- respondió antes de salir de mi habitación.
Será idiota el homosapiens este. Pero lo peor es que tiene razón, me ha gustado el beso, me ha encantado!!!
Bajé y vi a mi prima Sandra hablando con Hugo muy pegados. La verdad es que me molestó. Ella le estaba tocando los brazos mientras él le miraba el escote. La verdad es que ella es guapa, es morena de ojos marrones, pero tiene muy buenas tetas, y eso a los tíos, les llama mucho la atención.
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El idiota de mi hermanastro
Romance-Hugo, esto no está bien, somos hermanastros- le dije. Él apretó su agarre en mi cintura. -Tú lo has dicho, hermanastros, no tenemos la misma sangre- respondió él con su perversa sonrisa. Sabia que esto no estaba bien, y también sabia que no acabarí...