Cuidado con lo que deseas al apagar una vela, Jungkookie.
Jungkook le había hecho un desplante a Jimin luego de que este le regalara un pastel por su cumpleaños. Enojado por la situación, ofuscado por el calor del momento, el menor pide un deseo y...
"La espada más aguda es una palabra pronunciada con enojo".
—Gautama Buddha
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Septiembre del 2014
Con los ojitos bonitos rebosantes en lágrimas, Jimin sostenía entre sus dos pequeñas manos un pastel individual con unas cuantas velitas derritiéndose al estar encendidas. No entendía mucho de la situación que pasaba, lo único que sintió fue un empujón fuerte que le hizo trastabillar hasta chocar con el pecho de NamJoon y escuchó también un a Jungkook furioso. Por pura suerte, pudo sostener el pastel para que este quedara medianamente intacto y no se le saliera de las manos debido al impacto del inesperado empujón.
—¡Te detesto tanto, Jimin! ¡Agh! ¿¡Por qué no me puedes dejar en paz por un segundo!? —con la voz inundada en cólera pura, Jungkook, el maknae de la banda, gritó. Gritó en la cara de su hyung que le veía con ojitos dolidos. Siseos y palabras de advertencia se escucharon por toda la sala, pero Jeon ni siquiera les tomó importancia, y aún sintiendo las manos que le detenían en su huída, su paso no frenó ni un ápice, siguiendo su camino furibundo hacia la habitación en donde todos dormían.
No se volvió para ver a los demás, porque si lo hubiera hecho, hubiera visto aquella carita tristona que le miraba con la confusión y el dolor plasmados en ella y tal vez, solo tal vez, se hubiera dado cuenta de su error tempranamente.
Sintiendo la imperiosa necesidad de corregir el reciente echo, y desde luego, tomando su papel como mayor del grupo, Kim SeokJin decidió salir detrás del mocoso maleducado que gruñía como perro sin razón alguna.
—Niño... ¡Hey, mocoso grosero! ¡Mocoso del demonio, te estoy hablando! —Jin estaba tratando de tomarle del brazo para hacerle volver, pero el despavorido Jungkook se lanzó como bala disparada y ni siquiera pudo verle el polvo. Pisando sus talones, persiguió al niño hasta el cuarto, esquivando la puerta que había sido cerrada en sus narices. Entró en el lugar con la autoridad hirviéndole desdelos poros, regañándole por su grosería—. ¿Qué demonios te pasa, Jungkook? ¡Eso que hiciste fue muy horrible de tu parte!
—¡No me importa! ¡Demonios que no me importa! —SeokJin alcanzó al menor y lo tomó por el hombro, pero este se deshizo de su agarre rápidamente con una simple sacudida. Estaba tan enojado por algo sin sentido que de verdad sentía que podía arrasar con todo a su paso. El problema de todo es que ni siquiera entendía porqué... ¿por qué se sentía tan furioso por aquello?
—¡Eso fue una bajeza de tu parte! ¿Es así como te hemos educado? —el hyung continuó con su perorata, aunque sabía que Jeon era una criatura difícil de tratar. Cabezón y explosivo como él solo, nada más se ponía más difícil que de costumbre cuando una situación se le salía de las manos. Cuando se le metía algo en esa cabeza, era difícil que saliera; terco. Esa era la mejor manera de describirlo según Jin (y según medio mundo más).