Capitulo 11

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- Y está seria su habitación - Rosa abre la puerta con cuidado y me da espacio para que pueda pasar, al entrar veo la cama super grande que está en todo el centro, el piso de cerámica beige y las paredes blancas que dan un toque demasiado elegante - Este es el baño y a aquí está el closet del señor y uno que está completamente desocupado el cual podría agarrar para usted - Inspeccionó todo y me encanta el lugar pero siento que necesita más color - Ya sus cosas están en la cama sí gusta se las puedo organizar - Me dice la señora muy educadamente.

- No se preocupe señora Rosa yo misma las puedo arreglar muchas gracias - Se queda un poco atónita.

- Llámeme Rosa la Señora es usted - Dice despacio y con la cabeza agachas.

- Entonces llámame Emily basta de formalidades ¿Que te parece?- Alza un poco la cabeza y puedo ver sus ojos de un color gris con un poco de verde.

- No tenemos permitido tener aquella confianza con nuestros jefes - Se alisa un poco la ropa - Sí no necesita más nada con su permiso me retiro - Asiento y sale de la habitación.

Me quedo pensando un poco en todo el respeto que le tienen a Santiago aquí es el jefe pero no me gusta mucho eso, a menos no que lo hagan conmigo.

....

Termino de arreglar mi ropa en el grandísimo closet que me asignó Rosa y agarro la maleta para meterla abajo de la cama.

- No puedes hacer eso - Santiago a mí lado me ayuda a meter la maleta abajo de la cama - Estás embarazada y estás de reposo absoluto, ni siquiera debiste arreglar tu misma la ropa - Resopla

- Quería hacerlo yo misma, todo el mundo quiere hacer todo por mí y no me gusta - Le digo con calma sentándome en la cama.

- Es por el bien del bebé y el tuyo claramente, no quiero que les pase nada y recuerda lo que dijo la doctora - Me lo repite por quinta vez en el día y tuerzo los ojos - Rebelde.

Meto las cejas por lo último que dijo, sí soy rebelde desde pequeña, no me gusta que me digan cómo tengo que hacer las cosas, no me gustan que me manden.

- Deberías darte una ducha, pronto te van a subir la comida con las vitaminas que te recetaron - Se desabrocha un poco la corbata lo cual se ve sexi.

Me le quedó viendo hechizada, como se va desabrochando la camisa y sabe que lo estoy viendo por qué saca esa sonrisa encantadora la cual hace que se me mojen las bragas.

Creo que son las hormonas.

- ¿Te gusta la vista? - sonríe y se sienta a mí lado. Queda alto para mí pero eso no complica que le vea los labios y morderme los míos - Disimula pequeña - Pasa mi cabello detrás de las orejas con cuidado y se me queda viendo, de un momento a otro sus labios chocan contra los míos y respondo el beso con tanto deseo, es lo que he estado necesitando hace días, que por alguna razón cuando estoy con el me siento segura.

Una de sus manos agarra mi cabello en un puño lo cual hace que jadee contra su boca, lo agarro con más fuerzas siguiendo el beso. De un impulso me pongo a atacadas sobre el haciendo que sus manos paren en mis nalgas y mis brazos al rededor de su cabeza. Me empiezo a mover encima de el y siento como su miembro empieza a endurecerse lo cual hace que me exite aun más. Paramos el beso y quedamos con nuestras frentes pegadas tratando de regular la respiración.

- Estás de reposo Emily, no podemos tener sexo en dos semanas mínimo - Habla y yo tuerzo los ojos y me bajo de encima de el.

- Son las hormonas las cuales me tienen así - Le aclaro con la cara roja - Voy al baño - Salgo prácticamente corriendo y me echo agua en la cara, me veo en el espejo y estoy roja con los labios hinchados debió al beso.

Mi teléfono vibra y el nombre de Gabriela alumbra la pantalla.

- ¿Cómo estás emy? - Su voz medio dormida se hace presente y se que está súper cansada está haciendo un casting por Italia para ser la protagonista de una novela.

- Mejor Gabry - Sonrió un poco - Y tu muchas cosas por allá ?

- Ni te imaginas, pero eso sí hay unos italianos que están para que te den contra la pared - Se me sale una carcajada súper fuerte, tenía tiempo sin escucharla.

La puerta se abre de repente y me tenso. La cara de Santiago ¿Enojada?

- Emm, te llamo en un rato - Le digo a Gabriela trancandole de inmediato - ¿Se te ofrece algo?

- Sí vas a hablar por llamada que no sea en el baño - Cierra la puerta de portazo que hace que me sobresalté.

¿Y a este qué?

Tuerzo los ojos y salgo del baño, cuando salgo no hay nadie en la habitación.

Voy a bajar a buscar comida por qué tengo hambre.

Bajo las escaleras con cuidado y observando lo limpias que están, veo mi reflejo en el suelo. Voy directo a la cocina y veo a Rosa cocinando algo que huele demasiado rico.

- Hola - Se sobresalta un poco y se pone la mano en el pecho para calmarse - Lo siento - Sonrió y ella lo hace.

- Hola señora - Con un asentimiento de cabeza me responde.

- ¿Que comida haces? - Le pregunto sentandome en una de las sillas cerca de la cocina y pongo mis brazos encima de la mesa para picar.

- Costilla horneada señora - Me responde poniendo una en un plato - ¿Gusta?

- Sí, sí no hay problema - Le respondo educadamente y me pasa el plato con un cubierto, se ve súper delicioso, agarro el cubierto y pico la costilla un poco y me la llevo a la boca - Está buenísimo - Trago y la veo tiene una sonrisa en la cara - Me hace acordar a mí abuela, ella también lo hacía.

Ella sonríe un poco, vamos charlando hasta que me da sueño y decido que es hora de dormir.

Salgo de la cocina y por uno de los pasillos se escucha un ruido fuerte que hace que me regresé a ver qué es.

- ¿Lunita?

Todo mi cuerpo se paraliza cuando escucho ese apodo y sobretodo esa voz.

No, no, no.

Otra vez no por favor.

....

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¿Que habrá pasado en el pasado con Daniel?

Mi amor prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora