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—" ¡Papá ! "

 resonó el grito desesperado de su princesa en el aire, un lamento que se clavó en lo más profundo de su ser.

Antes de que pudiera reaccionar, un golpe a traición se abalanzó sobre él. Aquella seguidora de Adam, esa perra extremista, le arrebató la oportunidad de defenderse. Lilith, astuta como siempre, había logrado engañarlo una vez más. Fue ingenuo al pensar que la mujer que vendió a su propia hija con tal de mantenerse en el cielo podría llegar a sentir el más mínimo atisbo de remordimiento.

Un susurro, apenas un murmullo, fue suficiente para que sus defensas se desmoronaran como un castillo de naipes. "Querido, escúchame, todo esto es un error", había susurrado Lilith en medio de la batalla, con una voz que parecía susurrar promesas de redención. En ese instante, cualquier sentido de peligro desapareció, eclipsado por la suave caricia de sus manos sobre sus mejillas. Su esencia refinada y característica, su tacto suave y cálido, todo parecía perfecto. Se sintió en casa, junto a su reina, envuelto en una ilusión de amor y protección.

Pero nada en mi vida es tan sencillo.

-¡Lucifer! —El grito desgarrador de Alastor junto con el de Charlie resonó en el aire, como un eco trágico que anunciaba la tragedia inminente. Pero ya era demasiado tarde. Lute emergió de entre los escombros, una sombra siniestra que se abalanzó sobre él con ferocidad despiadada. La hoja afilada del cuchillo atravesó su carne, desgarrando su cuerpo y su alma en un solo movimiento.

Se separó de Lilith, atónito, con los ojos abiertos de par en par, mientras Lute reía maniáticamente a su lado, una risa que resonaba como una melodía macabra en medio del campo de batalla.

—¡Esto no era parte del trato! —exclamó Lilith con su voz llena de ira, tal vez levemente asustada.

—El trato cambió, Lilith. Nuestro trabajo está hecho. Volveremos más tarde para controlar a la perra de tu hija. Vámonos —respondió Lute con frialdad. Su rostro era frío y sin una pizca de remordimiento.

Con brusquedad, Lilith lo apartó de un empujón, como si fuera un objeto descartable, y se marchó con los pocos exorcistas que quedaban, sin mirar atrás, dejándolo atrás en un mar de dolor y traición.

Debió haberlo previsto. Una vez más, su esposa los había vendido, había sacrificado su amor y su lealtad a favor de sus propios planos retorcidos.

Mientras yacía en el suelo, sintió cómo su hija le gritaba a lo lejos. Con sus palabras llenas de angustia y desesperación. Cerró los ojos, buscando refugio en la oscuridad que lo envolvía, esperando encontrar un breve respiro en medio del caos.

Con un poco de suerte, se recuperaría en unas horas...

A veces se preguntaba, ¿Qué hubiera pasado si Lilith nunca se hubiera convertido en su esposa?

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-¡Papá! ¡Despierta! ¡Papi, levántate! —escuchó una pequeña voz a lo lejos. Era divertido, esa voz chillona no la había escuchado en años, desde que Charlie era apenas un bebé.

—Te dije que no era buena idea lanzarte desde el décimo piso sin avisar, era obvio que papá se asustaría —respondió otra voz, probablemente la de un niño o tal vez un prepuberto. Esos altibajos no pasaban desapercibidos.

—¡Pero Charlie dijo que papá es muy fuerte! —protestó la voz infantil.

—Pero no está hecho de acero para que pienses que te atrapará como si fueras una hoja de papel cuando te lanzaste como un torpedo.

—¡Tú eres el torpe! —replicó.

—¡Dije torpe, no torpedo! —se apresuró a corregir, pero la discusión continuó.

—¡Ya te dije que no soy un torpe!

—¡Pero tienes la cabeza hueca! —respondió mientras lucifer trataba de contener una risa. No sabía quiénes eran esos niños, pero eran muy graciosos.

—¡Le voy a decir a mamá que me dijiste torpe!

—¡Idiota, no te muevas de aquí! Si mamá se entera de lo que hicimos, nos hará tomar esas aburridas clases de ética otra vez.

La voz de los niños y su pequeña discusión llenaron el aire. Lucifer siguió escuchando mientras intentaba mover su cuerpo, pero parecía que este no le quería hacer caso.

En un último intento, trató de levantar su mano con fuerza, sintiendo sus dedos hormiguear. Se animó a sí mismo y lanzó un golpe al aire, sonriendo mientras volvía a sentir la movilidad de sus brazos.

Hasta que impactó contra algo blando pero a la vez fuerte, y sonó como si algo hubiera crujido. ¿Acaso golpeo a alguien?

Sus ojos se abrieron poco a poco, revelando la imagen de un niño extrañamente parecida a Alastor, tirado en el suelo con la nariz sangrando, mientras una réplica de Charlie con orejas de ciervo intentaba moverlo.

-¡MAMÁ!

¿Estaba en una especie de pesadilla?

Un giro inesperado [AppleRadio] Omegaverse AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora