13

1.2K 179 22
                                    


.

.

.

.

UNIVERSO OMEGAVERSE

—¡NIFFTY! —gritó con impaciencia, su voz resonaba en la habitación con un tono cargado de molestia. En ese momento, su irritación era demasiado evidente que nadie se le atrevía a mirarlo a los ojos.

—¿Si señor?

—Programa una reunión con el cielo. Diles que Lucifer estará presente —ordenó, abriendo con brusquedad una botella de alcohol.

—Entendido, señor.

—¡Espera! ¡¿Yo voy a ir?! —preguntó Lucifer, acercándose con sorpresa.

Alastor ni siquiera se dignó a responderle, estaba molesto. Demasiado enojado como para articular alguna palabra. Los de allá arriba planearon algo a sus espaldas, se llevaron a su esposo y para empeorar las cosas, Lilith estaba involucrada en toda esta mierda. Quería matar a alguien, necesitaba desahogarse lo más rápido posible.

Durante un mes y medio, había cargado con el peso de la culpa por haber dejado ir a su esposo. Noches enteras dedicadas a investigar alguna solución a ese maldito problema, solo para descubrir que todo era parte de un estúpido plan de Lilith para recuperar a "su esposo". La maldita era una pésima perdedora. De un trago, tomó la botella de alcohol con dificultad, sintiendo el ardor en su garganta. Quería escupirlo, no soportaba el sabor, pero definitivamente, si no tomaba algo fuerte, Pentagram City sería un desastre.

¿Como no lo esperaba? 

Siempre analizaba las cosas rápidamente; nada estaba fuera de su alcance. Pero esta vez, lo habían sorprendido. Nunca esperó que Lilith tuviera el valor de hacer un trato con el cielo.

—Oye —llamó Lucifer, tratando de captar su atención—, ¿puedes explicarme qué pasó allá?

—Eso no es de tu incumbencia —respondió Alastor, sin siquiera voltearlo a ver.

Lucifer se quedó sin palabras por un momento, intentando contener su frustración antes de reunir el coraje para continuar.

—¡¿No es de mi incumbencia?! —exclamó, sintiendo una oleada de enojo—. ¡Casi matas a una anciana! Si no hubiera intervenido, quién sabe qué habría pasado.

Alastor, con una mirada ardiente de ira, agarró a Lucifer del saco y lo acercó, dejando escapar su parte demoníaca.

—¡DIJE! —gritó con su voz resonando con un tono oscuro y peligroso— ¡NO ES DE TU ASUNTO! ¡SI VUELVES A ABRIR TU BOCA, DESTROZARÉ TU ALMA!

Lucifer retrocedió, sorprendido por la intensidad de la reacción de Alastor. Observó cómo todos los sirvientes abandonaban rápidamente la habitación, dejándolos solos en medio de la tensión creciente. Tragó con dificultad, sintiendo un nudo en la garganta, y se detuvo al borde de la salida de la cocina. Sabía que podía irse, dejarlo solo como parecía desearlo, era obvio que no lo necesitaba ahí. ¿Por qué debería importarle el estado de ánimo de Alastor? Después de todo, no era su problema. Si el ciervo perdía la cabeza, no sería culpa suya.

Si, iba a subir las escaleras, ver a Charlie y ignorar por completo a Alastor. Lo que ocurriera con él no le incumbía en absoluto. 

Después de todo, solo era un pecador retorcido, un demonio despiadado que solo causaba problemas. Había llegado tan bajo como para lastimar a una anciana, y Lucifer se sintió repulsado al pensar en ello. ¿Qué clase de ser era capaz de tales actos?

Un giro inesperado [AppleRadio] Omegaverse AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora