PRÓLOGO

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No me es posible exponer este retrato, he puesto demasiado en él de mí mismo.

-Oscar Wilde, El Retrato de Dorian Grey

- Hoy estás especialmente turbada - Gardenia da suaves golpecitos en su taza de té con la cuchara, el aroma floral avainillado es tan dulce que hace que se me revuelva el estómago - ¿quieres hablar de eso?

- Creo que sabes de qué se trata - sonrío con tristeza, casi puedo ver cómo me juzga con la mirada; preguntándose si se trata de problemas románticos o el estúpido estrés postraumático de nuevo.

- ¿Tiene que ver con lo que comentamos la semana pasada? - su blusa vaporosa color lavanda casi se pierde con el resto de la habitación. He escuchado que el tono ayuda a calmar a las personas, me pregunto qué clase de pacientes ha tratado Gardenia que la han llevado a forrar las paredes y a sí misma en color lavanda - ¿Es sobre el regalo que te han enviado desde el Distrito 7?

Asiento pensativamente; hace algunos días había recibido un paquete en el correo, llevaba tanto tiempo deshaciéndome de la correspondencia y los regalos de fanáticos del Capitolio que no me había dado cuenta de que ese provenía de uno de los Distritos. Aparentemente me lo habían reenviado varias veces a lo largo de años, sin éxito.

Cuando finalmente me di el tiempo de abrirlo, me encontré con un hermoso cuaderno con tapas color azul mar y salpicado en purpurina dorada; extrañada, había abierto la nota para encontrarme con esto:

Querida señorita Dhassei:

Este cuaderno le pertenece, esperamos disculpe el tiempo que hemos tardado en enviárselo, pero nuestra hija menor ha tenido que aprender a encuadernar ahora que Aliry no trabaja en la fábrica. Aliry pensó en este cuaderno para usted y consideramos que es justo que lo tenga en sus manos, esperamos que le guste y le enviamos saludos.

Familia Woodlock.

- ¿Qué es lo que te ha preocupado sobre esa nota?

- Todo - admito mientras jugueteo el dije de concha nácar para calmar mi ansiedad - "ahora que Aliry no trabaja en la fábrica" es una manera de evitar decir "mi hija fue despedazada en los juegos que tú ganaste".

- No creo que sea lo que quisieron decirte con ese regalo - se apresura a decir con su voz suave y fría - fue una manera de expresar su gratitud, protegiste a Aliry, tú y Bree fueron reconocidas en los Juegos por eso.

Resoplo sin poder ocultar mi desdén.

- La cinta donde la torturan en esa bodega está en todos los hogares del Capitolio. No hay nada que me puedan agradecer.

Entierro la cara en mis manos y casi puedo escuchar los engranes de su cabeza intentando conjeturar una manera de hacerme sentir mejor sin ofender ni al Capitolio ni a los Distritos. Lo que sea que le estén pagando a esta mujer por ser mi terapeuta no es suficiente.

- Un regalo es fuerte en intención: la familia Woodlock claramente se enorgullece de sus cuadernos, y quiere que tu tengas uno. Eso demuestra la importancia que tiene para ellos - me giro hacia ella y acaricio el terciopelo teñido de lavanda del diván donde estoy recostada, sin saber qué decir - de hecho, tengo una tarea para ti. Así podrás darle uso a ese cuaderno.

Levanto la cabeza intrigada, ni siquiera me había atrevido a abrir la bolsa plástica donde venía el cuaderno, y Gardenia ya tenía todo un plan para él.

- Sé que te niegas a comentar conmigo algunas cosas... - hago una pequeña mueca, quizá sea mi terapeuta, pero no deja de ser contratada por el Capitolio - así que tendrás que escribirlo.

- ¿Escribir qué?

- Todo. Quiero que escribas qué pasó despues de los Juegos que te dejó en tan mal estado, cómo te sentiste durante ellos, qué pasó cuando llegaste al Capitolio como vencedora. Escribe sobre aquello que no te atreves a repetir en voz alta a nadie.

- Ya están en mi cabeza, dando vueltas sin parar ¿qué sentido tiene escribirlo?

- La palabra escrita tiene un peso que no puedes imaginar, Nerea - dice recargándose en su silla con un aire misterioso - una vez que lo que tienes en la cabeza se convierte en algo tangible, ya no tienes control sobre ello, pero también eres libre.

Alzo una ceja con interés, si bien suena algo arriesgado, también es muy tentador.

- Está bien - consiento y Gardenia sonríe con suficiencia.

- ¿Te parece si terminamos la sesión con nuestro mantra?

- ¿De verdad tenemos que hacerlo cada vez que...?

- Por favor, Nerea.

Suspiro con exasperación, me siento tan ridícula cuando me hace decir esto, pero me siento aún más ridícula cuando a veces me funciona.

- No estoy en un barco.

- ¿Los demás tributos? - trago saliva.

- Todos muertos.

- ¿Y tú?

- Yo estoy viva - la punzada de culpabilidad de esta última línea se niega a disiparse.

Incluso después de todo este tiempo.

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora