Capítulo 15

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—Señor Ragnvindr, según las pruebas que mande a hacerle a _____ en la cita anterior, los resultados arrojaron algo diferente a una enfermedad como tal— mencionó aquella mujer de cabellos castaños que sostenía cada uno de los papeles de laboratorio de la menor.

—¿_____ esta bien, Doctora?— preguntó Crepus un tanto ansioso.

—En cuanto a enfermedades, su hija no tiene ninguna, se lo aseguro— respondió, aliviando un poco al mayor —Pero en cuanto a otra cosas... Señor Ragnvindr, hay una situación algo importante que debe atenderse.

—¿Eh?, pero, si no tiene una enfermedad, no hay riesgo alguno, ¿No?

—Bueno, no por enfermedad, pero puede haber algunos riesgos por otra cuestión, y es algo que debemos tomar muy en cuenta— continuó, a lo que el otro se mantuvo expectante junto a su hija por lo que la castaña tuviese que decirles —Señor Ragnvindr, _____ esta embarazada.

Como era de esperarse, un gran silencio se hizo en aquel consultorio en cuanto la doctora había mencionado aquello, observando como tanto padre como hija se quedaban asombrados al escuchar tal cosa.

Bueno, por el lado de la menor, más que asombro, un gran temor se apoderó de su mente en ese instante, queriendo desaparecer de ese lugar en ese preciso momento.

¿Embarazada...?

Por otro lado, Crepus se notaba realmente incrédulo a lo que había escuchado, mirando a ratos a su hija como si quisiera que esta le dijese algo al respecto.

—_____ va a cumplir apenas los dos meses de embarazo, por lo que dicen lo estudios, aunque me gustaría evaluarla también físicamente junto con la ginecóloga— mencionó la doctora para romper un poco la tensión del lugar —¿Me permite hacerlo, Señor Crepus?

El hombre asintió, aunque estando aún algo descolocado por lo que acaba de ocurrir, siendo la mujer quien le indicó a la chica que fuese con ella a una sala cerca del consultorio, explicándole un poco de lo que iban a revisar en ella.

Sin embargo, era más qu obvio que esa jovencita no estaba poniéndole atención al estar siendo carcomida por todos los pensamientos que tenía justo en ese momento en su cabecita.

Después de algunos minutos, la médica volvía una vez más al consultorio junto a la chica, terminando de escribir algunas cosas en su informe para entonces volver a tomar asiento frente a padre e hija.

—En efecto, _____ tiene casi dos meses y su cuerpo ha estado respondiendo bien, solo con los síntomas típicos del embarazo en esas etapas— dijo, con la mayor tranquilidad que podía —Sin embargo, es obvio que al ser un embarazo a una edad temprana, hay complicaciones... Y bueno, eso a nivel físico y mental.

—... ¿Qué es lo que nos recomienda que hagamos, doctora?— preguntó el pelirrojo.

—A pesar de ser un embarazo adolescente, estoy segura de que su hija, con buenos cuidados, puede llegar a estar bien y tranquila durante todo el proceso... Pero también deben estar conscientes que eso es traer un bebé a este mundo, y que todo lo que acarrea es algo pesado para una chica tan pequeña, incluso con el apoyo de su familia— explicó con suavidad, para ahora dirigirse a la menor —Así que, _____, ¿Deseas tener a tu bebé, o prefieres abortarlo?

—...— ella no respondió en es momento, si no que pareció encogerse más en sí misma —N-No lo sé... ¿No sería malo abortarlo?

—Estas en una etapa óptima para hacerla y que tú estés bien, pero eso es algo que debes decidir por ti misma, tal vez con algunos consejos de quienes más te pueden ayudar— mencionó —Lo que decidas esta bien, nadie tiene porque precionarte a hacer algo que no quieres.

—E-Es que... No lo sé... No sé...— murmuró casi al borde el llanto por la presión de la situación, hasta sentir como la mano de su padre se posaba sobre su hombro, algo que la alertó un poco hasta ver el rostro sereno del mayor.

—Es como tú decidas, mi niña. Sabes que vamos a apoyar en cualquiera de los casos— pronunció, en ese tono tranquilo que logró calmar un poco más a la chica, aunque aun así no parecía saber que decir.

—Hmm... Mi marido es cirujano, y ya ha tratado antes con este tipo de situaciones— mencionó la castaña, llamando la atención de ambos —Si gustan, cuando vuelva a Mondstadt, puedo decirle que revise a _____ y pedirle su opinión, así tal vez podamos ver una panorama más amplio para saber si es buena idea o no que _____ continue con su embarazo.

—¿Cuándo regresa su marido?— preguntó de nuevo Crepus.

—Debería estar aquí la semana que viene, y aun estaríamos a muy bien tiempo de cualquier intervención de ser necesaria.

—Entonces, creo que sería lo mejor, así también podemos pensar un poco la situación en familia— respondió, con un tono más calmado —Muchas gracias por todo, Doctora Lisa.

—No hay de que, sabe que siempre que pueda estar por aquí en Mondstadt puede acudir a mi, Maestro Crepus— asintió, dirigiéndose de nuevo a la menor —Tú también puedes confiar en mi, _____, después de todo, te conozco desde que eras una nenita, y me gustaría que siguieras siendo tan feliz como en ese entonces, ¿De acuerdo?

Ella asintió con una ligera sonrisa, limpiando con sus delicadas manitas las lágrimas qué habían alcanzado a salir de sus ojos, para entonces retirarse de aquel consultorio.

A pesar de la tranquilidad que le habían transmitido ambos adultos, era obvio que su corazón y su cabeza tenían una gran pesadez en ese momento.

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𝐃𝐨𝐜𝐭𝐨𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora