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Italo

- Recuerda comportarte hoy.- Dice mi papá con una sonrisa de bienvenida mientras saluda a las personas que van llegando.

- Siempre me comporto.- Exclamo frunciendo el ceño.

- ¿Olvidas la escena que hizo ese niño y tú la última vez?

- ¿Hablas de Cale?

Pasa un grupo grande de personas y les damos la bienvenida.

- Que no se repita.- Menciona unos segundos después.

- No lo hará.

- Él me observa.- Puedo reconocer esa mirada, la de un padre decepcionado, la que esperaba que siguiera las normas, la que esperaba algo de mí que no soy, ni seré.

- Voy adentro, ellos deben ser los últimos.- Digo desviando la mirada.- Estaré con Cris.

Doy media vuelta y comienzo a caminar, pero me detiene.

- Oh sí, tu amiga. Debo reunirme con ella y su pareja pronto.

Le miro interrogante.

- ¿Por qué?.- Consigo cuestionarle, mi garganta se siente repentinamente apretada.

- Debo saber cuándo será su boda para ordenar mi calendario.- Explica simplemente.

Mi mente queda en blanco unos segundos. ¿Acaba de decir boda? ¿Él habla de matrimonio?

- ¿Matrimonio?.- Mi voz sale ahogada.- ¿Hablas de que Cris se debe casar?

Él levanta una ceja inquisitiva; debe sentirlo, como me siento, suponer que debo estar pensando. Intento recuperar la compostura; si sabe que me afecta, hará de esto un espectáculo.

Él me muestra una sonrisa.

No, no, no.

- Pregúntale tú.

- Yo...-Empiezo a decir, pero me corta.

- Y en eso también, pregúntale si esperaremos llantos de bebés pronto.

Quedo paralizado y el pánico comienza a colarse en mí lentamente; él pasa al lado mío sin decir nada más. Puse mi barrera muy tarde; él ya sabía que ella me importa y le encantará torturarme.

- ¿Sucede algo? Estás muy raro.- Dice Natalie, una prima por parte materna que solo veo en eventos familiares.

- Estoy bien.- Suelto, tomando otro sorbo de mi vaso de champán.

El sonido de la música y las risas llenaba el aire, mezclándose con el suave tintineo de copas y platos. La casa, decorada con elegantes tapices y cuadros, estaba iluminada por luces brillantes que adornaban cada rincón, creando una atmósfera festiva y acogedora.

- Tienes suerte que te tocó sentarte con la prima buena onda hoy, si te hubiera tocado con Scar, te habrías deprimido con su filosofía de autores depresivos. ¿A quién le importa lo que dijo ese tal Nietzsche?

Suelto una pequeña risa.

- Te molesta porque no lo entiendes. No seas tan arrogante.- Digo mirando a los lados. No logro ver a Cris; se supone que su mesa estaría al lado de la mía.- No es su culpa que seas ignorante.

- ¡Ja! Sé que nuestra amistad se basa en bromas crueles y verdades duras, pero por la Luna, hoy estás arrasando.- Dice con su habitual tono despreocupado.- Lo vi pasar al baño.

- ¿A quién?.- Suelto, posando mi atención en los baños.

- A Cale. Pareces desesperado por encontrarlo.- Ella toma un sorbo de su vaso de agua y poco después sus ojos se agrandan.- ¿No lo estás buscando a él, no?

Un mate gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora