𝑋𝑋𝐼. 𝑙𝑎𝑏𝑖𝑎𝑙 𝑟𝑜𝑗𝑜*.

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«_____ se encontrará disponible tanto dentro como fuera de las oficinas generales de Quackity Studios para el señor Alex ante temas relacionados con un ambiente laboral o de interés personal».

Leí el borrador del contrato que Alexis me había mandado por mensaje. Me enfoqué en la cláusula que había resaltado para hacerme saber del cambio más obvio: nuestra situación actual. Borró el punto que prohibía cualquier relación romántica o amistosa con él, y modificó todo para que cualquier situación que involucrase que estuviésemos juntos o a solas fuese con autorización suya.

Me recargué en el respaldo de mi silla contando mentalmente los meses que llevaba trabajando en la empresa. Casi son cinco exactos. Muy pronto me tocaría renovar el contrato. Dentro de un mes tendría que firmar este contrato con una cláusula sospechosamente modificada para nuestro beneficio.

—¿No será muy obvio? —le pregunté alzando la mirada. Me acercó una nueva taza de café en cuanto terminó de prepararlo en la barra de la cocina. Se sentó a mi lado para leer el documento.

—Y si sí, ¿qué? Es mi empresa, yo pongo las reglas. —sonrió.

—Quackity, nos van a atrapar si propones esto tan explícito.

—Puedo decir que es ilógico despedirte por intentar ser buena persona con tu jefe y no por divulgar mi información con terceros —Pensó un poco—. Sí especifico eso, ¿verdad?

Le di un trago a mi café mientras él buscaba de nuevo un apartado que había revisado tres veces. La reunión donde Alexis propondría esto sería en un par de días, y ambos estamos dedicando parte de nuestros días en pulir los detalles del contrato y la reunión. Procurábamos de hacerlo ver no tan sospechoso, pero tampoco como un cambio que debía de ser ignorado. Cualquier detalle importaba.

—Espero que la manager no sospeche tanto de tu pequeño movimiento.

Alexis me dio un beso y acarició mi mejilla.

—No te preocupes, bonita. Todo va a salir bien. En un mes firmarás un nuevo contrato, y ya no habrá más secretos.

Sonó una alarma de su reloj, y revisó la hora. Miró el set-up provisional que había creado en la sala de su casa para una dinámica que se le ocurrió la noche anterior. Decoró gran parte de la pared con globos y piñatas de bajo presupuesto. Tenía el material listo al igual que su vestuario, pero había puesto una alarma unos minutos antes de la hora que prometió para terminar de ajustar unos detalles.

Regresó a verme, como si me suplicase que le convenciera de no trabajar.

—Me toca hacer stream.

—¿No puedes hacerlo más tarde como siempre? —Me acerqué a su rostro para tomar otro beso de sus labios, y sonrió con la pregunta.

—Tentador, pero ya sabes que uno de mis propósitos del año son cumplir mis promesas. No me hagas caer de nuevo en mis malos hábitos.

—Oh sí, porque yo soy la que se tarda a propósito —Ambos reímos—. De hecho, tengo que preparar unos documentos y llevarlos a la empresa, así que iré a mi oficina, patrón.

Alexis asintió.

—¿Qué te parece ir a cenar después de esto? No me parece justo pasar todo el tiempo contigo trabajando. Y más porque hoy es jueves. —Alcé las cejas.

—Hace mucho que no tenemos una «reunión social».

—En ese entonces era una excusa para estar contigo a solas. —sonrió—. ¿Paso por ti?

Asentí, y me despidió con un beso más.

Subí las escaleras hacia mi oficina, y me quité los tacones en cuanto llegué a la puerta. Me aseguré de dejarla abierta para no crear ruido de fondo en el directo. Un pequeño protocolo que hacía cada que me encontraba en su casa cuando comenzaba un directo sin autorización de mi presencia. Abrí la aplicación de Twitch en mi computadora y conecté mis audífonos para asegurarme de cuándo comenzaría la transmisión para ser más precavida mientras seguía con el papeleo que la manager me había encargado.

Disponible solo por negocios | QuackityxTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora