Pasé la siguiente semana tratando de ignorar los nuevos sentimientos que aún no me atrevía a ponerles un nombre. Tener bastante trabajo ayudó a distraer mi mente de todos aquellos pensamientos. Aparte de tener que entregar las pizzas a domicilio, Brad me había hecho participar en la cocina en más de una ocasión para limpiarla a pesar de que ese no era mi trabajo. Dado a que no me molestaba hacerlo, no creí necesario reclamar, pero luego de tres días seguidos donde me tuve que quedar incluso más tarde de mi horario de salida, mi opinión cambió, pues no me parecía justo. Intenté hablar con Brad, pero este extrañamente me respondió de una forma que no me esperé.
— Ayudar a tus compañeros no te matará, no seas egoísta — Me dijo sin siquiera apartar la mirada de lo que sea que estuviera haciendo en la computadora. Traté de no tomármelo de forma personal, pues no había razón alguna para que Brad estuviera a la defensiva conmigo. Quizás solo estaba teniendo un mal día. Así que luego de que Joe y Matt me dijeran que no le prestara atención lo dejé pasar. Tampoco quería darle más importancia de lo que debería, por mucho que en el interior me muriera por sacarle el dedo medio por cabrón.
— ¿Te pasó algo? — Me sorprendí al oír a Tweek a mis espaldas cuando iba subiendo la escala principal de nuestro edificio. Me volteé para encontrármelo con su habitual rostro cansado luego de un largo día de trabajo. Esa noche al parecer ambos lucíamos igual.
— Oh...solo un día fastidioso — Respondí mientras ambos nos encaminábamos al elevador — Al gerente le dio por ser un idiota estos días
— ¿El chico de barba?
— ¿Cómo sabes? — Le pregunto sorprendido de que supiera como lucía Brad.
— He...pasado algunas veces por afuera de la pizzería...queda de camino a la cafetería
— Oh...cierto — Respondí — Como sea, ese idiota me ha hecho trabajar de más y ni siquiera me ha pagado horas extras
— Que ojete — Dice y no puedo estar más de acuerdo con él. Aquellas pequeñas charlas con Tweek se habían hecho costumbre luego de varios días. Me agradaba bastante poder interactuar con él como un amigo casual y de vez en cuando cenar juntos. Nuestra relación comenzaba a ser reciproca, aunque lo más seguro que para Tweek solo era un hábito verme. No me importaba, se podría decir que íbamos bien encaminados para ser buenos amigos algún día. Con ello en mente, trataba de no mesclar los sentimientos que aún no me eran claros para evitar afectar el lazo que ya teníamos, el cual me agradaba y estaba conforme tal y como estaba.
Desperté a la mañana siguiente casi a medio día. El cansancio de la semana salía a relucir los días libres que tenía del trabajo, durmiendo largas horas para recuperar la energía perdida. Luego de un rápido almuerzo y una ducha, salí para ir a visitar a Richard, a quién no había ido a ver en días por estar demasiado ocupado. Cuando llegué a la clínica fui directo a recepción, había aprendido la ultima vez que debía siempre anunciar mi llegada para saber con certeza donde se ubicaba el hombre. Aunque el clima frío de esa tarde ya me lo decía por adelantado. Luego de pasar las horas de visita jugando a las cartas y conversando en un ambiente ameno, me despedí del hombre prometiendo, como siempre, volver a visitarlo. Tweek en esa ocasión no había asistido, según Richard le había avisado que estaría ocupado con el trabajo. No pude evitar sentirme un poco mal por su padre, se notaba mucho que quería verle siempre que iba yo solo.
Cuando salí de la habitación me dirigí al elevador para bajar al primer piso con la atención puesta en mi celular, contestando un mensaje que Tricia me había enviado enseñándome el nuevo peinado que se había hecho, el cual como todo hermano mayor le respondí diciéndole lo fea que se veía. Mientras tecleaba en mi celular, alguien se había subido al elevador antes que las puertas se cerrasen. No me detuve a pensar en ello hasta que me sentí observado de un momento a otro. Levanté la mirada y me encontré con aquel chico, ex compañero de trabajo de Tweek.
— Uh...hola — Saludé por cortesía al notar que me miraba con seriedad, pero de un momento a otro soltó una risa que parecía ser de burla.
— Realmente te entrometiste
— ¿Disculpa?
