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- ¿Y el pelo rosa porque?- Jordan miraba a Marcos con los ojos entrecerrados.

- ¿Por qué es lindo y saca mi lado femenino?

Hubo un momento de silencio.

- Si... no lo entiendo.

- ¿Quieres qué vuelva a estar como estaba?

- Definitivamente.- Dijimos Jordan y yo al unísono.

- A ver, la verdad es quedé di-vi-na y me tienen envidia.

- Ah... - Jordan me miro pidiendo ayuda.

- Solo dejalo soñar. - Respondí con un suspiro mientras me acomodaba en la parte trasera del auto.

Ibamos a la escuela.

Luego de reconciliarce dramaticamente con Jordan había vuelto a su casa, sus padres no se han enterado de nada.

- Me alegro que se hayan reconciliado.- Dije mirando la ventana.

- A mi también.- Dijo Marcos.

Dolor.

- Me alegro por ustedes.- Solte.

- Ya nada nos separara.

Dolor de nuevo.

Me toque el pecho y fruncí el ceño, esto no es normal, mi loba esta sufriendo, pero yo estoy bien ¿qué sucede? En este momento se supone que debería estar con Marcos y estar llena de felicidad pero eso es solo una ilusión, es mi loba la que estaría feliz ¿pero y yo? ¿Qué pasa con la otra mitad?

Aspiro aire y luego lo boto.

Es un ciclo sin fin, lo que importa es que Marcos sea feliz aunque... me pregunto si el siente el mismo dolor.

Subo la mirada hacia Marcos, se ve sereno, se ve tranquilo, se ve feliz.

- La vida es una mierda.- Suspiro recostandome en el asiento.

- Con ese gusto de moda no dudaria que lo fuera.- Dice Marcos haciendo que Jordan ría.

- Que malo eres ¿Te olvidas de tu epoca de garras locas?

- Oh oh oh, sí, la de las uñas largas falsas.- Dice Jordan dando pequeños brincos en el haciento

- Tu cara era todo un poema cuando salias del baño.

- Oh, ya callense gatas sucias.

Jordan y yo nos miramos y reímos con más fuerza.

***
Al llegar al aula me siento en mi sitio habitual, a mitad del salón, ni muy adelante, ni muy atras, saco mi libro de historia dejandolo en la mesa para luego dedicarme a jugar con el teléfono mientras espero al profesor.

Al rato después escucho una voz, me estremezco al instante, sabia quién era antes de mirarlo, levanto la mira, era Italo, el hijo del Alfa ¿Qué esta haciendo aquí? ¿Otra vez me mandara por papel mensajes abstractos?

- ¿Si?- Dije.

- Lo sé.- Dijo con una cara de autosuficiencia.

- ¿Qué sabes?

- Lo tuyo con Marcos.

Me paralice un segundo.

- ¿Enserio? No creí que la noticia que fueramos mates se expandiera tan rápido y peor aun tu que fuiste el primero en saber, oh Dios ¿Cómo es posible?

- Tu sarcasmo es horrible y sus zapatos estan rotos, cambialos.

- Gracias y no.

- Sé que fingiran ser pareja.

- ¡¿Ah?!- Grito.

Toda el aula nos queda mirando con confución.

- Lo siento...

- En fin.- Dice - Hagamos un trato.

- Un tra- ¿un qué?

- ¿Eres sorda? Dije que hagamos un trato.

- ¿Por qué haría un trato contigo?

- Pronto la gente se va a enterar que Marcos y tu son mates, talvez hasta puede ser que mañana en la fiesta lo anuncien, ya sabes, es tradición.

Maldición, se me había olvidado el festejo de nuestra luna.

- Así que obviamente todos creerían que estan juntos ahora, pero ¿Y si se enteran de que él.- Se agacha a mi altura y susurra en mi oido - es gay? Sería lo peor, su familia será mal vista y su vida se arruinaría.

- Oh, por favor, todos saben que Marcos es gay, es cosa de verlo ¿Qué más tienes para convencerme?

- Bien, pero aunque sea gay sigue siendo tu mate, deben estar juntos pero oh, cierto, Marcos tiene... ya sabes, algo serio con alguien más.

- Él ya lo dejo, estamos juntos.

- Sé que no estan juntos, Chris, no preguntes comó pero lo sé, lo sé como también sé que ahora estas barada en la soledad sin tu mate en la vida.

- ¡¿Cómo te atre.- me calmo un poco y vuelvo hablar - ¿Cómo te atreves a decir eso cuando tu no tienes a tu mate tampoco? Y peor aún, no lo tienes porque así lo quisiste.

Se queda un silencio y me mira como si le hubiera golpeado.

- Ese es otro tema.

- Sí, cómo no.- Pongo los ojos en blanco.

- Hagamos el trato, yo no digo lo de tu mate y tu me ayudas a conquistar al mío.

- ¡Ja!

Nos vuelven a mirar todos pero justo entra el profesor, Italo arruga la cara con disgusto y vuelve a su puesto.

Empieza la clase y comienzo a pensar, aunque no quiera admitirlo el trato de Italo es tentador, Marcos estaría en peligro si se supiera lo de Jordan y nuestras familias también las personas que niegan a sus parejas o las rechazan son penalizadas de forma indirecta, osea, la gente te deja de hablar, ya nadie te invita a eventos, aunque Italo no, porque bueno, es el hijo del Alfa después de todo.

Lo sigo pensando hasta el termino de clase tomando una decisión, acepto el trato, no es tan malo y evitaría que este idiota abra la boca al precio de darle consejos amoros.

Después de todo ¿qué tan malo puede ser?






Un mate gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora