11-Boda

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-Que sí, mama, que Leo ya se ha ido y no te va a ver- le tranquilicé yo. Ella estaba sudando como la cerda Peppa Pig.

-Hija, hace un calor de mil demonios, ¿está puesto el aire acondicionado?- preguntó mi madre abanicándose con su mano.

-Mamá, está puesto a 19°- respondí yo cansada.

-Pero madre mía, a mi me da algo porque.....- no la dejé terminar. Estaba harta.

-Mira Madeline, como no te relajes te juro que sales por la ventana y se acabó la puñetera boda. Relajate YA, no pasa nada, es una boda y se supone que todos tenemos que estar alegres, pero en cambio, yo estoy hasta el kiwi de oír tus desesperaciones- dije yo harta y cansada.

Mi madre me miró asustada.

-Tienes razón, hija. Yo ahora voy a desayunar algo y tu mientras vistete, que aun vas en pijama- me recordó mi amada y sudorosa madre.

-Es cierto. Voy a vestirme, y mientras tú desayunas- le respondí. Ella asintió y se bajó.

Fui a mi habitación y saqué el precioso vestido de dama de honor del armario, y me lo puse. Me maquillé más de lo habitual. Me puse base, pintalabios de color rojo intenso, máscara de pestañas, me hice la raya de arriba y de abajo, me puse un poco de colorete, tapé las ojeras y me puse una poca de sombra de ojos roja con brillante.

Me hice ondas en el pelo, y los dos primeros mechones del pelo los até atrás con un gancho de una mariposa. Me eché laca, me puse los tacones rojos con brillantes plateados y ya estaba lista. Cogí el otro vestido para después de la ceremonia, los tacones y los llevé al salón. Allí estaba mi madre acabándose sus tostadas.

-Mamá, ten cuidado de no mancharte- le dije sin que me mirara. Al momento se giró y por poco llora.

-Hija, estas....preciosa. Te quiero mucho- se puso en plan mami cariñosa. Yo la abracé.

-Mamá, guardemos estos momentos de Come, Reza, Ama para otro momento en el que no haya tanta prisa- dije graciosa. Ella me miró y sonrió con nostalgia.

Al momento sonó mi móvil. Era Dallas.

-Dallas, ¿qué quieres? Ya vamos para allá, no seas pesado- le dije sin que me pudiera decir nada.

-No soy Dallas, soy Hugo. ¿Me puedes hacer un favor?- preguntó. Parecía un poco desesperado.

-Depende- le respondí.

-¿Puedes ir a la habitación de tu madre, coger mi móvil y traerlo aquí a la boda? Por favor- preguntó. Me dio un poco de lástima.

-Vaalee....- respondí cansada.

-Muchas gracias, bebé. Te debo una bien grande- se despidió. ¿Me ha llamado bebé? Voy a matarlo.

-Te tomo la palabra "bebé"- me despedí graciosa. Él rió y colgamos.

Subí a la habitación de mi madre para coger el móvil de Hugo, y cuando lo tuve en la mano vi un whatsapp de Layla, su novia. En el mensaje ponía.

"Bebé, pasatelo genial en la boda de tu padre. Te quiero mucho. Y no te acerques demasiado a tu hermanastra, creo que le gustas"

¿Qué dice ésta? Está chalada.

Bajé y vi a mi madre muy nerviosa, había que relajar la y aliviarla.

El idiota de mi hermanastroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora