0. 𝑙𝑎 𝑏𝑢́𝑠𝑞𝑢𝑒𝑑𝑎.

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El estruendo del impacto de un rayo cercano a su hogar junto al rítmico tono de llamada de su manager despertó a Quackity. No lo asustó, pero fue un estímulo suficiente para mantenerlo alerta entre sus sueños. Bostezando y con los ojos entrecerrados, buscó su celular en medio de la oscuridad de la noche para contestar la llamada y recuperar el silencio en su habitación, pero su misión fracasó cuando escuchó cómo su celular chocaba contra el suelo cuando movió una de sus sábanas con fuerza.

Se asomó, y al verlo vibrar en el suelo, exhaló y maldijo. Decidió retomar su descanso mientras escuchaba la lluvia fuera de su ventana, pero se vio interrumpido por el mismo tono de llamada. Intentó ignorarlo, pero el sonido comenzó a irritarlo. Giró y se estiró lo suficiente para recuperar su celular sin bajarse de su cama. De milagro, su pantalla seguía intacta.

—Diga —habló Quackity intentando ocultar su voz mañanera. Todavía intentaba poder ver su habitación con ayuda de los relámpagos y luces del exterior. Quería asegurarse si de casualidad no había dejado otro dispositivo por ahí que pudiese romper por accidente por querer dormir un poco más.

¿Estabas dormido? —preguntó la mujer al otro lado de la llamada—. Una disculpa, Alex. Pensé que estabas trabajando hasta tarde otra vez.

—Sí, no... —Frotó sus ojos—. Quería descansar un poco porque el stream de hoy fue más largo, pero si me hablas a esta hora es porque es urgente, ¿no?

Si gustas, lo dejamos para...

—No —insistió—. Ya estoy despierto. ¿Qué necesitas?

A los segundos de preguntar, Quackity recibió un correo de parte de su manager. Al revisarlo de reojo, notó que era un enlace a una carpeta de Drive, por lo que decidió levantarse para tomar su laptop y trabajar desde ahí. Aunque, podría trabajar mejor con un pequeño snack nocturno antes de comenzar, y para avanzar, podría revisar el contenido mientras buscaba qué comer.

Si lo requería, tomaría un Red Bull para resistir a completar sus pendientes.

Todavía no has elegido a tu nuevo asistente, Alex. ¿Qué esperas para hacerlo?

—Tiempo y ganas de revisar los resúmenes.

Currículums —corrigió.

—Eso mismo —Quackity murmuró.

Prendió las luces de la cocina mientras ponía la llamada con su manager en altavoz. Mientras recorría su camino por las alacenas, quitó la hoja de papel que cubría a leguas el reflejo de su microondas en un hábil movimiento. Pensó que era hora de cambiarlo ya que las cintas eran débiles para mantenerse en su lugar. Lo dejó al lado de la estufa como recordatorio, y continuó buscando algún snack que pudiese comer.

Te mandé una lista de posibles opciones. Si no te gusta ninguno, está la otra carpeta que puedes revisar.

—¿Y si no me convencen? —preguntó Quackity, alcanzando unas galletas de la alacena.

Santo —susurró su manager—. Son como cientos de personas, sin decir miles. ¿Cómo no te va a gustar siquiera uno? Incluso los delimitamos para que fuese más sencillo para ti.

Abrió el pequeño paquete de galletas, e inspeccionó la carpeta desde su celular. Frunció el ceño mientras se recargaba en la isla de su cocina y pasaba los cientos de archivos. ¿De verdad se pondría a leer todos esos currículums en esa misma noche? ¿Después de haber jugado por más de tres horas junto con el McTrío? Su cuerpo le rogaba por descanso por un stream tan largo ―para él―, y consideró bastante si debiera de cumplir su tarea en ese instante.

Exhaló. Comió otra galleta.

—¿Y qué tienen todos en especial?

La experiencia, sus habilidades... Se ven confiables. Tienen sus fotos incluidas, por si quieres revisar si te dan una buena vibra, o como sueles decir.

Quackity apretó los labios.

Sí, no lo haría esa misma noche.

—¿Puedo devolverte la llamada en la mañana? Tendré una persona para ese entonces.

¿Lo prometes? —Quackity asintió, pero respondió con un sí cuando recordó que no lo estaban viendo—. Alex, has estado posponiendo esto por semanas. El trabajo de un asistente es muy importante porque...

—Sé que es importante, pero esa persona va a husmear en mi vida privada —Observó a sus lados, y apagó las luces de la cocina cuando regresó el paquete de galletas—. Para ti puede ser fácil, pero para mí puede costarme todo ―Tomó una pausa—. Lo elegiré pronto.

Terminó la llamada subiendo las escaleras a su habitación, y exhaló. Se detuvo en el descanso, y pensó un poco. ¿Y si le pedía a alguien que hiciese una ruleta para poder revisar todas las solicitudes? No. Eso requería un asistente, y su manager le llamaría la atención por jugar en vez de tomárselo en serio. La única opción lógica sería revisarlo uno por uno.

Revisar algo importante... a las cinco de la mañana. Sí, claro.

Quackity regresó a su habitación, pero en vez de irse a su cama como deseaba hacerlo, se desvió hacia su baño. Quería lavarse la cara antes de regresar a dormir para refrescarse un poco. Dejó su celular a la par del lavabo, lavó su rostro, y se observó en el reflejo de su espejo mientras sentía las gotas caer desde su barbilla, y algunas, hacia su cuello. Hizo un par de muecas mientras revisaba su cara. Sacudió su cabello, y lo peinó con sus dedos. Mantuvo silencio por unos segundos.

Sacudió sus manos y las secó con una toalla, y al buscar su celular de regreso, se dio cuenta que algunas gotas cayeron en la pantalla encendida. Maldijo cuando vio que la pantalla se movía sola. Lo secó lo más rápido que pudo, y revisó si no había hecho algo raro, como twittear una selfie donde saliese desnudo, o peor, donde no esté usando el gorro. No tenía ninguna foto de ese estilo en su galería, pero la probabilidad de un error así nunca era cero.

Al comprobar que todo estaba en orden, regresó a ver la carpeta de Drive. Se había seleccionado el currículum de una mujer, y su información cubría su pantalla.

—¿_____? ―preguntó en voz baja para sí mismo.

Leyó la información detenidamente; sus estudios, sus experiencias laborales, sus habilidades, incluso sus certificados. No era un currículum destacable, pero tampoco era descartable. Por algo su manager la había considerado como una opción.

Además, la imagen de _____ le transmitía cierta paz y seguridad. Quackity sonrió un poco al hacer zoom a la fotografía. Al ser recién graduada, era probable que su foto es parte de su título universitario. El peinado, el maquillaje, y la vestimenta formal no le venía nada mal.

Se vería muy bien si fuese su asistente personal.

De inmediato y entre pequeñas risas, Quackity redactó un correo para su manager adjuntando el currículum de _____, diciendo: «Esta es la indicada. Mándame todo lo que sepas de ella».

Disponible solo por negocios | QuackityxTnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora