Capituló 56

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|Después de qué César hablara con su madre dio la orden de que la liberaran y la llevaran a su habitación de siempre y que le dieran la atención cómo era debido, recordándole un par de veces más a la mujer que tenía que seguir sus órdenes por el bien de ella.|

|Después se dirigió a su despacho para atender varias llamadas que tenía pendientes incluida la de Tania ya que la mujer había insistido un par de veces más pensando qué tal vez era una emergencia.|

|Pero en realidad solamente quería saber cuando iba a regresar, él solo le respondió que en un par de días más.|

|También habló con el doctor para que preparara a su hijo para el viaje y que organizara un equipo médico para que lo atendieran porque había decidido que el médico de la familia y hermano de John se quedaría al pendiente de la salud de Sarita ya que era lo más importante para el.|

|Después de hacer un par de llamadas más regresó a el área dónde se encontraba Ángel, le habían informado que ya había despertado después de la crisis que había sufrido y ya se encontraba un poco más tranquilo.|

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—¿Cómo estás hijo?. —le preguntó César ingresando, encontrando a su hijo con la cara cabizbaja sentado sobre el colchón en el que reposaba—

—¿Cómo quieres que esté?. ¡Contento!. Porque me acabo de enterar que no voy a volver a caminar. —le respondió sin voltear observarlo.-

—Me puedo imaginar cómo te sientes. —dijo—

—Tú no te puedes imaginar nada, todo esto es por tu culpa, porque los Kaulitz son enemigos tuyos, ese día Tom me dijo que te mandaba saludos cuando accionó su arma sobre mis piernas. —le gritó rabioso—

—Lamento todo lo que está pasando, yo jamás quise que te hicieran daño pero ya es algo que no se puede remediar, yo siempre tuve el cuidado necesario hacia contigo, si no estabas bien protegido fue por tu culpa porque siempre has querido hacer lo que quieres y estas son las consecuencias de tus actos. —le soltó con voz fría y fuerte—

—Para ti es mucho más cómodo lavarte las manos papá, porque tú no vas a estar postrado en una silla de ruedas. —le dijo con desprecio—

—Lo sé Ángel pero lo tienes que aceptar y afrontarlo como el hombre que eres, ya no eres un niño así que compórtate con madurez, en dos días nos vamos a ir a Turku. —mencionó—

—Yo no me quiero ir para allá, si Sara se va a quedar aquí. —lo enfrentó con seguridad—

—Voy a ser claro contigo, ella no está enterada de lo que te pasó, no he querido hablar con ella y tu abuela tampoco le ha dicho. ¿Quieres que le digamos que ya no vas a volver a caminar? Eso podría generar lástima en ella. —pronunció con una ligera sonrisa en su rostro de burla—

—Yo no quiero que Sara sienta lástima por mí. —lo enfrentó con rabia—

—Pues entonces te irás conmigo, veremos de qué manera te podemos ayudar, hay varios doctores especializados allá en Turku, tal vez exista un milagro y te puedas volver a poner de pie, haré todo lo que esté al alcance de mis manos para ayudarte a que eso suceda. —le aseguró el emperador con una sonrisa en su rostro—

—Es lo menos que deberías de hacer por mí ya que toda mi vida ha sido una mierda por tu culpa, primero perdí a mi madre por tus enemigos, después me robaste el amor de Sara y ahora voy a estar en una silla de ruedas por culpa de tu peor enemigo. —le escupió con desprecio—

—Si culparme a mí te hace sentir mejor, está bien lo acepto. Yo he sido el culpable de tu desgraciada vida. —mencionó girándose para salir de ahí cuando lo escuchó hablar deteniendo sus pasos—

The Káiser (Reyes de la oscuridad pt2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora