"A pasitos de hormiga, pero con espíritu de elefante"
—Libro de Arantxa Genovés Martínez
Los pasos de hormiga son microscópicamente diminutos si es que se le comparan con los de un humano promedio. Aún así, no hay insecto más perseverante que las hormigas, pues a pesar de las adversidades, siempre logran hacerse de cualquier recurso para satisfacer sus necesidades.
Jungkook era perseverante. Así como las hormigas en temporada de lluvias.
Siempre había sido un muchacho perseverante —terco—. Sin importar de qué versión de él se estuviese hablando, el carácter y temple de Jeon Jungkook era irrompible.
Aunque su misión había cambiado ligeramente pues había comprendido que Jimin era importante, sin importar que versión de él se estuviese hablando, no todo había sido miel sobre hojuelas.
El maknae chiquito había descubierto que Jimin era como... las cuerdas doradas que mantenían la caja de Pandora cerrada. Era esa barrera que mantenía los males a raya, escondidos dentro de ese curioso regalo de los Dioses.
Y para descubrir otro de los tantos y tantos efectos que Park tenía sobre su versión mayor, tuvo que experimentar esa situación de primera mano; el acto de Jimin siendo las abrazaderas que mantenían a Jungkook, la caja, en sus cabales, conteniéndolo.
Ese día, Jungkookie se había despertado cerca de las dos de la tarde, medio confundido. La noche anterior se había quedado hasta tarde jugando algunas partidas de un videojuego con Jin hyung en la sala común y no se dio cuenta del momento en el que se quedó frito sobre los comodísimos almohadones del enorme sofá de cuero, el que era, sorpresivamente, igual de confortable.
Desorientado, se levantó de su lugar y merodeó por la casa, intentando encontrar a alguien más. Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que este reparara en que se encontraba a solas en su totalidad. La casa parecía estar desierta, a excepción de él, claro estaba. Y no tenía idea de cuánto llevaba allí solo ni de cuándo volvería alguien a casa.
Decidió pasarse por la cocina, porque su estómago hambriento decidió gruñirle para recordarle que era un humano con necesidades básicas que satisfacer. Arrastrando los pies, se acercó a la estufa, pero esta estaba vacía. Rebuscó en los gabinetes, pero nada de lo que había allí le convenía en realidad.
Cuando estaba a punto de darse por vencido en su caza, algo llamó su atención.
En la barra de mármol que estaba en medio de la cocina, se encontraba una caja bento de plástico, era mediana y de tres niveles. Acercó sus manos hasta ella, arrastrándola con cuidado hacia el borde, llevándola a su alcance para luego sentarse en uno de los banquillos de la encimera. Abrió el compartimento de abajo, el primero, encontrándose con una buenísima porción de estofado de kimchi.
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Jungkookie | kookmin
FanfictionCuidado con lo que deseas al apagar una vela, Jungkookie. Jungkook le había hecho un desplante a Jimin luego de que este le regalara un pastel por su cumpleaños. Enojado por la situación, ofuscado por el calor del momento, el menor pide un deseo y...