Memorias de la peor mentora de la historia: Entrada 5

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- ¡Felices 74° Juegos del Hambre! ¡Y que la suerte esté siempre de su lado! – Caesar Flickerman animó al público a levantarse y recibir a los tributos.

- Levanta la barbilla, el abdomen más adentro, ¡basta de alzar tanto las cejas! – indicó Cashmere estrictamente a su tributo, una chica que parecía una copia más joven de la propia Cashmere. Iba ataviada con un ceñido vestido dorado y practicaba su sonrisa en el espejo.

- No seas tan dura con ella – le susurré con picardía, pero se limitó a mirarme con la misma frialdad que a su tributo.

- Los míos van a ganar este año. Si fueras algo más dura con los tuyos, quizá sobreviviría alguno.

Golpe bajo, mi sonrisa desapareció y no pude evitar sentirme desanimada.

- Yo no estaría tan segura, Cashmere – dije mientras giraba la cabeza hacia la chica del 12 que acababa de llegar, prácticamente vestida de fuego y con la piel resplandeciente - ¡otro acierto, Cinna!

Grité al diseñador que la seguía, asegurándose de que el vestido estuviera perfecto. Me sonrió y levantó el pulgar, nunca sabré como se mostraba tan confiado en todo momento.

- ¡Laurenze! ¿En dónde están? Todos están comenzando a llegar.

- No te preocupes hermosa, ya vienen para acá.

- Excelente – di largos pasos hasta el cuarto de control - cuando mis tributos entren necesito luz blanca azulada ¿de acuerdo? El año pasado la pusieron casi verde; ni yo hubiera invertido dinero en alguien con luz verde ¿entienden?

Todos los técnicos asintieron con celeridad y me dirigí a toda prisa al lobby, donde los tributos comenzaban a ponerse en fila. Los míos se acercaron con torpeza mientras seguían a Finnick; el chico era de los más jóvenes del grupo, por desgracia no había habido voluntarios; sus caireles color rojo encendido serían su perdición en la arena. La chica sí había sido voluntaria, de rasgos solemnes y complexión robusta. Era todo lo que sabía de ellos.

La realización de este hecho me sobresaltó en el momento en que quise saludarlos y no fui capaz de pronunciar el nombre de ninguno de los dos.

Me recompuse como pude y esbocé una sonrisa.

- ¡Pero que guapos que han quedado! - era cierto, aunque Demetria se había comprometido demasiado a la temática azul ese año, forrándolos en el mismo tono para el desfile; me preguntaba si sería suficiente para despacharla como diseñadora del distrito – recuerden las respuestas que practicamos, intenten sonreír.

Dije especialmente a la chica ¿cómo era que se llamaba?

- Escuchen a Nerea, esto es su fuerte – guiñó el ojo Finnick y noté a la chica visiblemente nerviosa – nunca interrumpan a Caesar, verán que él los ayuda a que la entrevista vaya perfecta.

- ¡...Recibamos, a Glimmer!

- Oh, ya están comenzando, están comenzando – dijo Laurenze con nerviosismo, corriendo hacia las pantallas.

- Nerea... - me giré hacia mi joven tributo - ¿pero y si no les agradamos...?

- Oh tranquilo... - por más que escudriñé al niño frente a mí, no atinaba a recordar su nombre – oye, eres pequeño y adorable... ¡y sacaste un 9 en el entrenamiento! Creo sinceramente que eres de los más letales en esta sala.

Un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta de lo que acababa de decir, la expresión de mi tributo también se tornó un poco dubitativa.

- Lo harás increíble... finge que estás hablando con Finnick o conmigo ¿de acuerdo?

EL TRIBUTO| Los Juegos Del Hambre (SEGUNDA Y TERCERA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora