Capituló 29

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|La puerta del despacho se abrió, John lo encontró de espaldas con una botella de whisky en la mano.|

|Cerró de nuevo la puerta y avanzó hacia el colocándose a su espalda, imaginando cómo se sentía ya que los gritos de la discusión que tuvo con su hijo se alcanzaron a escuchar en la parte de afuera.|

—Puedo entender cómo te sientes pero déjame decirte que nada de esto debe de afectarte, con el tiempo Ángel entenderá las cosas.

—No es tan fácil, vi su odio en sus ojos y eso me duele.

—El es un muchacho joven conocerá a otra muchacha y se olvidará por completo de Sarita.

—¿Y si no pasa?

—Por supuesto que pasará y me atrevo a decirte que tal vez no esté tan enamorado como él dice.

—Te juro que yo nunca me imaginé que estuviera interesado en ella, los vi que platicaban que se llevaban bien como amigos. desde que Ángel se fue ya no se comunicó con ella, cómo podía imaginarme que me iba a encontrar con esta sorpresa, que estaba enamorado de ella y que quería proponerle que fueran novios. —pronunció cabizbajo—

—Deja de torturarte tienes derecho a ser feliz.

—Tal vez mi hijo tenga razón y yo soy un ridículo y un abusivo.

—No digas eso porque sabes que no es verdad, desde que se conocieron Sarita y tú hubo química y yo te puedo asegurar que esa muchacha nunca tuvo ningún interés con tu hijo.

—No quiero que mi hijo me vea como un enemigo o como alguien que le quitó a la mujer a quién el ama.

—Sabes qué es lo que pienso. Que tu hijo es un egoísta, toda la vida has sobreprotegido a ese muchacho y le has dado todo para compensar la ausencia de su madre, te has desvivido por él y creo qué es el menos indicado en juzgarte o acusarte.—le dijo su hombre de confianza y amigo—

—Sus palabras me dolieron, tal vez en un futuro Sara se arrepienta de haberse casado conmigo.—mencionó dándole un trago a la botella de whisky—

—No digas tonterías eso no va a pasar por que ella está enamorada de ti al igual que tú de ella. Así que deja de preocuparte por lo que digan los demás y aprovecha tu vida y se feliz, te lo mereces. —le dijo el hombre acercándose a él y le quitó la botella—

—Lo que debes de hacer es ir a buscar a tu esposa, ella esta muy afectada y olviden todo este mal momento, vas a ver que con el tiempo las cosas entre tu hijo y tú se van a arreglar.

|César sonrió a sus palabras lo vio avanzar hacia la vitrina y guardó la botella de whisky que le había quitado.|

|El sin pensarlo dos veces salió de ahí a buscar a Sara yendo hacia su habitación.|

|Cuándo ingresó la vio sentada sobre la cama. Ella en cuanto lo vio acercarse rápido se puso de pie, limpió con sus manos las lágrimas que habían escurrido por sus mejillas.|

—Sara no llores. —dijo—

|Sarita se lanzó a sus brazos y soltó el llanto, colocando su cabeza en su pecho aferrándose a su cuerpo, sintiendo donde los brazos del emperador la envolvían con todo el amor que sentía hacia ella.|

—No quiero que me separes de ti. —alcanzó a pronunciar con su voz dulce entre el llanto—

—No pienses eso mi amor, nunca te dejaría, tu eres lo que más amo Sara —respondió seguro, dándole un beso en su frente—

|Ella levantó su mirada verde para observarlo y sonrió aún con sus ojos enrojecidos por las lágrimas que estaba derramando.|

—Te amo... no es verdad lo que dice Ángel, nunca me voy arrepentir de haberme enamorado de ti. —pronunció con su barbilla temblorosa—

The Káiser (Reyes de la oscuridad pt2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora