𝑋𝑋𝑉. 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑢𝑏𝑖𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠.

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—Un segundo, ya abro —avisé mientras acomodaba mi cabello y limpiaba los rastros de mi labial que Alexis había esparcido por mi mentón y mejillas—. ¿En qué puedo ayudar-...?

Callé al reconocer el largo cabello rubio liso de la mujer que esperaba fuera de mi puerta, manteniendo la erguida pose que me había acostumbrado a ver todos los días en la oficina. Mi corazón aceleró su ritmo cardíaco al notar la vista de la manager sobre mí, como si estuviese cuestionándome por todo.

Aparté la mano del pomo y retrocedí por la sorpresa. Sonreí por cortesía.

—Manager Juliet, qué sorpresa —alcé la voz para advertir a Alexis—. Una disculpa, no esperaba tener visitas a... ¿las tres de la mañana?, y menos después de una reunión. ¿Qué sucede? ¿Hay una emergencia?

Puse la mano sobre el marco de la puerta, negándole indirectamente la entrada a mi hogar. No había ninguna pertenencia de Alexis a la vista a excepción de su gorro en el suelo, las llaves de su auto y su celular en la cocina. No podía arriesgarme de invitarla a pasar y que notase algo que fuese de Alexis.

La manager no respondió. Me miró de pies a cabeza.

—Sé que es muy tarde, pero después del pequeño incidente que tuvimos en la cena con mi asistente quise a venir a discutir algunos puntos contigo y Alex, pero no lo encontré en su hogar, y tampoco contesta su teléfono. Te llamé a ti también, pero tampoco contestaste.

Me forcé a no hacer algún cambio en mi expresión facial.

—Oh, mi teléfono está descargado —mentí una vez más en la noche—. Y sobre Quackity, eh, puede que esté de fiesta con algún amigo suyo.

—¿Tenía agendada una fiesta después de una reunión?

Maldita sea.

—A lo mejor fue espontáneo —reí por los nervios—. Ya sabe cómo es él. Siempre dice sí a todo cuando se trata de sus amigos.

La manager cruzó los brazos.

—Antes de retirarse del restaurante me pidió reunirse contigo en privado. Sería muy raro dejarte botada solo por irse de fiesta.

Apreté los dientes. Alexis jamás me contó de esa mentira; tal vez su plan original era buscarme en mi departamento para llevarme a su hogar por un café y hablar sobre la cena de hoy, o la manager estaba mintiendo para obligarme a confesar usando los puntos débiles de mi historia.

Me estaba empujando a un callejón sin salida. Asentí lentamente.

—Me reuní con él hace dos horas —Sentía que mi garganta ardía por todas las mentiras que estaba soltando en la noche—. Quería platicarme sobre los invitados del proyecto secreto, pero no me comentó nada de su próximo destino. Solo escuché que mencionó a Foolish.

Al menos debo de mencionarle alguna verdad. Si se le ocurría interrogar a Foolish, sabría que, efectivamente, Alexis salió de fiesta. La manager exhaló, posando sus manos sobre su cadera. Me miró de vuelta a los ojos.

—Reconozco que esta visita es muy fuera de tu horario laboral y que pudo haber sido un correo, o incluso pude haberte citado en mi oficina mañana en la mañana, pero opté por decírtelo a la cara.

—¿Qué cosa?

—Estás despedida, _____.

Las palabras hicieron eco en el departamento. No digerí la noticia al instante, tardé unos largos tres segundos en comprender qué significaba la palabra «despido». Me sostuve de la puerta entreabierta para mantener mi equilibrio. Mis piernas y mis manos habían empezado a temblar.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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