- Oh, por la Luna, ¿Cuánto tiempo planea dejarnos en suspenso? .- Digo con nerviosismo, observando el reloj que parece moverse más despacio de lo habitual.
- Calma, sabes que a Raúl le gustan las entradas dramáticas.- Responde Marcos, intentando aparentar tranquilidad aunque sus manos delatan lo contrario, moviéndose inquietas sobre el regazo.
- ¿Cómo es que un chico tan extravagante como él llegó a ser el brujo de la manada? Si lo piensas, solo tiene ¿cuánto? ¿5 o 6 años más que nosotros?
- ¿Así que ahora un requisito para tener una gran posición es ser viejo?
- No hagas eso, ni se te ocurra tomar una posición políticamente correcta ahora.
- Te arde mi superioridad moral.
- La tienes fácil, básicamente eres el epítome de lo que una banda publicitaria querría: gay y con novio asiático y vegetariano, eso es tan innovador. Por favor, háblame cuando te identifiques con una silla.
- Se nota que eres hija de tu mamá.
Frunzo el ceño y le tiro una servilleta a la cara.
Poco después, el timbre de la casa suena estridente. Cruzo una mirada urgente con Marcos; él torna sus ojos blancos exagerado. Resoplo y me dirijo a abrir la puerta.
- ¿Cómo estás, pequeña lobita? - Dice Raúl al entrar. Pasa junto a mí sin siquiera molestarse en saludarnos. ¿Es esto una mala costumbre suya o simplemente se reserva ese gesto para personas de su propio poder? La comparación con Italo me viene a la mente.
- Bien.- Dice Raúl al llegar al salón y acomodarse en el sillón.- Seré breve. ¿Cómo van en su relación?
Marcos, quien se ha sentado a su lado, se remueve incómodo.
- Bien.- Digo, tomando asiento frente al mago.- Todo está perfecto.
- Dices eso, pero su lazo está más débil que la última vez. ¿Se ven a menudo?
- ¿Nuestro lazo está débil? ¿Cómo puedes saber eso? - Pregunta Marcos.
- Nos vemos una o dos veces por semana, depende de cómo nos sintamos.- Respondo al mismo tiempo.
Raúl nos observa, creando una atmósfera densa en la sala.
- Es muy poco. Sin embargo, no es suficiente. Eso no explica lo débil que está; hay algo más.- Declara finalmente.
Marcos y yo intercambiamos miradas nerviosas.
- ¿Qué crees que puede ser? - Pregunto.
El mago suelta un gran suspiro, visiblemente agotado.
- Oye, ¿tienes amnesia? Estoy al tanto de su situación.- Suelta Raúl, adoptando un tono serio que nunca antes había usado.
- Si eres consciente, ¿por qué preguntas?- Replica Marcos, inclinándose en su sillón con expresión desafiante.
- Y creí haberles dicho que no me importa su situación.- Continúa Raúl, con un deje de hastío en su voz que me resulta desconocido.- ¿El Alfa les dijo que podían seguir caminos separados?
- No.- Decimos Marcos y yo al unísono.
- Entonces la situación sigue igual. Solo para que sean conscientes: si no están juntos, serán castigados.
- ¿Castigados? Nunca había escuchado esa regla antes.
- Es nueva.- Responde con frialdad.- Creo que la implementó solo para fastidiarlos, si soy sincero.
- ¡Eso no es justo!
- ¿Y qué?- Raúl deja a Marcos sin palabras.- Miren, no son cuidadosos. Ni siquiera se molestan en ocultar que no están juntos. Te mudaste con tu novio, y tú te has enredado con más de tres chicos en fiestas en los últimos meses. ¿Creen que esto es un juego? Pudieron haberlo manejado mejor, pero ni siquiera lo intentaron.
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Un mate gay
Werewolf- No puede ser.- Mi voz salió entrecortada y un vapor blanco salió de mi boca al decirlas por el maldito frío. - Mierda...- Marcos estaba igual que paralizado que yo, seguíamos en mi habitación bajo la luz de la luna con la ventana abierta mirándono...