eres tú. ★

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Iván se removió en su cama, extrañaba a rodrigo, necesitaba verlo.

Las enfermeras trataron de calmarlo y callarlo repetidas veces debido a los escandalosos sollozos del azabache, el cuál pensaba que le había pasado algo a su amado, ya que no se encontraba en la cama a su lado.

Gritaba y rogaba que él estuviera bien, y si ese era el caso, que se lo trajeran lo más pronto posible.

Rodrigo, por el contrario, tuvo una expresión neutra y sin gracia todo el camino al hospital. Sólo miraba por la ventana y daba suspiros bajos.

Martín, el cuál estaba al volante, miró confundido a Nicolas. Le sacudió la cabeza y alzó los hombros en señal de no saber.

Todo el viaje fue en un completo, abrumante y transparente silencio.

— Rodrigo, ¿Cómo te sientes? — preguntó Tomás, en un intento de romper el hielo.

— no lo sé, son muchos sentimientos juntos — lo miró con una media sonrisa.

— como un huracán de emociones — robleis le guiñó un ojo.

Rió bajito y recostó la cabeza contra el vidrio, pensando en qué sería de ellos ahora.

Le daba miedo lo que pasaría, pero algo dentro suyo brillaba, sintiéndose cálido y haciendolo estar tranquilo.

.  .  .

Entraron al hospital, sintiendo el olor a alcohol y medicinas. Un frío deja vu los recorrió a todos.

— los demás no deben tardar en llegar, ¿quieres esperarlos o-

— Nico, necesito verlo ahora mismo — le agarró la mano con firmeza, teniendo una mirada seria y a la vez desesperada.

— Claro, lo entiendo — le acarició la mejilla — ve a verlo, aquí estaremos.

— gracias — le dijo antes de casi salir corriendo a buscarlo.

subió al piso de las habitaciones y se dispuso a buscar en ma que estaba Iván, ya que sus recuerdos ahí eran muy borrosos.

Se acercó a una enfermera para preguntarle en qué cuarto se suponía que estaba.

La chica soltó un suspiro de alivio y le señaló hacia donde se encontraba, siendo guiado hacia allí

Caminó por los resplandecientes y desolados pasillos, sintiendo frío por la baja temperatura.

"vamos, rodrigo. vos podes" dijo una voz dentro suyo mientras miraba a la puerta del cuarto.

giró la pastilla, empujó la puerta y lo vio.

Estaba acostado boca arriba, con los ojos cerrados y sollozando.

Su aura de dolor y sufrimiento se expandía por esas cuatro paredes, debilitando algo dentro de rodrigo.

— Iván — dijo en un suspiro, haciendo que el mencionado abriera los ojos como platos.

El otro se sentó lentamente en la cama, viendo como el ojiverde se acercaba, con una expresión imposible de describir.

— Rodrigo — un pequeño destello apareció en sus ojos, acompañado de más cristalinas y finas lágrimas.

El ajeno se sentó al borde de la cama, estando al lado del azabache.

— Te extrañé, mi amor — el petiso sollozo, abalanzandose a él en un abrazo.

— yo también, bebé — le besó la cabeza repetidas veces.

Se separaron del abrazo y se vieron por unos cuántos minutos, diciéndose con múltiples miradas lo que callaron durante semanas.

— estás igual de hermoso que siempre — habló Carrera, por fin uniendo los labios de ambos en un cálido beso.

Entrelazaron los dedos de sus manos, ivan posando su otra mano en la mejilla de rodrigo y el mencionado en la cintura.

Se separaron después de unos cortos momentos, admirandose por última vez.

— lo lamento tanto.

— ¿por qué, pestañitas?, nada de esto es tu culpa, mi amor — unieron sus frentes, el mayor le acariciaba la mejilla con el pulgar.

— si lo es, no debí confiar en germán — sollozo más fuerte.

— no sabias lo que haría, no tenes que lamentarte por algo que vos no controlabas — le dejó un casto beso en los labios.

— pero, yo..

— No, ivi. No hiciste nada, sos el mejor novio del mundo y la persona más fuerte que conozco. No sabes cuanto te adoro, mi vida.

Iván no aguantó más, y lo rodeó en un abrazo de culpa y tristeza.

Iván no aguantó más, y lo rodeó en un abrazo de culpa y tristeza

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Hola, reviví

𝐋𝐀𝐓𝐈𝐃𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐀𝐋𝐌𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora