CITA DOBLE

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La primera cita está sobrevalorada, en la mayoría de los medios se habla de ella, pero nadie te dice que en la primera cita verás a tu hermano vestido de mujer... Aunque en alguna cabeza fuera de órbita, seguramente mi hermano y yo saldríamos en una especie de Yaoi shota... Me revuelve el estómago, el pensarlo... ¿Quién en el mundo gustaría de verme junto a mi hermano en plan romántico?

Ideas estúpidas como esa fueron la antesala a mi primera cita. Yuuki regreso dos días antes a su casa para prepararse. Aquel sábado viajábamos en bus rumbo a la casa de Yuuki, El señor Harada nos prestó un automóvil al enterarse de la cita, a pesar de tener licencia de manejo extraña vez manejaba si no era estrictamente necesario, o el uber personal de la abuela, pero en aquella ocasión manejé un auto prestado.

Ahí estábamos sentados en el bus a las diez de la mañana, los rayos del sol eran cálidos y golpeaban las piernas de Maruko envueltas en medias rayadas como las de Alicia en el país de las maravillas. Las personas lo observaban con estupefacción, era difícil asimilar que con un cambio de look se viera tan lindo, seguía sin hacer las pases con la idea, aun así no podía negar el hecho.

Marco llevaba puesto el vestido floral, el cabello recogido en una coleta, sombra carmesí en los párpados, y un delineado que hacía ver sus ojos más grandes de lo normal.

Bajamos cerca de la casa de Yuuki, caminamos por la avenida principal, subiendo una pendiente que llevaba a la gran casa.

Se podría decir que éramos vecinos, tan solo unas cuantas calles nos separaban, y nuestro punto de reunión era la escuela o la casa de mi abuela.

La casa de Yuuki se distinguía de las otras por su arquitectura contemporánea, muy similar a la de PARASITES. Sin invasores claro...

Nos detuvimos frente al gran portón negro con un intercomunicador y una cámara tras un cristal rojo. Llamé por celular a Yuuki, la señal falló.

— Préstame tu celular — Le pedí a Marco.

— Lo dejé en casa.

— ¿Qué? No tengo señal, y esta cosa lee el iris, obviamente no estamos registrados.

Del intercomunicador respondieron, era Yuuki.

— ¡Voy en seguida!

— ¿Nos vas a dejar afuera? —

— Sí, no pueden entrar a la casa de una chica cuando está sola.

En realidad no estaba sola, tenía al rededor de nueve trabajadores permanentes con ella.

— ¡Ah! ¡Apúrate!

— ¡Qué genio! ¿Se supone que mi primera cita sea con un molesto oni como tú?

— ¡A quién llamas Oni! ¡Enana! — Yuuki colgó la llamada antes de poder escuchar el reclamo.

— ¡Es una tonta!

Marco se echó a reír, el tono rojo del atardecer comenzó a colorear sus mejillas. Si la naturaleza lo hubiera hecho nacer como mujer, sería una hermosa chica, pero eso le sumaría más tensión a toda la situación, las japonesas tienen un gran número de seguidores, los pretendientes abarrotarían las aulas del centro con tal de verla. Pero Maruko... No era más que una bonita ilusión.

— ¿Estas nervioso hermano?

— No... Solo tenso por todo esto que tengo que hacer por ti.

— Pudiste negarte, y dejarme ir solo con Mustang.

— Tengo que cuidarte.

— Pero Mustang es tu amigo

— Igual no sé sus intenciones, así que debo estar al pendiente.

— Si tan solo hubieras dicho no, tú y Yuuki podían quedarse solos en casa y no sé ver Netflix.

— ¿De qué carajo hablas? Si me quedo sería a ver Sono Bisque Doll, y ver a la hermosa Marin Kitagawa vestida de Maid, no a babearme la cara con esa enana.

El portón se abrió de repente.

— ¿A quién llamas enana? ¡Hikkikomori!

El color subió a mi rostro también, mal de familia, supongo, pero en lugar de ser una puesta de sol como el colorete de mi hermano, era más una mancha de ketchup tras salir disparada de la botella y cagarle la corbata a un oficinista.

Vi a Yuuki, y la mancha no hizo más que extenderse hasta la coronilla, en ese momento tuve una visión. Yo era un personaje típico de manga peleado con la vida e incapaz de expresar sus sentimientos, pero de repente en las viñetas de ese manga el distintivo «doki doki» del corazón acelerado ensuciaban las páginas.

Dejé de ser el personaje al ver el rostro de Yuuki, enmarcado con la precisión, y belleza en la simpleza de una ceremonia del té. El cabello planchado y recogido en una coleta con un moño. Ella había robado todos los elementos de una maid para convertirlos en una especie de ser iluminado en vida... Rápidamente, salí de la ilusión y aquella hermosa criatura desapareció para dejar a la enana a la vista, mientras el oxígeno abandonaba mi cuerpo súbitamente tras un tremendo golpe provocado por la bolsa de Yuuki al impactar contra mi estómago. Ella lograba lo que nadie en diez años de practicar fútbol americano derribarme en el piso.

— Respeta el espacio vital ajeno, y no me veas así, parece que tengo changuitos en la cara.— Expresó con timidez tras dejarme revolcándome en el piso del dolor.

— Bueno Maru chan, Mustang ya debe estar por llegar, ¿Nos vamos?

Desde mi ángulo podía observar que pensó en todo para evitar ser vista de más, igual era incapaz de verla con esos ojos, porque aquella ocasión dejó de ser la enana, para mostrarse como un ángel con la fuerza de un oso...

La cita había empezado con el pie izquierdo, pero en mi interior una chispa se encendió...

つづく

Mi hermano es un femboyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora