CAPÍTULO 11

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Cuando finalmente regreso a la arena con los demás, los ánimos parecen haberse calmado; Katniss ha recuperado sus flechas de los cuerpos de los monos, Finnick está totalmente repuesto y Peeta también se ve tranquilo.

- Peleas bien – dice en cuanto me ve – no sabía que tuvieras tanto odio acumulado.

- Siempre he dicho que mi Nerea no es solo una cara bonita – sonríe Finnick recargándose en su tridente, ocasionando que me ruborice al instante - aunque la cara bonita sí que ayuda.

- El paquete completo – le sigue el juego Peeta, riendo ante lo fácil que mis mejillas se sonrojan

- Prácticamente perfecta – se nota que Katniss quiso halagarme, pero puedo notar cierta agresión en su tono. Creo que Finnick también lo percibe porque suelta una carcajada divertida mientras se arranca un trozo de la manga del traje y se agacha para vendarme la herida en la pierna.

Yo estoy buscando qué decir para aligerar el ambiente, pero justo entonces la jungla comienza a vibrar, como si estuviese cargando un arma.

Es como una pesadilla; justo a nuestro lado, tan cerca que si estuviésemos unos pasos más a la derecha estaríamos muertos, una ola alta y siniestra se levanta imposiblemente vertical y barre la porción de la isla a nuestro lado.

Yo solo veo el agua frente a mí como si una pared de cristal me protegiera, pero la veo arrastrar todo a su paso y escucho los gritos, el agua finalmente estalla frente a la Cornucopia, sin llegar a tocarla, otra cosa totalmente imposible. Después de ello el agua nos moja hasta las rodillas y todos se apresuran a levantar las cosas para evitar que se mojen.

- La... ola... un... leviatán... un ¡Leviatán!

Y es que yo sé lo que sigue a un maremoto, sé que estos son solo los ronquidos de la horrible criatura anunciando que saldrá de esta pequeña porción de mar y nos devorará a todos. Yo sé lo que significa.

- Oh no – escucho a Finnick detrás de mí intentando calmarme – Az... Dhassei por favor, por favor respira hondo...

- ¡No! ¡Necesitamos un barco! ¡Necesitamos un barco ahora!

Todos se ponen en pie y me miran, pero ninguno hace lo que les digo; necesitamos regresar a la Cornucopia por un barco porque estando a la deriva somos alimento fácil para los monstruos marinos; por alguna razón no parecen entender que la situación es muy clara.

Finnick finalmente me da alcance y me rodea con los brazos, pero yo sigo moviéndome y pataleando ¿por qué no entiende?

- ¡No! Odair no entiendes, solo es cuestión de tiempo. Primero es la serpiente marina y luego los caballos ¡y sigue el Leviatán!

- Nerea... - Peeta se acerca a mí y no comprendo la expresión pasmada con la que me mira, como si ahora yo me estuviese muriendo.

- ¡Peeta! Ve a buscar a Kai, él puede capitanear el barco, necesitamos uno lo antes posible...

- ¿Kai? – Katniss también frunce el ceño, como si no supiera de quién le hablo.

- ¡Kai! ¡Kai Brise, mi...!

- Nerea – susurra Finnick a mi oído y pareciera que le cuesta seguir hablando conmigo, pero su compasión no es necesaria porque algo no cuadra.

Kai no está aquí ¿o sí? Hace un tiempo que no lo veo ¿por qué? ¿quizá porque no está aquí en realidad? Y si él no está aquí tampoco lo está el Leviatán, porque lo matamos juntos. Pero si no está aquí es porque está muerto.

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora