Capítulo 4

479 45 6
                                    

°

°

°

• • •「◆」• • •

—Oh... Pero si lo puse a cargar toda la noche...— murmuró la chica, tratando de encender su movil que, sin esperarlo, se había quedado sin batería —¿Ahora qué hago?

Ese día, por cuestiones escolares y cambios administrativos con los docentes, la pequeña niña de los Ragnvindr había salido unas cuantas horas antes de su horario de salida, por lo que se había dispuesto a marcarle a su padre o algunos de sus hermanos para que alguien fuese por ella a su colegio.

Sin embargo, no había contado con que su movil ahora estaba sin batería, y sus pocos amigos ya se habían ido hace rato de sus casas, así que no había nadie que le pudiese ayudar a hacer una pequeña llamada.

Su colegio estaba prácticamente hasta el otro lado de la ciudad, así que, por su mala suerte, tendría que irse a pie varios kilómetros en pleno sol de verano.

Sus piernas comenzaron a moverse, cubriéndose del sol con una de sus libretas mientras pensaba en sí aun podía solucionar su problema yendo hasta la oficina de su padre o tal vez a la universidad donde estudiaban sus hermanos. Aunque, esos lugares también quedaban bastante lejos de donde se encontraba.

—Señorita Ragnvindr.

Escuchó detrás de ella, girandose hasta encontrarse con aquel hombre de cabellos azulados que había aparcado un poco más atrás en la acera por donde ella caminaba.

—Señorita, ¿Qué hace caminando en pleno sol?, ¿No estaba usted en el colegio?— preguntó el otro, caminando hacia ella.

—Doctor Zandik... Eh, bueno, es que salí un poco más temprano y mi móvil no tiene batería, así que no tengo otra opción más que irme caminando a casa— explicó rápidamente la menor.

—Pero el sol a esta hora puede hacerle mal, y más aún con la temperatura a la que estamos en estas épocas— mencionó, a lo que la otra solo desvió la mirada —Bueno... ¿No quiere que la lleve hasta su casa, Señorita?

—¿Ah?, ¡No, no!, ¡No quisiera ser una molestia, Doctor!, ¡Usted debe tener trabajo a estas horas!— dijo de inmediato la muchacha —¿No podría hacerme solo el favor de hablar con mi padre?, podría esperarlo aquí y eso me sería de mucha ayuda.

—Realmente no tengo trabajo en este momento, de hecho, es mi hora libre— aclaró con tranquilidad —No es una molestia para mí llevarla hasta su hogar, además de que así no tendríamos también que molestar a tu padre cuando debe tener mucho trabajo, ¿No lo cree?

—Oh, bueno, tal vez, pero... De verdad no quiero molestarlo, Doctor— volvió a decir con cierta timidez, pero el otro negó con su cabeza.

—No es molestia, lo digo enserio— dijo, señalandole a la chica la dirección en donde estaba su auto —Además, creo que ya tenemos suficiente confianza entre tu familia y yo para que no me consideres un extraño si eso es lo que te tiene preocupada.

—¡No!, ¡Claro que no!, ¡Usted no es un extraño para mí!— expresó al instante, causándole algo de gracia al hombre —Muchas gracias, Doctor.

Ambos caminaron hasta el vehículo, uno bastante lujoso, lo cual era de esperarse de un doctor tan reconocido y de alta a categoría como lo era Zandik.

El hombre le ofreció el asiento del copiloto para después él colocarse en su lugar para poner en marcha el auto, durante el camino, había ocasiones donde el mayor le preguntaba alguna que otra cosa a la chica, más que nada para mantener un ambiente algo ameno entre los dos, aunque a veces había algunos silencios que, extrañamente, no eran para nada incómodos.

Además, en ese trayecto, el olfato de la chica se había inundado de ese tan exquisito perfume que solía ser tan característico en ese hombre. Era el que siempre usaba desde el primer día que lo había conocido, pero nunca se había detenido a realmente deleitarse con ese aroma que era simplemente hipnotizante.

Bueno... Tal vez no había tenido tan mala suerte, después de todo.

• • •「◆」• • •

°

°

°

𝐃𝐨𝐜𝐭𝐨𝐫'𝐬 𝐏𝐞𝐭 - Dottore/ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora