SEGUNDA PARTE: EL QUELL/ CAPÍTULO 5

224 22 0
                                    

La casa de Mags es un pequeño refugio de la realidad; colgantes fabricados con pedazos de conchas, cojines tejidos, teteras de cerámica pintadas a mano, y su reconfortante presencia, que me sonrió con toda la tranquilidad del mundo cuando me presenté ante su puerta, un par de días después del anuncio.

"¿Quieres té?" dijo en su extraño y fascinante dialecto, y obviamente dije que sí porque, aunque estuviésemos en el caluroso distrito 4, hubiera sido una tontería negarme al té de menta con vainilla de Mags.

- Creo que ya sabes por qué estoy aquí – claro que lo sabe, ella sabe todo. A veces siento que todos a mi alrededor saben todo, menos yo.

Sonríe de nuevo con tanta paz, es una pena venir a perturbarla.

"Supongo que es sobre el Quell?"

- Sí, en realidad tiene todo que ver con eso.

Respira hondo después de servirme el té en una preciosa taza color esmeralda, y se sienta junto a mí, como si estuviéramos a punto de tener una de esas conversaciones incómodas que uno tiene con su familia de vez en cuando. Ya saben, de esas donde a veces salen a la luz prostitución y asesinato.

"Lo he pensado antes que tú, no necesitas pedírmelo" Casi me atraganto con el té.

- ¿Qué...?

"Ninguno de nosotros querría regresar jamás a la arena, y yo no voy a dejar que tú lo hagas; yo entraré y protegeré a Finnick..."

- No, Mags... - estoy temblando de pies a cabeza, me levanto de mi sitio y tomo sus manos, me sorprende lo suaves que son a pesar de estar tan arrugadas – yo quiero... necesito regresar a los Juegos.

Ella frunce el ceño, pero no como si estuviera juzgándome, sino como si estuviera intentando descifrarme.

- Hice varias estupideces en el Capitolio, Snow quiere que pague una deuda... en realidad no quiero que te veas implicada en esto Mags – mi voz es atropellada e insegura – pero Snow me quiere en los Juegos, y necesito pedirte que no te presentes voluntaria por mí si es que salgo en la cosecha.

Vuelvo a sentarme lentamente en la sillita de madera donde estaba tomando mi té y ella me rodea con un brazo maternal. Cuando me separo, puedo ver un profundo dolor en su rostro, usualmente tan pacífico.

"Siempre hay deudas que pagar... castigos que cumplir... responsabilidades que asumir... y tan solo son unos niños"

No estoy segura si esto está verdaderamente dirigido a mí, a mis diecinueve años, en realidad no me consideraría una niña, pero ella me mira como si comprendiera absolutamente todo lo que he pasado.

- Lo siento si te he decepcionado Mags – digo con toda la sinceridad que aún queda dentro de mí. Solo ha habido dos personas en mi vida a quienes realmente tenía miedo de decepcionar, uno fue Kai, y la otra es Mags.

Siento su mano en mi barbilla y alzo el rostro hacía ella, me mira de arriba abajo y esboza una sonrisa triste.

"Ya sabía yo que me la recordabas" camina hacia el otro lado de la mesita para tomar asiento frente a mí "Tienes la misma belleza, y la misma tristeza dentro de ti"

Ni siquiera tengo que preguntarle nada, ella puede notar mis ansias de saber.

"Muscida" dice simplemente. Algo en mi estómago se retuerce al recordar la historia que me había contado Fodille.

- Fuiste su mentora, ¿cierto? – me enderezo en la silla y doy otro sorbo a mi té - ¿qué pasó con ella? ¿por qué la votaron en el primer Quarter Quell?

Me mira un momento más antes de responder, como si intentara imaginarse a Muscida en mis facciones; reemplazando mi cabello blanquecino por uno largo y negro y mis ojos por unos de color oscuro como la noche.

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora