𝑉𝐼. 𝑑𝑢𝑑𝑎𝑠.

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—Permítame— Hablé mientras buscaba el calendario de Quackity en mi laptop. Comprobé el día de hoy. —. Sí, tiene todo el resto del día libre. ¿Gusta que adelante una de sus actividades de mañana?

Quackity sacudió su cabeza mientras hojeaba unos cuantos papeles.

—Solo preguntaba por curioso.

Después de que Quackity recitase por media hora las mil y una ventajas en la segunda reunión que tuvimos a solas, acepté la propuesta de tomar el estudio libre de su casa.

No es un tema que deseamos discutir con su manager, y creo que, hasta que sea necesario o que las circunstancias nos orillen a ese escenario, tampoco queremos confesarle la dirección de mi nueva oficina; la pequeña secreta extensión de Quackity Studios. Era un punto más que debo esconder de mis superiores, pero, si mi propio jefe estaba de acuerdo con hacerme romper las reglas de su propio contrato para su beneficio, entonces no me negaría ni rechistaría sus decisiones.

Quackity me ayudó a preparar mi oficina con algunos muebles que ya tenía en ella, y yo me encargué de darle mi pequeño toque con algunos objetos personales para decorarlo y todo el trabajo que debía realizar. Para no levantar las sospechas de la manager seguía mencionando que trabajaba desde casa, pero cada que llamaba para notificarle el trabajo finalizado o alguna duda, tenía el privilegio de ver a Quackity caminar por el pasillo saludándome con una sonrisa o esperando en la puerta para darme un café en la taza de mi color preferido.

Y en un parpadeo, pasaron otras dos semanas.

—Entonces todo está en orden, patrón. — Le sonreí.

—¿Patrón? — Detuvo su búsqueda. —. ¿Y eso de dónde salió?

—No le gusta que le llame señor, por lo que estoy buscando nuevas opciones para referirme a usted cuando no desee llamarlo Quackity.

Tenía puestos sus lentes oscuros. En ellos se reflejaban los papeles que estaba husmeando, pero en cuando alzó la cabeza, pude ver mi propio reflejo en sus lentes polarizados por unos segundos. Solo sonrió burlón en cuanto procesó el apodo y cómo sonaba para él.

—Es buena. Úsalo más seguido— Apartó un par de papeles. —, pero solo aquí.

Quackity se levantó y dejó los papeles frente de mí en el escritorio. Con ello aprovechó a inclinarse para acercarse. Reprimí un grito en cuanto le miré después de cerrar la laptop. Intenté retroceder, pero la firmeza del respaldo de mi silla me limitaba. Solo podía ver mis ojos en el reflejo de sus lentes oscuros, pero podía sentir su mirada sobre mí. Seguía sonriendo.

—¿Qué sucede patrón? — Moví las piernas para empujarme hacia atrás. En cuanto me alejé, Quackity dio un par de palmadas en las hojas, llamando mi atención.

—Llévale esto a ya sabes quién, y después de eso eres libre.

—¿Ahora? — Miré de reojo las hojas después de que Quackity asintiera. Exhalé al ver que tenía que ir a las oficinas. —. Bien, entonces... me retiro por hoy.

—¿Estás segura de que no tengo nada qué hacer este día?

Abrí de nuevo la laptop, y en cuanto el calendario abarcó toda mi pantalla una vez más, mostré el gran espacio en blanco que tenía después de las cinco de la tarde. Quackity frunció el ceño, revisando su calendario de nuevo y murmurando para sí mismo, como si estuviese buscando un evento oculto en el día de hoy. El brillo de la pantalla iluminaba levemente sus lentes que me permitieron ver sus ojos. Lucían más cansados que de costumbre.

—Quackity— Le vi mirarme. —, ¿a qué hora dormiste ayer?

—Tarde. ¿Por qué?

—Comienzo a temer por tus horarios de sueño tan irregulares.

Disponible solo por negocios | QuackityxTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora