𝑋𝑉𝐼. 𝑣𝑖𝑔𝑖𝑙𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠.

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Todos los involucrados en la última reunión de la empresa de Quackity guardaron sus documentos y pertenencias al instante en que la manager hizo el cierre y deseó felices fiestas con una cálida sonrisa de su parte. Me di el tiempo de observarles mientras hacía lo mismo, esperando mi turno para poder cruzar la puerta sin chocar con algún ejecutivo de rango superior.

Miré la carpeta que estaba debajo de mi cuaderno. Revisé su contenido, y después, eché un vistazo a las carpetas de los demás. Me aseguré de que mi riesgo por haberme quedado tiempo extra en la casa de Alexis para tener los documentos dentro de las míseras carpetas con el logotipo de la empresa hubiese valido la pena.

Inconscientemente era una forma de poder convencerme de que, a pesar de que la manager encontró mi abrigo en la habitación y Alexis mintió sobre su dueña sin saber que había leído mi nombre en él, había logrado que la reunión fuese de maravilla. Si alguno de ellos se atrevía a abandonar su material, los perseguiría hasta convencerlos de llevárselos.

Siempre ignoraba gran parte del contenido de las reuniones ya que no ameritaba mi atención, pero esta ocasión me concentré en la última presentación del año. Parte de ello había sido por mero interés de mi deseo de crecer en la empresa, y otro, ignorar a la manager. Jamás crucé miradas con ella, pero me sentí vigilada gran parte de la reunión.

Al tomar mi celular, recibí una llamada. El identificador mostraba «Quackity».

—_____ —Giré el celular de inmediato para ocultar de la manager el nombre que mi celular exponía. Le sonreí al saludarla, y la manager observó el celular vibrando sobre el cuaderno—. Ah, discúlpame, ¿vas a contestar?

Sacudí la cabeza, negando su pregunta.

—No es importante, ¿qué sucede? —Estiré la sonrisa.

La manager miró de nuevo el celular. Después a mí. Su silencio me torturaba.

—Tengo entendido que irás al aeropuerto más tarde, ¿no es así?

—Sí, para visitar mi país.

—¿México? —Asentí—. ¿Tienes transporte?

Probablemente de eso trataba la llamada de Alexis. Habíamos conversado antes de llegar juntos al aeropuerto ya que ambos teníamos distintos vuelos el mismo día; planeamos el horario y formamos estrategias para ocultar la información de sus seguidores y mantener nuestra privacidad intacta, teniendo la libertad de al menos ir tomados de la mano por ahí. Era un plan estructurado, pero jamás confirmamos algo. Y por el momento no podía darle el sí.

Miré el celular en cuanto lo sentí vibrar de nuevo.

—Creo que tomaré un taxi. —La manager de inmediato negó con la cabeza.

—Te recomendaría que no. En estas fechas es incluso más caro el taxi que el mismo avión —rio—. También iré al aeropuerto en un par de horas, así que, ¿gustas que te dé un aventón? Haré escala en México, así que supongo que tomamos el mismo avión.

Terminé asintiendo por cortesía mientras perdía la ilusión de recorrer el aeropuerto de Los Ángeles al lado de Alexis, tomados de la mano. Si le digo que no y llego con Alexis al lugar, nos arriesgamos a ser descubiertos. Y más si llegamos a tener el mismo vuelo.

Era lo mejor.

[ . . . ]

Bajé lentamente las escaleras del edificio con mis maletas a la mano. Al dejarlas en el suelo, revisé la hora en mi reloj. Mi vuelo salía en cuatro horas, cinco si llegaba a retrasarse por la nieve, así que el aventón que me había ofrecido la manager no me venía nada mal. Llegaba pronto, y podría resolver cualquier problema que se cruzase de por medio.

Disponible solo por negocios | QuackityxTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora