CAPÍTULO 13

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Beetee no solo es absolutamente inteligente como para inventar un alambre capaz de soportar la carga eléctrica de un rayo tan grande, sino que es lo bastante claro a la hora de explicarnos el plan. Es simple, solo debemos llevar el alambre hasta el árbol donde cae el rayo todas las noches, extenderlo hasta la playa después de la ola y una vez ahí, terminaría con toda criatura viva en la arena húmeda y el mar.

- Debes estar feliz de poder comer solo rata de árbol a partir de ahora ¿cierto Nerea? – pregunta Peeta burlonamente, ya que nos quedaremos sin pescado también de tener éxito. Su frente está cubierta de sudor y su respiración agitada, producto de caminar cuesta arriba camino al árbol.

- Katniss ¿cómo te dice Peeta de cariño? – pregunto cómo toda respuesta – ya que es panadero me imagino algo como... ¿" bizcocho"?

- ¡Hey! – Peeta me da un empujón, rojo de la vergüenza, pero Katniss se limita a soltar una carcajada – en realidad le digo "tarta Pavlova".

- ¿Qué es eso...? Peeta tienes que admitir que mi apodo era mucho mejor.

- Es un pastel esponjoso cubierto de fresas... - comienza a explicar de inmediato como si eso lo hiciera mejor.

- Tiene razón, su idea era mejor – lo corta Katniss, dejando a Peeta sin palabras por un momento, haciendo que Finnick se doble en dos de la risa, cuando finalmente recupera el habla, alza una ceja con coquetería - ¿eso ha sido un permiso para llamarte "bizcocho" a partir de ahora?

Hasta Johanna se voltea discretamente para ver la reacción de Katniss, cuyas orejas se entintan de carmín y se limita a negar con la cabeza mientras comienza a andar un poco torpemente a través de la jungla.

Me basta intercambiar una mirada con Finnick para saber que ambos estamos pensando en lo mismo: lo de ellos no puede ser una mentira, no totalmente.

Demonios.

Cuando llegamos al árbol, Finnick pasa los brazos alrededor de mí, apretándome contra su pecho, nuestro tiempo finalmente llegaba a su fin y ambos lo sabíamos.

Johana llega a mi lado y me da un empujón amistoso mientras Finnick no deja de abrazarme.

- Solo quiero decir que ustedes han sido los peores a la hora de ocultar que tenían algo.

Me río sabiendo que tiene algo de razón.

- Bien, ahora tenemos que dividirnos – rompe la camaradería Beetee y sé que tiene razón, pero un escalofrío me invade de pies a cabeza, la parte final del plan se pone en marcha.

La idea de estar siempre a un paso de la muerte había sido agotadora, pero ahora, más que nunca, necesitamos mantener la calma, los verdaderos Juegos están por comenzar.

El sol se está poniendo, y el aire está cargado de electricidad, no solo la que se avecina con la tormenta, sino también la tensión palpable entre nosotros. Miro a Katniss y veo su determinación. En este momento noto que hay algo en ella que la hace diferente de nosotros, algo que la convierte en la chispa de una revolución:

Está dispuesta a sacrificarlo absolutamente todo, sin una pizca del miedo que yo siento apretando mi corazón.

- Se siente extrañamente tranquilo, ¿no? – me pregunta Peeta.

- Creo que quieren ver si funciona... o si morimos.

Beetee le pide a Finnick que lo ayude, y los demás montamos guardia mientras tanto. Antes de atar el alambre al árbol, Beetee desenrolla metros y metros de cable, hace que Finnick lo ate con fuerza a una rama rota y lo deja en el suelo. Después se ponen cada uno a un lado del árbol y se van pasando la bobina para rodear el tronco de alambre una y otra vez.

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora