Capítulo 9

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Estaba nuevamente sentado en el suelo de la pérgola junto al señor Tweak. Había ido a visitarlo antes de ir al trabajo, eran las once de la mañana y el día volvía a estar soleado después de una semana completa nublado y con bastante frío. Pude ver al padre de Tweek muy contento disfrutando del clima, amaba el calor, me dijo. Había estado corriendo su silla a medida que el sol se movía para que así nunca dejara de entibiar su piel y me agradeció obsequiándome unas mandarinas que tenía sobre su falda. Conversamos un buen rato tonterías sobre un programa de televisión hasta que finalmente me preguntó que pasaba por mi mente al notar lo distraído que me puse luego de un rato. Le dije que Tweek aún estaba enfadado conmigo.

- Por favor no le odies - Me pidió con lástima.

- ¿Qué? - Me reí - Admito que la mayoría del tiempo me fastidia, pero no podría odiarlo, entiendo que él sea así

- No es un mal chico, no siempre fue así - Dijo.

- ¿Él cambió por el cáncer que usted padece? - Pregunté tratando de adivinar si la raíz de todo se produjo ante aquel suceso, pero el señor Tweak negó mirando hacia el cielo y luego suspiró con pesadez. Pude notar su rostro contraído, como si hablar de ello le costase y doliese. Antes de que pudiera decirle que no era necesario responder mi pregunta, él habló:

- Mi cáncer fue el punto de quiebre, fue lo que terminó por destruirlo - Murmuró casi para sí mismo - Hay mucho más antes de eso, no hemos tenido buena suerte, Craig - Me mira - No hay muchos momentos felices en nuestra vida, es por eso que quiero ver a mi hijo estar bien antes que esta enfermedad termine por arrebatarme los años que quiero aún seguir viviendo

No dije nada. No era capaz de agregar algo ante tales palabras, no me correspondía. Tan solo le escuche suspirar y acariciar sus manos entre sí. Puedo sentir el dolor que transmitían sus gestos y la triste historia detrás de sus ojos.

- Cuando Tweek era pequeño, vivíamos fuera de la ciudad, en un pequeño conjunto de edificios - Dijo luego de un largo rato en el que contemplamos el cielo y las plantas en silencio - Yo trabajaba todo el día, por lo que era poco el tiempo que compartía con él. Aunque para esas fechas, Tweek aún no comprendía muy bien las cosas y no notaba tanto mi ausencia. La señora Marie, nuestra vecina, me ayudaba a cuidarlo por las tardes después del jardín de niños, ella era una mujer mayor, pero Tweek la quería tanto como si fuera su madre

En ese momento no me atreví a preguntar sobre la verdadera madre de Tweek, me incomodaba imaginar que era lo que podría haberle ocurrido.

- Un día, luego de meses de cuidar a mi hijo, la señora Marie sufrió de un infarto y murió en mi departamento

- ¿Cómo? - Mi sangre se había congelado - ¿Y T-Tweek?

- Él estaba allí, jugando junto a su cuerpo, pero al ser pequeño no entendió lo que había sucedido, luego de un tiempo comenzó a extrañarla y a preguntar el por qué no volvía, y yo no podía dejar de trabajar, así que tampoco pude pasar mayor tiempo con él después de aquel trauma. Así que lo dejé a cargo de otra vecina que tenía hijos un poco más grandes, al menos así no se sentiría solo, pensé, pero me equivoqué enormemente. Los niños comenzaron a molestarlo y a romperle sus juguetes, pronto ya no quería volver a esa casa y a mí ni siquiera tocarme porque casi ni me conocía. Me sentí tan culpable

- ¿Cuántos años tenía él? - Pregunté.

- Tenía seis años...y sé que cosas como esas marcan mucho y se ven reflejadas de grandes, por eso te estoy contando esto, porque quiero que lo comprendas

- Lo hago - Me apresure a decir - ¿Cuánto tiempo esos niños lo molestaron? - Pregunté volviendo al tema. Quería saber su historia.

- No mucho, para mi suerte, tiempo después recibí una mejor oferta de empleo y pudimos mudarnos a un departamento aquí en el centro de la ciudad. Pasaron cuatro años y podía decir que estábamos bien, logré pagar mis deudas y recuperar su confianza. Era un hijo cariñoso quién me hacía dibujos todos los días, pero que lastimosamente no pudo recuperar la confianza de su entorno, a la nueva niñera ni siquiera le hablaba y no tenía amigos en la escuela, era indiferente con todos menos conmigo

Tras su Puerta / ReescritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora