CAPITULO 10

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El cielo ya estaba oscuro cuando nos regresamos a casa. Aparqué la motocicleta en el estacionamiento y en silencio ambos nos dirigimos hacia la entrada del edificio.

— ¿Señor Evans? — Pero justo antes de entrar al lobby mi vecino, vestido de forma elegante se cruzó en nuestro camino. 

— ¡Craig!— Dice bastante animado al verme — ¡Hola! Gusto en verte  — Mientras me da palmaditas en el hombro sus alegres ojos se mueven hacia Tweek —¡Oh! Pero miren a quién tenemos aquí, hola muchacho — Lo saluda como si le estuviese hablando a un niño pequeño, con una sonrisa grande y levemente agachado a su altura. Tweek incomodo se esconde detrás de mi espalda sin decir nada. Aún sin saber como actuar con otras personas —

— ¿A donde va tan elegante? — Pregunté.

— Tengo una cita

— ¡Vaya! 

— No creas que por estar viejo no soy capaz de conquistar a una bella dama — Me dice arreglando su corbata — Qué hora es? — Pregunta mirando el reloj de su muñeca — ¡Cielos! Se me hace tarde, me tengo que ir ¡Adiós muchachos!

— Que tenga buena noche — Digo y nosotros seguimos nuestro camino al elevador — Deberías comenzar a saludarlo, es un buen hombre 

— No lo conozco 

— Solo por educación — Insistí. Sé que al señor Evans le haría ilusión escuchar esos "Buenos días" por parte de Tweek. 

— No quiero — Suspiré. Sabía que nada iba a hacer cambiar su parecer. Al menos lo había intentado. Una vez llegamos cada uno a nuestras puertas nos quedamos en silencio sin saber como despedirnos. El día de hoy había sido divertido y relajado junto a su padre, ver a Tweek un poco más extrovertido había sido sobrecogedor y ahora lo que más quería era volverlo a ver sonreír. 

— ¿Craig? — Tweek me llama sorprendiéndome. Lentamente me volteo y le miro. Mantiene su mirada desviada hacia la pared y sus labios fruncidos en una línea fina — Uh...hoy fue un buen día — Dijo — No había visto a papá tan contento hace mucho tiempo — Yo sonrío complacido de oír sus palabras. Me alegraba saber que para él también había sido un gran día — Gracias — Me dijo, pero a sus palabras le faltaba algo, un gesto que me moría por presenciar otra vez. 

— Me dices palabras tan bonitas con una expresión de tragedia — Me atreví a joderlo un poco, solo por división y porque había descubierto que se veía lindo irritado — Habías sonreído cuando estábamos con tu padre, ¿no puedes hacerlo otra vez?

— Hijo de puta ¿Crees que soy un chiste? — Se quejó tal cual lo imaginé. No pude evitar carcajear ante su adorable expresión — ¡Ya no te rías! ¡No te hablaré nunca más! 

— Está bien, lo siento — Extendí mis manos deteniendo mi risa. No iba a arriesgarme ante tal amenaza cuando me había costado semanas hacer que me dirigiera tan solo la mirada— Pero hablo en serio, deberías sonreír más — Dije tranquilo — A tu padre lo pone feliz...y te ves lindo cuando lo haces — El pálido rostro de Tweek de pronto se coloreó en rojo. Me miró con sus grandes ojos sin esperarse a que le digiera algo como eso. Y sinceramente yo tampoco esperé decir aquello cuando solo era un pensamiento personal mío. Sonreí avergonzado luego de caer en cuentas — Como sea — Dije — Ya es tarde, deberías entrar y descansar 

Tweek no demoró en apartar la mirada lejos de mi y adentrarse en su cuarto sin decir nada más. ¿Qué rayos me pasaba hoy? Si seguía diciendo cosas raras Tweek podía malinterpretarlo y alejarse de mi. Todo mi progreso se iría a la basura si la cagaba con mis palabras. Tenía que comenzar a ser más consiente de lo que decía para no asustarlo. 


Tras su Puerta / ReescritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora