Capítulo 26

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—Lisa... Quiero el divorcio.

Aquello había sido completamente repentino, inesperado.

Ambos acababan de terminar sus turnos en el hospital donde se encontraban realizando su trabajo en Mondstadt. Habían estado camino a casa juntos en el auto del médico extranjero, y habían entrado a su hogar como todos los días, para que entonces la castaña escuchase tal cosa de parte de su marido.

Ni siquiera había podido reaccionar del todo bien en ese momento, quedándose en shock por unos segundos al no saber que decir en esa situación, como manejarlo de la menor manera.

¿Qué es lo que pasaba?, ¿Por qué le decía eso tan de repente?

—Zandik, ¿De qué hablas?, ¿Por qué quieres el divorcio?— preguntó con notoria confusión e incluso algo de angustia en su voz.

—Yo... Creo que realmente esto no esta funcionando como queríamos, Lisa— respondió, en un tono casi mecánico, con esos ojos desprovistos de sensibilidad alguna —Bueno, por mi lado, creo que ni siquiera nos vemos como una pareja como tal, si no como simples compañeros que a veces compartimos cama y esas cosas.

—... ¿Ni siquiera me ves como tu pareja?

—Eres... Muy especial para mí, Lisa, de verdad, eres una mujer que aprecio como no te imaginas— aseguró —Pero, precisamente por eso prefiero hablarte con la verdad, para evitar hacerte más daño que el que seguramente te cause con esto.

—¿Lo dices por el tiempo que pasamos separados?, Zandik, bueno, es nuestro trabajo, pero sabes que ambos podemos encontrar la forma de estar en el mismo lugar. Podríamos buscar la forma en que trabajemos, aunque sea en la misma nación todo el tiem-...

—No es eso, Lisa— intervino —Si fuese así, ni siquiera nos hubiésemos casado en primer lugar, pues siempre hemos trabajado de esta forma y hemos pasado largas temporadas separados el uno del otro.

—¿Entonces?

Por primera vez en esos momentos, la mirada rojiza del hombre se había desviado por completo de las esmeraldas de su esposa, como si no quisiera realmente responder a la pregunta que había lanzado su mujer, haciendo que la otra se mostrase algo más expectante.

—... Hay otra persona, ¿Verdad?— dijo, sin guardárselo más, volviendo a ser mirada por su pareja con una expresión algo sorprendida —¿Hay alguien más, no es así?

—Lisa, ¿Cómo puedes pensar algo así?

—Por que si no, no encuentro otra explicación, Zandik— recriminó —Tú no eres de las personas que dirían algo como eso solo porque sí, y si dices que no es por la distancia que vivimos en nuestra rutina, no entiendo que otra razón puedes tener para querer divorciarte de mí.

—No me siento del todo bien con la relación, es todo— declaró, con un tono algo más frio —Sí, yo sé que lo hicimos en algún momento porque de verdad queríamos estar juntos, pero ahora... No lo sé, simplemente creo que no es lo mismo, y no quiero que tengas que perder el tiempo con alguien que no disfruta de un matrimonio así.

—Zandik, por favor, dime la verdad— insistió, con una voz algo dolorosa —¿Hice algo?, ¿Hay alguien más?

—Tú no hiciste nada, de verdad... Es solo eso, no me siento cómodo— aclaró como pudo —Son cosas mías, nada que tenga que ver contigo.

—Pero, si es así, podríamos buscar alguna forma de arreglarlo, tal vez dándonos un tiempo, buscando ayuda, pero... ¿Divorciarnos?

—... Lo siento, Lisa— murmuró, viendo como la otra parecía encogerse en si misma de un momento a otro, llegando a desviar su mirada —De verdad, no es mi intención hacerte sentir mal, pero... No creo poder seguir con nuestra relación.

—... Entiendo— susurró, tomando con más fuerza el asa de su bolso, desviando su mirada por algunos segundos —Pero, al menos, déjame procesar un poco mejor todo, ¿Sí?

Él no dijo nada, si no que solo asintió a las palabras de la mujer, viendo como esta comenzaba a caminar directo a las escaleras del lugar, hasta llegar a la habitación que se suponía que ambos compartían como pareja, encerrándose en la misma hasta dejar que él otro escuchase como el llanto de aquella mujer comenzaba a salir de su ser.

Una pequeña parte de si mismo se sentía realmente mal con eso, pues sabía que a pesar de todo, Lisa realmente tenía un sentimiento sincero de amor hacía él, y con esa decisión la acababa de derrumbar por completo.

No solo había dañado a su bella florecita al alejarse de ella, si no que ahora también le hacía daño a la mujer que debía ser a quien amaba con todo su ser, haciéndole sentir como la peor escoria que podía existir en ese momento.

Pero la verdad es que no podía sostener más esa relación que ahora había sido manchada por su propia estupidez, y tampoco podía decirle la verdad completa a su esposa. Por ahora, lo mejor sería seguir jugando ese papel, y ver que era lo que ocurría en los próximos días.

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𝐃𝐨𝐜𝐭𝐨𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora