Aún no podía apartar de mi mente aquel suceso que había ocurrido hacía tan solo un par de horas atrás. Tarde, alrededor de las doce de la noche, justo antes de irme a dormir, escuché un ruido que llamó mi atención. Supuse que sería la presencia de mi singular vecino, pues me había parecido extraño no escuchar su estruendosa llegada a eso de las diez de la noche. Con el pasar de los días y con el resonar tan puntual de la puerta siendo azotada, había logrado aprenderme su horario de salida y de llegada, por lo que siempre me preparaba psicológicamente unos minutos antes de sentir el leve temblor de las ventanas y el golpe que paralizaba mi corazón del susto. Pero el regreso de hoy me pareció fuera de lo normal, pues no hubo ningún portazo, tan solo el leve ruido de unos pies arrastrándose lentamente por el pasillo entre el silencio de esas horas.
No supe en qué momento me levanté de la cama, en la cual me encontraba sentado leyendo un webtoon, para quedar con la oreja pegada en la madera de mi puerta. Me quedé expectante ante cualquier otro ruido extraño, para ese momento estaba dudando de que se tratase o no de mi vecino, así que sigilosamente agarré la primera idiotez que mis manos encontraron para defenderme en caso de que se tratara de algún ladrón. No hacía falta decir que lo único que encontré fue uno de mis tenis sucios. Esperaba a que fuese útil en una eventual pelea.
Cuando el silencio que se oía del otro lado me comenzó a inquietar, un abrupto golpe me hizo saltar de mi lugar asustado. Acercándome nuevamente, me armé de valor y abrí sutilmente la puerta para que no rechinara y alertara a quien fuese que estuviera allí afuera. Asomé lentamente mi cabeza por el pequeño espacio que había dejado para observar y fue entonces cuando lo vi a él.
La duda y la preocupación rápidamente reemplazaron el nerviosismo y miedo que sentía. El chico, a quien había apodado "pequeño fantasma", se encontraba allí, de rodillas en el suelo y con su frente pegada a la madera de su propia puerta. Podía escuchar su pesada respiración llenar el silencio del corredor y ver cómo su espalda se contraía con un leve temblor. No supe por qué razón no podía moverme para prestarle ayuda, porque claramente se veía que la necesitaba, se le notaba enfermo, pero mi cuerpo se quedó congelado en su lugar tan solo mirándole. Poco tiempo después se puso de pie con dificultad y abrió la puerta de su habitación para adentrarse en ella, cerrando por primera vez, desde que me mudé, con delicadeza.
La vida de ese chico era un secreto a voces, nadie recordaba cuando había llegado, tampoco sabían su nombre o a lo que se dedicaba. El par de vecinos con los que hablé, para averiguar un poco más de él, me habían dicho que a pesar de que les influyera un poco de inquietud, nunca habían tenido alguna excusa para quejarse sobre él, no hacía desórdenes, ni desobedecía las reglas del edificio. Además, según decían, su depósito del arriendo siempre estaba a la fecha. Las personas que vivían en el edificio se habían acostumbrado a su extraña y silenciosa presencia, por lo que ahora era mi turno de acostumbrarme al chico si quería sobrevivir en el único piso económico y de decente de Chicago.
Mi vecino y sus portazos no eran lo único que me comenzaba a preocupar. Hallar empleo se había vuelto mucho más difícil de lo que había creído, ya que al no tener experiencia laboral, ninguna empresa se había querido arriesgar en contratarme, lo que se había vuelto un gran problema, pues mis pocos ahorros se agotaban rápido y sinceramente no quería recurrir a Clyde, ni mucho menos a mis padres para pedir prestado algo de dinero hasta que lograra encontrar un trabajo estable. Me había prometido valerme por mí mismo, por lo que tenía que generar mi propio sustento lo antes posible.
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Tras su Puerta / Reescrita
FanfictionAl graduarse, Craig se vio expuesto ante las exigencias de su entorno. No tenía la más mínima idea de lo que quería hacer ahora que se había convertido en adulto, ni mucho menos algún plan, pero estaba dispuesto a que la vida lo sorprendiera, ilumin...