— Realmente eres un idiota, no sabes donde te estás metiendo
— Okey, ¿tienes algún problema amigo? — Exasperado le respondí. Su actitud pasivo-agresiva no me agradaba en absoluto. Salimos del elevador y nos detuvimos unos metros lejos de la entrada principal del lugar. La tarde caía haciéndose de noche.
— ¿Cómo lo hiciste? — Preguntó sacando una cajetilla de cigarros de su chaqueta para luego encenderlo y darle una larga calada — ¿Te cogiste a Tweek o algo por el estilo? Si hubiese sabido que cogerlo era el secreto para hacerlo hablar lo hubiera hecho encantado — No supe en que momento agarré el cuello de su chaqueta y lo sostuve con fuerza. Toda mi rabia se expandió desde mi estomago de un momento a otro y lo único que quise en ese instante fue golpear su feo rostro hasta dejarlo irreconocible.
— ¿Quién te crees que eres para hablar mierda? — Dije aguantándome todo el enfado que sentía antes de cometer una locura. Muy pocas veces lograban sacarme de mis casillas, pero en esta ocasión había sobrepasado mis límites por mucho. No iba a dejar que nadie insultara el nombre de Tweek — Mucho cuidado con lo que dices, imbécil
— ¿Qué? ¿Ofendí a tu novia? — El bastardo sonrió.
— ¡¿Cuál es tu puto problema?!
— ¡Tweek es mi puto problema! — Exclamó soltándose de mi agarre — ¡Estuve como un estúpido perro tras de él por medio año intentando acercarme para ayudarle! ¡¿Y sabes que hizo?! ¡Nada! ¡Cada puta acción buena que hacía por él la ignoraba! — Levantó sus brazos fastidiado — Y ahora estás tú, un tipo que ni siquiera lo topaba hace dos meses, visitando a su padre casi todos los días como si fueran los mejores amigos — Reveló sorprendiéndome.
— ¿Cómo putas sabes eso? — Pregunté tratando de controlar mi enojo. Observé al chico suspirar y levantar su cigarrillo del suelo el cual había caído en el forcejeo— ¿Me has estado siguiendo?
— Ya quisieras — Sonrió y luego volvió a darle una calada a su cigarro maltratado. Cuando exhaló el humo habló más calmado — Mi abuela está internada aquí...y creí...creí que Tweek podría entender mi situación, creí que podríamos apoyarnos mutuamente porque ambos sufríamos lo mismo...pero ese hijo de puta mal agradecido solo me ignoró, no le importó nada de lo hice por él
— Espera...¿Hablas enserio? — Sin evitarlo solté una carcajada y lo miré sin poder creer el tipo de persona que tenía al frente, era increíble — ¿Acaso ayudas a las personas solo para recibir algo a cambio? ¿Qué esperabas recibir de Tweek? ¿Lástima? ¿Meterte a su cama? — Mientras más lo meditaba más ganas de golpearlo tenía — ¿Te detuviste a pensar en algún momento en ver más allá de tu nariz? ¡Él nunca pidió tu maldita ayuda y estás despotricando contra él como si te debiera un puto favor!...me das pena amigo
— Hablas mucho...— Su mirada imperturbable me estaba sacando de quicio. ¿Solo para esto me había interceptado en el elevador?— Pero no eres diferente a mi, nadie en su sano juicio hace tanto sin esperar algo a cambio
— Tienes razón — Dije — quiero que ese chico viva mejor y que encuentre consuelo en medio todo lo que está sufriendo, eso es lo único que quiero de Tweek y si ahora visito a su padre casi todos los días es porque él mismo me lo ha permitido...Me preguntaste que como lo había hecho, ahí tienes tu respuesta, a diferencia tuya, no he hecho las cosas pensando solo en mi mismo
— No te creas el gran tipo, solo es cosa de tiempo para que Tweek te de la espalda
— ¡Como digas, imbécil! — Exclamé marchándome del lugar. Si pensaba que sus palabras me iban a acobardar, pues estaba muy equivocado. Solo era un tipo patético revolcándose en su propia envidia. Aceleré mi paso porque sabía que en cualquier momento me devolvería y le reventaría la nariz.
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Tras su Puerta / Reescrita
FanfictionAl graduarse, Craig se vio expuesto ante las exigencias de su entorno. No tenía la más mínima idea de lo que quería hacer ahora que se había convertido en adulto, ni mucho menos algún plan, pero estaba dispuesto a que la vida lo sorprendiera, ilumin...