Después de aquella conversación con Fodille, me la pasaba mirando el espejo, había desarrollado un cierto miedo a esta actividad a partir de las modificaciones que me hizo el Capitolio, pero ahora era diferente; nada me parecía suficiente, nada me dejaba satisfecha; primero creí que era mi ropa, o los accesorios, pero no tardé en darme cuenta de que el problema estaba en mí misma.
Suspiré y alcé la vista hacia las hileras e hileras de ropa colgada en el vestidor, prendas en blanco, beige, negro... algunos colores apagados resaltaban entre el patrón.
- Podemos mandarte a confeccionar lo que tú quieras - dijo Neptune conciliadoramente, recargado contra el marco de la puerta mientras me observaba probarme prenda tras prenda sin ningún éxito - podemos cambiarlo todo si no te gusta...
- Es perfecto - dije sin pensarlo; y era verdad, no me gustaba, pero era totalmente opuesto a lo que hubiera elegido en el pasado, y eso era justo lo que quería lograr.
Bajé del banquillo frente al espejo y me dirigí hacia Neptune, hice que dejara la copa que estaba bebiendo y lo arrastré hasta quedar frente al espejo, provocándole una risa sorprendida.
- ¿Se puede saber qué estás haciendo?
- Esta soy yo ahora. Mira - me coloqué a su lado y entrelacé mi brazo con el suyo; con Finnick siempre me había visto perfectamente adecuada cuando hacíamos esto, como dos piezas embonadas en un rompecabezas, sin embargo, Neptune lucía pulcro, distante, su belleza era intimidante, y yo no me veía como su igual - estoy mal.
- Luces...
- Creo que es el cabello - casi tuve miedo de decir esto último, y él también parecía sorprendido, solté su brazo y me acerqué más al espejo, apartando la larga melena de mis hombros - sí, eso será un buen lugar donde comenzar.
Él pareció dudar al inicio, pero después de unos minutos se acercó a mis espaldas y tomó mi cabello con tanta delicadeza que apenas sentí sus dedos recorriéndolo.
- Quizá rojo - dije dubitativamente, intentando visualizarme, pero la imagen de Cashmere con su cortina de cabello dorado fue más fuerte - Rubio.
Dije casi como una sentencia.
Sentí la sonrisa de Neptune junto a mi oído y tuve que controlarme para no sentir un escalofrío.
- ¿Y qué tal si...? - ocultó con sus manos mucho más de la mitad del cabello, dando la idea de una melena corta hasta la barbilla - ¿te atreverías?
No pude evitar sonreír ante su tono coqueto, el cual se hacía cada vez más frecuente.
- ¿Es un reto, señor Highbottom?
Volví a mirar en el espejo y noté algo más, algo que me atrapaba en mi vida anterior, la cuál estaba dispuesta a dejar atrás para ser la compañera perfecta de Neptune, la princesa del Capitolio. Mis dedos titubearon cuando comencé a desabrochar la cinta de cuero negro que sostenía el dije de la Atlántida en mi cuello, me entristecí en sobremanera al tener que separarme de él, pero sabía que no podía seguir adelante si me aferraba.
Lo terminé de desabrochar.
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EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)
FanfictionTodos los vencedores tienen secretos, y los míos quizá son los peores. Gané mis Juegos, enamoré a Finnick Odair, me convertí en el tributo favorito de Panem ¿pero a qué costo? ¿Qué queda realmente de Nerea Dhassei, esa chica que amaba el mar, que s...