PIJAMADA

131 1 0
                                    


Un intenso aroma a café con canela llenaba el ambiente. Desde la puerta de la habitación podía escuchar a Yuuki riendo mientras la tía Tokiyo le contaba su paseo por Yucatán.

Avancé con los intestinos anudados, y las manos escurriendo en sudor.

Nunca hay una forma fácil de decirle a una chica que vas a dormir con ella... Tan solo pensarlo causa un revuelo en mi cabeza. Ninguna prueba de fuerza, o partido de fútbol te prepara para acercarte a las mujeres...

La tía Tokiyo sirvió tres tazas de café.

— No necesita azúcar, le puse piloncillo.

—¡Gracias tía, qué rico! — respondió Yuuki lamiendo lamiéndose los labios.

— Yuji, ya está el café.

Avance como un autómata, mecanizando cada paso para evadir el nerviosismo.
Agradecí por la taza de café, me senté al lado de Yuuki. La tía Tokiyo sorbió  a prisa, colocó la taza  al filo de la mesa, avanzó hasta la sala.

— Voy a vaciar la maleta, espérenme tantito, no tardo.

Asentimos al unísono. Me acerqué a Yuuki tragando saliva en el acto.

— Ammh... Yuuki... Tengo algo que decirte. — Dije en voz baja.

— ¿Por qué hablas así?

Desde la habitación del fondo se escuchó la voz de la tía Tokiyo sentenciando:

— No se estén secreteando, es de mala educación.

— ¡Ah, Perdón¡ Tengo dolor de estómago — traté de distraer a mi tía.

— Yuji no te hagas el misterioso habla de una vez.

— Yuuki... Vamos a dormir juntos. — Solté la bomba, como cuando despegas un curita lo más rápido posible para no sentir el dolor.

— ¡¿Qué?! — Gritó Yuuki.

— ¿Todo bien, Yuji? — Gritó la tía Tokiyo.

— Si tía, lo que pasa es que Yuji quiere aprender a pintarse las uñas, pero siempre se mancha los dedos. - Gritó Yuuki.

— ¿Qué burrada estás diciendo?  — Respondí en voz baja.

— Ya veo, ¿Sigue enamorado de Mana-san?

Ignoramos a la tía por completo.

— ¿Por qué? - Prosiguió Yuuki.

— La abuela se encerró en mi habitación, pero  no te preocupes, no vamos a dormir en la misma cama — Comenté.

— ¿Dormiremos en el futón? — Preguntó Yuuki.

— ¡Tonta! Me refiero a que yo dormiré en el futón, y tú en la cama.

— Pero... te dará frío.

— Es verano, ¡En ocasiones se ve difícil llegar al otoño con este asqueroso calor!

— No sé para qué me preocupo por ti, no es como que fuéramos novios o algo parecido... ¡Haz lo que quieras! — Vociferó Yuuki mientras vertía un poco de café sobre mi mano.

— ¡Ay! ¡Eso duele!

— ¡Niños, dejen que se enfríe! — Intervino la tía Tokiyo.

— No te preocupes tía, Yuji se despintó las manos con barniz, es un chillón.

— ¡Estás loca!

— Pues no duermas conmigo, puedo enloquecer durante la noche.

Todos estamos de acuerdo en que eso sonó muy mal, pero honestamente no me molestaba que así fuera, la observé fijamente a los ojos, las mejillas de Yuuki se encendieron como  acero al rojo vivo.

— Yu-ji... ¡ERES UN IDIOTA! ¡PERVERTIDO!

— ¡Cuida lo que dices niña!

Al interior de la habitación se escuchó a la tía Tokiyo riendo de la situación. 

— No pienso dormir en la sala, hace mucho calor, te veo adentro.

Entré a la habitación de Yuuki, aunque solo se quedaba durante las vacaciones de verano, acondicionó la estancia de tal forma que se podía saber que una dulce señorita -Con el mal genio de un Oni- ahí dormía. Me tumbé sobre el tatami para ver videos de gatitos en mi celular.

Yuuki se quedó tomando café con mi tía, probablemente para evitar la inesperada pijamada que la abuela Nishima nos preparó.

Después de unos minutos, bajé los brazos para descansar, Yuuki entró en la habitación, desde abajo pude apreciar otro ángulo, el resultado era el mismo, sea de perfil, frente o en contrapicada, Yuuki parecía la más hermosa criatura invocada por una delicada hechicera, su belleza era un 20 natural, confirmado por mis ojos. El latido de mi corazón parecía escucharse por toda la habitación, golpeaba al interior de mis oídos con firmeza. 

— ¿En serio vas a dormir en el piso?- Preguntó Yuuki.

— Pues sí...

— ¡Entonces yo también!

Yuuki se tumbó a mi lado, observando el techo, los videos de gatitos no pudieron hacer nada ante la presencia de Yuuki, me quedé perplejo, pasando de una foto a otra sin prestarle atención. Yuuki extendió el brazo intentando alcanzar el techo..

— Yuji... ¿Recuerdas nuestra primera pijamada? — Preguntó.

— Sí, todo era más sencillo en aquel momento...

— Obvio, éramos niños, no había responsabilidades, tan solo diversión.

A esa edad pertenecía al famoso club de tobby, o lo que es lo mismo era un inocente niño sin hormonas causando estragos en mi. Con mi rechazo pueril hacía las mujeres  la pequeña hija del mejor amigo de papá se esforzaba por entrar en mi vida. Recordé la primera noche que dormimos juntos. El tío Tanimoto viajó de emergencia a Corea. La abuela Nishima se ofreció a cuidar de Yuuki.  Cuando Yuuki tenía cinco años hablaba más japonés que español, me ayudó con la tarea sobre Youkais, esa noche fue la primera que pasamos juntos.

— Hicimos un fuerte con las colchas de la abuela, ¿Recuerdas?

— ¡Sí! Decoramos con luces al interior, y compramos provisiones para pasar toda la noche buscando un Yokai.

— Nospusimos de acuerdo para despertarnos, y no dormir en toda la noche. Nos ganó el sueño a los pocos minutos.

— Me pone muy feliz que lo recuerdes Yuji. Ese día fue muy importante para mí, tuve la mejor almohada de toda mi infancia: Tú.

Yuuki se posó su cabeza sobre mi hombro. El tiempo se detuvo, dentro de mi estómago había estallado una hipernova que invadía todo mi cuerpo. Nacieron nuevos planetas en mi interior, todo por sentir a Yuuki tan cerca de mí.

— ¿Te parece si nos quedamos dormidos como aquella ocasión?

— Sí...

Inhalé su esencia, quería registrar su aroma para recordarlo cada que tuviera oportunidad, sin pensarlo, besé su frente y recargué mi cabeza sobre ella. Sentí la respiración de Yuuki acelerándose, desde aquella posición tuve la privilegiada vista de un halcón sobrevolando la más alta cima de una cadena montañosa. Intenté calmarme, pero algo era diferente a aquella ocasión, probablemente no íbamos a poder dormir tan fácilmente.

— Espero que ningún Yokai nos quite esto nunca.— Dijo Yuuki al cerrar los ojos.

 Sin pensarlo puse mi mano sobre la de Yuuki, a los pocos minutos me quedé dormido. Toda la noche estuvimos en esa posición como esculturas en museo.

つづく

Mi hermano es un femboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora