34. El trueno danzante

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Un infinito mar azul,lleno de criaturas marinas habitando en él. El agua ocupaba la mayor parte del planeta,y curiosamente,era de lo más pacífico,y casi nunca ocurría nada.

La tierra estaba llena de peligros,pero el agua parecía ser el único sitio con algo de paz.

Pero..claramente no era así. En lo más profundo del océano,en los rincones en dónde no llegaba la luz del sol,algo se estaba formando. Un ser de proporciones colosales,con sed de sangre y destrucción.

En estas zonas tan profundas,una joven se despertó. Mictia,con un gran cansancio,abrió sus ojos lentamente,dándose cuenta de que estaba hundiéndose en el mar.

Su cuerpo no respondía,pero realmente no le interesaba. Estaba en las profundidades más oscuras del mar,en dónde nisiquiera podía ver la luz del sol,pero no sentía la necesidad de respirar. Se hundía y se hundía,y sus ojos,que nisiquiera estaban completamente abiertos,se iban cerrando poco a poco.

Parecía como si hubiera dormido siglos,y el poco tiempo que duraría despierta lo aprovecharía para ver a su alrededor. Con curiosidad,la chica movió sus brazos y jugó con el agua,con delicados y flojos movimientos que,al parecer,atraería la atención de algo o alguien.

Mictia estaba completamente hipnotizada por el agua,y como tampoco se podía escuchar nada,ignoró todo lo demás. El agua tenía una coloración levemente roja,como si algo de sangre hubiera llegado al abismo en el que la mujer estaba.

La poca luz del sol que llegaba a penetrar el agua se desvanecía,y las energías de la adormilada Mictia también lo hacían,pero algo interrumpió su paz.

Antes de que Mictia volviera a dormir,algo comenzó a llamarla. Era una suave voz masculina que le resultaba familiar,pero no sabía de quién era,ni de dónde venía. Esa voz no paraba de llamarla,y con un poco de esfuerzo,Mictia abrió lentamente sus ojos color miel,observando lo que la estaba llamando con tanta insistencia.

Una bestia similar a una ballena,con dos enormes colmillos y una aleta dorsal igual de grande en su espalda. Era una silueta y casi no se apreciaba su forma,pero aún así,Mictia quedó extrañada por su aparición.

Mictia,Mictia.. Decía la enorme ballena,nadando lentamente por encima de la chica. Mictia,Mictia,ven Princesa Dragón. Despierte,porfavor.

-"¿Uh..? ¿Quien me llama..? Me llamaste..¿Princesa?"

Mictia,Mictia..despierte,porfavor.

La ballena no paraba de repetir las mismas palabras,y Mictia no le entendía absolutamente nada. Tenía curiosidad por saber de qué hablaba la bestia marina,pero el tiempo se terminaba. Mictia no podía seguir despierta mucho tiempo más.

Poco a poco,sus ojos se fueron cerrando,y unas últimas palabras fueron pronunciadas antes de que Mictia volviera a su letargo eterno.

Mictia,Mictia...catástrofe..¡Catástrofe! Exclamaba la ballena con algo de preocupación. Catástrofe...la profecía,tres día quedan. El inicio de una catástrofe...Mictia,Jóven Princesa Dragón..despierta..¡Despierta!

Y después de un par de segundos,Mictia volvió a su descanso eterno.

O eso pensaba,ya que rápidamente algo la sorprendió.

Los rayos del sol impactaron contra su cara,y algo comenzó a agitarlas levemente,cosa que la hizo despertar nuevamente. Para sorpresa de Mictia,ahora estaba tirada en tierra firme,con un brillante sol encima de ella y,ahora sí,estaba acompañada por su dúo,el cuál la estaba intentando despertar.

Mictia soltó un largo bostezó,y lentamente comenzó a despertarse,frotándose los ojos y viendo cómo Aquino estaba delante de ella con un jugo en la mano. Jugo que le dió a la chica para que se hidratara un poco después de despertarse.

Zarcherd's Wheel - WBNSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora