cuatro

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Las manos de Jimin temblaban visiblemente

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Las manos de Jimin temblaban visiblemente.

Lo vio desde que le obligaron a sentarse en aquél lugar. Jimin permanecía ligeramente alejado de los demás, viendo hacia la nada, con la mirada perdida. Y Jungkook pequeño lo vio. Ni siquiera se dio cuenta, pero su cuerpo se abalanzó hacia adelante para levantarse de manera automática. Quiso sostenerlo, pues su hyung se veía afectado en verdad y eso le había preocupado.

Pero Jungkook grande se adelantó antes de percatarse de que el otro también había notado el temblor. Se había desaparecido momentáneamente porque fue a buscar las pantuflas de su pareja y desde que entró en la cocina pudo ver a su novio en aquél estado.

Jeon mayor casi corrió hacia su hyung y se paró frente a él, dejó ambas pantuflas en el suelo y se agachó para ponérselas en los pies. Luego se irguió rápido para tomar ambas manos del chico entre las suyas y acariciarlas suavemente. El temblor de Jimin  pareció disminuir un poco, pero no fue hasta que Jungkook le obligó a verle a los ojos que dejó de temblar en su totalidad. El chico con ojos de Bambi le dedicó una sonrisa y le acarició la mejilla con un simple roce con el dorso de la mano antes de atraerlo hacia él con un abrazo ligero pero firme. 

El adolescente no se perdió absolutamente nada de aquello. Vio la mirada cómplice que se dedicaron aquellos dos, vio los discretos toques que se daban, vio también la manera en que se susurraban algunas palabras incomprensibles, la cercanía... y no supo muy bien porqué, pero su ceño se frunció en una mueca hastiada.

—E...ntonces... ¿Cómo es que llegaste aquí? —apuntó Hoseok, rompiendo la tangible tensión que se había extendido en el ambiente justo cuando nadie se había atrevido a decir ni pío. Cinco pares de ojos permanecían expectantes, curiosos, ávidos por información. 

El chiquillo estaba sentado sobre un banquito, rodeado de cinco individuos que no le perdían de la vista. Cuando el mayor de todos los presentes, SeokJin, se dio cuenta de que no estaba poniendo atención a lo que le preguntaban, siguió el hilo de su mirada y sonrió en grande conforme comprendió la gran mueca en su carita adolescente. 

—Jungkook, ¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Taehyung con la voz suavizada, recordando como Jungkook era ligeramente asustadizo cuando era más joven —. Jungkook... Jungkook... ¡Jungkook!

—¿¡Qué!? —gritó el maknae chiquito. Se forzó a despegar la mirada de aquellos dos, para concentrarse en quien le hablaba. Su naricita seguía arrugada en esa mueca de frustración que había aparecido desde el inicio y sus brazos cruzados sobre el pecho se apretaron más en torno a él.

—¿Cómo es que estás aquí? Tú, de... ¿Cuántos tienes?

—No se qué hago aquí ni cómo llegué... yo solo desperté aquí y ya es todo. Tengo diecisiete, die-cisie-te —contestó con la voz aburrida. Ya había contestado esas malditas preguntas una y otra y otra vez. Estaba cansado de esa situación. 

Jungkookie | kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora