Cordelia se queda conmigo la noche antes de la cosecha, no dormimos, solo nos quedamos sentadas en el piso, recargadas en la cómoda mientras contemplamos el sol salir lenta y perezosamente por el horizonte, formando una línea roja cuando choca contra el mar.
- Recuerdo ese día – dice ella rompiendo el silencio, está sentada dándome la espalda mientras yo le trenzo el cabello, la misma trenza de cola de sirena que le había hecho en mi propia cosecha... mi primera cosecha – bajaste a escondidas a la playa, y yo solo quería que te quedaras... pero ahora me alegro de que hayas ido con Kai y Citrio.
- Eres demasiado lista, Delia – apunto con voz ronca – si estaba cerca de ti demasiado tiempo, sabía que lo averiguarías todo.
- Bueno, de tres hermanas por lo menos una debía ser lista ¿no? – le doy un codazo por costumbre, pero sé que tiene razón.
- Es verdad que fui una tonta, tomé decisiones para protegerte, pero sin decirte nada.
- Entiendo por qué lo hiciste...
- Pero no está bien – digo tajantemente, mientras termino la trenza y la ato con la liga elástica – tienes tu propia mente, tus propios planes, eres otra persona completamente aparte de mí. Y siempre voy a protegerte...
Puedo notar que sus gafas comienzan a empañarse y la rodeo con los brazos, recargando mi barbilla en su hombro.
- ... siempre voy a protegerte, pero nunca olvidaré que tú misma puedes hacerlo ahora.
Ahora es un sollozo en forma lo que escucho de ella, baja la mirada y saca un papel arrugado de su bolsillo, me lo extiende con mano temblorosa y siento que mi estómago se retuerce, recordando las cartas que han cambiado mi vida tan estrepitosamente.
- ¿Qué es...?
- Cuando me di cuenta de que habías conspirado para ir a los Juegos estaba furiosa, tan furiosa que...
Tomo el papel y lo desdoblo con rapidez, temblando porque haya hecho alguna tontería.
Cuál no sería mi sorpresa al encontrar el poster que antes ocultaba en la pared de mi armario junto con todos mis amores platónicos de farándula: un Finnick Odair muy joven, con su cabello cobrizo y su brillante sonrisa, aunque algo amarilla por la edad del papel. Recuerdo que lo recorté de una de las revistas que papá conseguía del Capitolio para nosotras.
Cordelia entierra la cara en las manos.
- Todos tus demás recortes los quemé, los hice pedazos y los quemé. Solo dejé este porque sé que era tu favorito... pero igual lo arrugué.
Solloza como si acabara de confesar un crimen y yo me quedo de piedra un momento.
Para luego estallar en carcajadas.
Y ella primero me mira molesta pero no tarda en unírseme, intentando callarme poniendo sus manos sobre mi boca.
Cuando finalmente nos calmamos, con el abdomen adolorido de tanto reír, me pregunta con su sonrisa traviesa que tanto había extrañado.
- Bueno, ¿qué se siente que tu primer amor platónico se haya vuelto realidad?
- Finnick y yo estamos muy lejos de ser una realidad.
- Pero él amaría que fuera una realidad.
Sonrío negando con la cabeza y miro al mar una vez más, donde el sol ya casi sale por completo.
- ¿Y quién fue tú primer amor platónico? Nunca querías decirme.
Y casi vuelvo a reír cuando se pone totalmente seria, de una manera casi sombría y aparta la mirada.
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EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)
FanficTodos los vencedores tienen secretos, y los míos quizá son los peores. Gané mis Juegos, enamoré a Finnick Odair, me convertí en el tributo favorito de Panem ¿pero a qué costo? ¿Qué queda realmente de Nerea Dhassei, esa chica que amaba el mar, que s...