Sus ojos marrones...

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Checo:

Las vacaciones han terminado, estaba de regreso a la primera semana de carrera, sin embrago, en esta ocasión me encontraba realmente nervioso, ahora es más notorio mi cuerpo de omega, este último mes, estuve en constantes cambios, mi cintura se adelgazó y mis caderas se hicieron más anchas, perdí un poco de vello corporal en los brazos y en mis piernas, mi rostro rejuveneció, bueno eso era algo que si me agrado, parecía como si tuviera 24 años, pero en realidad tengo 31 (recuerden que estamos en el año 2021).

Al llegar a la recepción de mi hotel de hospedaje, me encontré a Max, pero esta vez hubo una reacción involuntaria en mi, comencé a inhalar satisfactoriamente ese delicioso aroma a cítricos que desprendía, era realmente embriagador.

Max: ¿Sergio?

Ya sintió mi olor.

Checo: Hola, Max, me da gusto verte otra vez.

Le dije con una sonrisa y ahogando mis pocos nervios que tenía.

Max: Veo que haz tenido ciertos cambios, me había acostumbrado a tu cuerpo raro.

El muy descarado comenzó a recorrer mi cuerpo con su mirada, lo cual ocasionó un leve sonrojo en mi, creo que mi omega se debilitó tanto estos años que ahora reaccionará así ante cualquier interacción con los alfas.

Checo: Así es, bueno creo que nos vemos luego Max, tengo que dejar mis maletas.

Decidí irme lo más rápido posible de aquel lugar, hasta que sentí un agarre deteniéndome. Ahora que quiere este wey.

Max: Déjame ayudarte, total voy al mismo piso que tú.

¿Desde cuándo Max era tan amable ?

Checo: No es necesario, yo me puedo encargar solo de esto, pero muchas gracias por tu ayuda.

Agarre mis dos maletas y caminé rumbo al elevador, al entrar vi como Max venía detrás de mi para después entrar al elevador. Las puertas se cerraron y empecé a temer por mi vida, esta escena me recordaba lo sucedido en aquella noche de la fiesta.

Pov Max:

Sergio estaba muy cambiado, realmente dudo si podrá con esto de la Fórmula 1 otra vez, pero lo que realmente me llamo la atención cuando entro al hotel, fue su aroma, su repugnante aroma me tranquilizó; antes que él entrara me encontraba discutiendo con la beta de la recepción, pero al percibir su aroma a vainilla, todo se volvió calma para mi y en el momento que entro a recepción, sentí que mi lobo aullaba de alegría de tan solo verlo.

Ahora que nos encontramos en el elevador, puedo oler lo nervioso que se encuentra y no lo culpo, me comporte como un idiota la otra noche. Pero ahora podía jugar una carta a mi favor. Así que comencé a acorralar a Sergio en contra de la pared del elevador.

Pero me dolió ver su rostro asustado y sus feromonas descontroladas, ya no tenían ese olor a vainilla, era simplemente amargo con toques de canela. Mi lobo rápidamente empezó a emitir gruñidos, algo que hizo que me detuviera y hubo algo me tomo por sorpresa, mi lobo me dio órdenes de tranquilizar al omega y por primera vez, fui obediente ante ese pensamiento. Comencé a liberar de mis feromonas para calmar un poco al omega,

Max: Sergio, escúchame.

Sergio por fin abrió los ojos. Y de la nada sus ojos conectaron con los míos, esos eran los ojos más hermosos que había visto. Esos ojos marrones junto con aquellos detalles verdosos, me mostraban al ser más puro, al ser más bello.

PIN (supongamos que es el sonido del elevador)

Las puertas del elevador se abrieron, Sergio salió huyendo de mis brazos, hubiera corrido detrás de él, pero no quería ocasionar escándalos, lo único que sé ahora, es que aquel omega será el padre de mis hijos tarde o temprano.

Mi Dulce Amor | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora