Cuidado con lo que deseas al apagar una vela, Jungkookie.
Jungkook le había hecho un desplante a Jimin luego de que este le regalara un pastel por su cumpleaños. Enojado por la situación, ofuscado por el calor del momento, el menor pide un deseo y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La tensión alrededor de Jimin y Jungkookie seguía allí, rondando el aire como una densa y bromosa capa que llenaba el ambiente. Aunque Jimin siendo amable y Jungkookie siendo el grano en el culo que siempre había sido, pasados algunos días, la convivencia entre ellos se hizo común. No es que el mayor fuera el que se resistiera a que hubiera una sana convivencia por ambas partes por la salud mental, pero sabía perfectamente que no debía acercársele al niño porque este se podía alterar.
Toda esa situación de estira y afloja, Jimin ya la había vivido. No iba a negar que se sentía algo feo en su pecho, la punzada del rechazo creciendo nuevamente allí. Pero como era una persona comprensiva, respetaba los límites que el chico le había puesto. Si el menor no quería acercamiento; no se acercaría para nada.
Entendía a la perfección los motivos detrás de toda esa actitud hosca, pero eso no evitaba que se sintiera mal debido a ello de todos modos. Su corazoncito no podía evitar sentir ese escozor del cariño no correspondido a pesar de saber que sí era correspondido.
Los demás individuos se habían hecho a la idea de que allí con ellos había un Jungkook en su versión adolescente gruñón enojado con la vida. Se habían adecuado a la bizarra aparición del chiquillo pelirrojo andando por allí y a su contraparte crecida disgustada por el mocoso. Jungkook era especialmente paciente, pero ese maldito niño sabía lo peor de él con sus actitudes de mierda, con sus desplantes hacia Jimin y sus frases agridulces.
Sí, sí, Jungkook sabía todo lo que había detrás, pues él había pasado por todo aquello y lo había experimentado de primera mano. Claro, él lo había vivido en carne propia. Pero eso no demeritaba el hecho de que Jeon sabía reconocer que su comportamiento fue deplorable y reprobatorio. En su vida se arrepentía de muchas cosas y la mayor de ellas era haber tratado de aquella manera a su Jiminnie.
Nam, sirviendo como mediador de todos, les explicó con pocas palabras la situación, solo dejándoles en claro que Gguk pequeño estaba allí para cumplir con una misión. No les quiso dar explicaciones más detalladas, pues temía que quisieran ayudarle a que lo cumpliera y era fiel creyente de que esa misión era para cumplirse por sí solo y sin ayuda alguna... Aunque, secretamente, en parte era porque quería que el chico aprendiera la lección en piel propia, que dejara de ser tan desagradable con Jimin y que aceptara que el chico sí era importante en su vida y desarrollo personal.
—Sírvete y come de lo que quieras, hay suficiente para que te llenes el estómago —le indicó Suga hyung, agarrando su plato para sentarse en uno de los banquitos de la barra y ponerse desayunar. Pensar en las insípidas pechugas de pollo con arroz hervido que les hacían tragar en aquellos años de Jungkookie, le hacía estremecerse. Estaba demasiado agradecido de todo el esfuerzo que había hecho durante toda su vida para poder permitirse un almuerzo más sustancioso y de calidad... cuando desayunaba, claro, porque a veces se olvidaba de que era un humano que sobrevivía a base de alimentos y líquidos.
Jungkookie asintió, tomando el plato también para servirse de lo que se antojara. Era un desayuno típico estadounidense; huevos, salchichas, tocino, pan con mantequilla, hotcakes y bebidas como café, jugo de naranja natural y leche. Sus ojitos de Bambi brillaron, tratando de elegir de todo un poquito para disfrutar la variedad.