𝐼𝑉. 𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑒𝑙 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑡𝑜.

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Después de recrear mi ruta de escape a la inversa a un paso más lento, llegamos a la sala de reuniones asignada para nosotros. Leí de nuevo el "R-3" grabado en la placa dorada de la puerta, y pensé en qué decir y qué hacer al momento de abrir la puerta. No tenía experiencia en absoluto sobre actuación, pero mentir y fingir que es la primera vez que conozco a Quackity no debería ser tan complicado.

Esperé a que alguien abriese la puerta por mí, pero nadie tomaba el primer paso. Estaban conversando en voz baja mientras aseguraban que tenían todos los papeles con ellos. Creo que también tenían un regalo para Quackity, juzgando el pequeño estampado de pato en una de las esquinas de la bolsa de regalo. La manager intercambió un par de palabras con uno de sus asistentes, y después me observó.

—¿Estás nerviosa, _____?

—¿Por qué debería estarlo? — Pregunté, abriendo la aplicación de notas de mi celular. Como no podría tomar mi bolso en la reunión, tengo que tomar apuntes de otra forma. Aunque, podría pedirle prestado una hoja o una pluma a Quackity. ¿Tengo permitido hacer eso? ¿O sería cometer un error en el primer día, incluso antes de firmar el contrato?

—Vas a ser su asistente, pero eres una fiel seguidora de Quackity, ¿no es así? Cualquiera en tu lugar estaría muriéndose de los nervios por entrar a conocer a una celebridad como él. Puede ser que sea tu día de suerte.

Esbocé una pequeña sonrisa cuando recordé la noche anterior y le conocí por primera vez en el aeropuerto. La sensación de culpa estuvo toda la madrugada, pero la alegría que me causó verlo en persona y que me dedicara una sonrisa familiar en un nuevo país reconfortó mi alma. Definitivamente se sentía muy extraño poder verlo en persona en vez de la pantalla de mi celular o mi computadora, pero no era una experiencia de la que me arrepentiría vivir.

Acomodé mi blusa, y asentí.

—Tal vez en esta vida me tocó tener suerte.

La manager devolvió la sonrisa, y abrió la puerta, invitándome a pasar.

Y él se encontraba donde mismo; sentado en una de las sillas oscuras alrededor de la mesa ovalada. Observaba su teléfono con desinterés para matar el tiempo, pero al mirar hacia la puerta cuando la escuchó abrirse, se levantó por cortesía. Sonrió al ver a su manager, y cuando me encontró a su derecha, su sonrisa se amplió.

Bueno, yo podría ocultar nuestra situación, pero a saber si Quackity sería capaz.

—Buenos días, Alex. ¿Descansaste? — Preguntó la manager antes de cerrar la puerta cuando el último de sus asistentes ingresó a la sala.

—Algo. Estuve ocupado con algunos asuntos. — Inclinó su cabeza hacia mí.

No se había retirado sus lentes oscuros ni en la primera vez que le encontré en el día. Apostaría mi primer salario a que no se los quita solo para poder observarme y vigilarme en toda la entrevista sin levantar sospechas. Sentí un escalofrío subir por mi columna hasta mis hombros. Aclaré mi garganta, y mantuve una sonrisa.

—La gran noticia es que ahora todos esos temas privados los podrás conversar con tu nueva asistente. ¿Gustan presentarse en este instante, o prefieren hacerlo durante la reunión?

—Si gusta puedo hacerlo ahora para que el señor... Quackity— ¿Tenía derecho de llamarlo Alex? —, sepa cómo referirse a mi persona durante la reunión.

—Creo que tenemos la misma edad como para que me llame señor, joven asistente.

Se acercó hacia mí. Di un paso hacia atrás.

—¿Cómo prefiere que le llame?

—Mi nombre es Alex— Su voz se tornó más ronca, y alzó sus lentes. Sus ojos estaban sobre mí. —, pero llámame Quackity. Hasta que firmes el contrato ya veremos si puedes llamarme por mi nombre.

Disponible solo por negocios | QuackityxTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora